Mensajes

730 49 2
                                    

Capítulo seis

Ulises sabía que iba muy rápido, pero no pudo evitar escribirle a Nadia.

—HOLA. NO ME PUDE DESPEDIR COMO DESEABA. ESPERO QUE TENGAN UN GRAN DÍA Tú Y NUESTRA PEQUEÑA PENÉLOPE—

Ulises revisó su mensaje varias veces y se aseguró de que estuviera todo bien antes de mandarlo. Se puso a trabajar y cuando se dio cuenta el día estaba terminando. Dionisio no mentía al decirle que el restorán era un desastre administrativamente.

Miró la hora en su teléfono y se dio cuenta de que había recibido un mensaje de texto de Nadia. Se apresuró a abrirlo.

—FUE DIVERTIDO. REPITÁMOSLO MAÑANA. SI TE PARECE A LAS 13 HORAS ESTOY LIBRE—

Ulises se sentía como un adolescente. Su corazón latía con fuerza. Nadia le decía que quería volver a verlo.

—GENIAL, LE DIRÉ AL CHEF QUE HAGA TU PLATO FAVORITO...—

Después de ver eso lo borró. No podía escribirle eso a Nadia. Estaba tan nervioso que no se le ocurría nada.

—A ESA HORA ESTÁ BIEN. BUENAS NOCHES—

Eso le pareció menos exagerado. Lo envió esperando que Nadia no se espantara.

Ella acababa de llegar a su casa. Y escuchó su teléfono. Lo había mirado cada cinco segundos desde que le había enviado el mensaje a Ulises.

—A ESA HORA ESTÁ BIEN. BUENAS NOCHES—

—¿Por qué me habrá escrito de esa manera tan formal? —se preguntó Nadia en voz alta—. ¿Será que sigue molesto conmigo por lo que pasó?

Nadia pensaba en que escribirle desde la cama. Tenía ganas de seguir hablando con Ulises, pero no sabía cómo hacerlo.

—ENTONCES ES UNA CITA. BUENAS NOCHES PARA TI TAMBIÉN—

—Espero que así me entienda —dijo Nadia en voz alta. Su corazón latía con fuerza mientras su vientre se movía y ella lo acariciaba—. ¿Extrañaremos a papá?

—Señora ¿Necesita algo más? —preguntó su asistente.

—No. Que tengas buenas noches —dijo Nadia desde la cama.

—Igualmente señora —dijo y se fue.

Ulises se encontraba cerrando el restorán cuando le llegó el mensaje de Nadia.

—ENTONCES ES UNA CITA. BUENAS NOCHES PARA TI TAMBIÉN—

Al abrir el mensaje se quedó asombrado. Ella le decía que era una cita. ¿Tendrían una cita? ¿Lo habría dicho de manera formal o Nadia tenía intenciones de volver en algún momento con él?

—No. Si quisiera estar conmigo no se habría divorciado de mí en primer lugar —dijo molesto—. Maldición. Ahora no sé qué escribirle.

Ulises se subió a su bicicleta y pensó en que responder durante el camino a casa.

—Que tengas dulces sueños —dijo y se dio cuenta de que no servía—. Pensaré en ti... No, quedaré como un acosador.

Como no se le ocurrió nada en el camino, al llegar a su casa ya era demasiado tarde y prefirió no responder.

Nadia se durmió esperando el mensaje de Ulises. Y otra vez soñó con él. Desde que se habían separado cada noche aparecía en sus sueños. Aunque algunas veces eran sueños tristes, esta vez se vio a su lado mirando fotografías del pasado mientras escuchaban música. Al despertar se sintió feliz. Aunque lo primero que hizo fue ver si tenía algún mensaje de Ulises en su buzón.

—ESPERO QUE TUVIERAS UNA NOCHE PACIFICA Y UN BUEN DESCANSO. NO VEO LA HORA DE VOLVER A VERTE. BUEN DÍA—

Nadia gritó de la felicidad y su asistente entró al dormitorio asustado.

—Señora, ¿está bien? —preguntó esta sorprendida.

—Lo siento —Nadia no podía decirle la verdadera razón de su grito—. Creo que vi un insecto. Perdón si te asusté.

—No se preocupe. Mientras no esté haré que limpien a fondo su dormitorio —dijo su asistente mientras tomaba nota.

—Gracias —Nadia estaba muy avergonzada por la mentira que había dicho—. Disculpa, de paso, diles a los de la junta de las catorce treinta que nos reuniremos por la tarde.

—Pero señora, esa junta la programó el señor Hermes —dijo su asistente mientras miraba sus horarios.

—Lo sé, pero necesito despejarme un poco para la hora del almuerzo —dijo Nadia poniendo una excusa.

—Como usted ordene —dijo su asistente mientras buscaba los números de los miembros de la reunión.

—¿Está mal que quiera salir a almorzar? —preguntó Nadia avergonzada.

—Considero que eso no puedo decirlo yo —dijo su asistente confundida por la forma de proceder de Nadia.

—Es que le prometí a alguien que lo vería a las trece, pero Hermes me agregó esa reunión y ahora no puedo hacer las dos cosas sin andar a las apuradas —dijo Nadia como si eso le molestara.

—¿Y esa persona es más importante que las que tiene citadas a la reunión? —preguntó su asistente sin saber que se trataba de Ulises.

—Aún no lo sé. Maldición, tendré que cancelar el almuerzo —dijo Nadia para sí, pero en voz alta—. No te preocupes, no es necesario cancelar la reunión de las catorce treinta.

Nadia llamó a Ulises por teléfono. Se sentía decepcionada por tener que cancelar.

—Hola —dijo ella después de escucharlo saludarla primero.

—¿Cómo estás? —preguntó Ulises entusiasmado—. ¿Recibiste mi mensaje esta mañana?

—Sí, gracias por eso. Ulises... Te llamaba porque se me complicó el día —dijo ella triste.

—¿Qué quiere decir eso? —preguntó él.

—Tengo una reunión impostergable. No haré tiempo si voy a almorzar al medio día al restorán de Dionisio —explicó ella.

—Entiendo. No hay problema —dijo él decepcionado.

—De verdad, lo siento —dijo ella preocupada. No quería que él pensara que se había arrepentido.

—No te preocupes —dijo Ulises y fue interrumpido por una de las meseras—. Diles que ahora voy.

—Estás ocupado, no quiero seguir molestándote. Adiós —dijo Nadia al escuchar la voz de la mujer que le hablaba a Ulises.

Nadia colgó y Ulises empezó a sentir la decepción apoderándose de él. Después de que había hecho todo lo posible para estar libre a la hora que ella le había dicho. Incluso había cambiado el menú para que el postre favorito de Nadia estuviera ese día.

—Señor, ¿Está usted bien? —preguntó la mesera.

—Sí, no te preocupes. Ve a cobrar a la mesa ocho —dijo Ulises y fue a hablar con los clientes que lo habían solicitado. 

Autora: Osaku

Una niñera para el CEO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora