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Los Sábados al ser los días donde salía más temprano a lo usual, aprovechó esa tarde para hacerla especial.

Para empezar, Soobin le pidió a Yewon no entrometerse en los pensamientos de él ni de Minji, ni de espiar cuando estén preparando la sorpresa. Así es, Soobin le tenia una sorpresa a Yewon. Y aunque ella sabía que había una, no tenía idea de que se trataría puesto a que obedeció al muchacho.

Soobin llegó a la casa, y se encuentra con las dos jugando su ajedrez. Se acercó a ellas, y notó que Yewon le sacaba mucha ventaja, capturando la mayoría de sus piezas y a unos cuantos movimientos de hacerle un jaque mate.

—Cuando terminen, les aviso que las llevaré al centro comercial.

—¿Y eso? —preguntó Yewon, sin quitar los ojos de encima al tablero.

—Vamos a ir en la noche los tres a un restaurante bastante elegante, así que... que mejor que aprovechar la tarde para llevarlas de compras.

—¡Siiii vamos! —Minji tomó las piezas y comenzó a acomodarlas.

—¡Minjiiiiii! —exclamó Yewon.

—Después seguimos mami, lo prometo —dijo viéndola con una mirada tierna.

La chica se rió, y entre las dos fueron guardando el tablero y las piezas en la caja.

Yewon quedó impresionada, al ver que Soobin reservó no sólo un lugar sino todo el balcón del segundo piso, con vista hacia el exterior. En verdad quería un momento a solas.

Los tres estaban sentados. Lo bueno es que el mesero nunca cuestionó el que hubieran tres sillas y tres platillos. Yewon traía un vestido de color rojo que le había gustado mucho a la tienda que fue. Era largo, lleno de brillos, con unos tirantes ultra delgados. Era sencillo en forma, pero demasiado deslumbrante. Dado a que a madre e hija les gustaba combinar en ropa, Minji también llevaba un vestido rojo de lentejuelas con una falda de princesa.

Tal parecía que Yewon estaba por acabar su platillo, mientras que Soobin ya. Minji aunque no había acabado, estaba esperando a que su mamá si. Ella y el chico se miraron bastante cómplices y la castaña lo notó.

—¿Qué pasa? ¿Qué se tienen entre manos?

Los dos se rieron, y Soobin solo tomó la mano izquierda de Yewon.

—Ya verás —la acarició y guiñó el ojo. Luego la soltó.

Al notar que ninguno estaba comiendo, ella aleja su plato. Y luego vio el plato de Minji.

—¡Tienes que comerte todas las verduras o no habrá postre!

—¡Mamáaaaaa! —le hizo un puchero, a lo cual a Soobin se le hizo muy tierno. Él estaba en medio de las dos, y ellas una frente a la otra.

—Si quieres puedes comerte la mitad de los vegetales y yo la otra mitad —le dijo Soobin, y ella asintió con una sonrisa.

—Soobin... —murmuró Yewon a regañadientes

—Es sólo una ayudita, si comerá vegetales —le sonrió, y está suspiró.

Finalmente Yewon entendía el desespero que sentía su mamá cuando ella se salía con la suya con ayuda de su papá.

Para el cabo de unos minutos, los dos terminaron con lo último que les quedó en el plato.

—Bien, creo que ya es momento de revelarlo —miró a Yewon—. Te amo. Quiero cuidar de tí y darles un hogar a ti y a Minji, mi deseo es que seamos una familia y vivamos juntos y en armonía, que nada les falte y nunca más vuelvan a sufrir. Prometo que lo daré todo, porque quiero que seas la mujer que me acompañe por el resto de mi vida.

Yewon estaba completamente asombrada ante todo lo que dijo. Soobin buscó en la bolsa de su saco lo que tenia para la chica. Lo sacó, siendo una pequeña cajita aterciopelada de color azul. El se arrodilló, enfrente de ella.

—Choi Yewon, ¿te casarías conmigo? —abrió la caja, y dejó mostrar el anillo de compromiso.

Ella sonrió, y causado por ella, él lloró. Minji también lloraba de felicidad.

—¡Aceptó! ¡Siiiii!

Se lanzó a los brazos del muchacho, y lo abrazó. Posteriormente Minji también se unió, llorando también de felicidad.

take care • soobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora