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—La forma en la que Nana murió fue muy chistosa —mencionó Minji entre risas, mientras estaba en el sofá viendo la película de los Minions.

—Jaja si... Chistosa —murmuró Soobin, de manera irónica.

Le preparó un vaso de leche con chocolate, y a ella se le iluminaron los ojos cuando lo vio. El se lo entrega.

—¿Odi ya se fue a dormir? —preguntó ella y Soobin asintió.

—Sí, ya lo bañé.

—¿A Odi le gusta bañarse?

—No... Odia hacerlo y si no utilizara guantes para limpiarlo ya me hubiera picado.

Ella se quedó boquiabierta.

—¿Y mamá... va a regresar?

—Claro que va a regresar. Ya no tarda —dijo, no tan seguro.

Se sintió mal teniendo que mentirle. Ni él sabía que le pasó a Yewon, ¿por qué desaparecería? ¿qué no era su hija lo más importante para ella?

—¿Y a dónde fue?

Se quedó perplejo. No tenía idea de que decirle.

—Atendió a tu abuela, para que llegara al hospital —mintió.

—¡Pero si ya se la llevó la huesuda!

Trató de no reírse. Esa niña era demasiado ocurrente.

—Abuela es mala, no quiero que regrese —habló en puchero.

Soobin rascó su nuca. No había tratado con niños desde el comienzo de su adultez. Él era el menor entre sus familiares, y en su trabajo como psicólogo trataba con gente de mayor edad. Sin embargo, no sentía que era malo en ello. Considerándolo bien, Minji era una niña bastante calmada. Muy curiosa, eso sí. Pero era obvio que se formulara muchas preguntas, teniendo una madre fantasma que iba y venía y de la nada desaparecía.

—Cuando termines la película, será tu hora de dormir.

Ella asintió. Mientras tanto, tomó asiento al lado de ella para ver la absurda y cómica película. Era todo un canto de risas.

La alarma de Soobin sonó precisamente a las 5 de la mañana. Había reducido su sueño una hora menos conociendo que la niña estaba con él, y tendría que llevarla a su escuela. Realmente se le hacía irresponsable el hecho de que no tuviera otros parientes que la cuiden. Y que Yewon no haya regresado en toda la noche.

—No te preocupes —entró de golpe Yewon hacia su habitación. Él saltó del susto aún sentado sobre el colchón—. Acabo de ir por su uniforme, yo la llevo a la escuela. Tal vez sólo puedas darle un aventón una cuadra antes y de ahí nos vamos caminando hacia la entrada. Porque nadie debe de saber que tú tienes a la niña. O te van a investigar las autoridades y no queremos eso.

—¿Dónde estabas? Minji no paró de preguntar por ti anoche.

Ella se sentó frente a él, y a continuación se inclinó para darle un beso en su frente. Soobin peló sus ojos

impactado. "¿Cómo acaso sus labios pueden sentirse reales?" se preguntó.

—Gracias por cuidarla. La trajiste a salvo hacía acá aún cuando no te lo pedí.

—Hubiera sido inhumano dejarla ahí luego de... lo que sea que sucedió ahí.

—La maté —respondió acompañada de una risa.

—Okaaay —arqueó su ceja—. ¿Al gritar?

—Así es. No sabía que descargando toda mi ira y mi dolor en un grito ahogado era capaz de hacer todo ese caos. Pero lo hice, tal vez si pensé en matarla, pero no buscaba hacerlo... Y fui transportada hacia un juicio. No te puedo dar muchos detalles de lo que hay más allá, porque estaría rompiendo una regla más y... me voy al infierno si eso pasa. De hecho, casi me iba al infierno.

Ahora ambas cejas del muchacho se levantaron.

—Sobre sus parientes... Yo no puedo contar con el lado paterno de Minji. En cuanto los míos... Si he pensado en mis padres. Ellos siguen vivos, pero actualmente no viven en Seúl, viven en Busan. Debería comunicarme con ellos, pero... Ellos nunca han tenido el interés de verla. No la han buscado, ni ido a visitar. ¿Qué tanta certeza hay de que ellos quieran cuidarla?

—Mira... Yo te ayudo a contactarlos. Les digo que cuando sucedió toda la explosión en esa casa yo me llevé a la niña y que ella me ayudó a dar con ellos... De alguna manera hay que ver que hacer con la abuela de Minji porque... sigue crucificada en el suelo.

—Ya no. Ya se llevaron su cuerpo y están comenzando a investigar.

—Oh mierda —masculló, comenzando a sentir miedo, pero ella tomó su mano para acariciarla.

—Nadie nos vió, te lo prometo.

Le dió un beso en su mejilla, y procedió a darle una palmada en su pecho que lo hizo brincar en la cama.

—Para ser un fantasma tienes la mano dura —dijo él, y ella se rió.

—Te ves demasiado tierno cuando te asustas.

Ella se levantó, y sin decir nada más cruzó la puerta del cuarto.

"Que tipa tan loca" pensó.

—¡Recuerda que leo tus pensamientos, bobo! —gritó del otro lado.

—Puedes pararte aquí —le indicó Yewon a Soobin. Él detuvo el auto. Yewon salió del auto traspasandolo, y después Minji abrió la puerta para salir.

—Adiós, Soobin —se despidió la niña.

—Adiós —volteó a verla—. Que te vaya bien hoy.

—¡Gracias! —sonrió, y procedió a salir del auto.

La mamá tomó la mano de su niña, y se fueron juntas hacia la escuela.

Yewon le había contado a Soobin tenían el poder de escoger cómo querían ser vistos, en cuanto a su apariencia personal. Simplemente ella formulaba en su mente la imagen de un estilo en particular, y hacía la ilusión de llevar ese atuendo. Él notó como su estilo cambiaba según su humor, o como se sentía. Muchas veces la vió con un atuendo cómo, como jeans y una sudadera holgada. Pero para caminar con su hija a la escuela, decidió irse por otro extremo. Llevaba un vestido amarillo largo, con una falda holgada. También traía unos guantes blancos de tela largos, y unas sandalias con diamantes incrustados.

Yewon además le consiguió un moño amarillo a su hija, y se lo colocó encima de su coleta de caballo. Ambas estaban demasiado contentas, porque era la primera vez que Yewon llevaba a su hija. Aunque anteriormente, ella la seguía y cuidaba, no podía aparecer de la nada en el camino de la niña que antes caminaba 3 kilómetros para llegar. Soobin se quedó un rato parado en esa esquina, viendo como ellas se alejaban. Sonrió, porque daba mucho gusto verlas a las dos reestructurando su lazo de madre e hija.

Se dispuso a dar la vuelta por el sentido contrario, para ir a su trabajo, pero en eso, la chica volteó hacia su dirección y le hizo un pequeño guiño. Él se sonrojó, y finalmente se fue de ahí.

take care • soobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora