Nuestra primera cita

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Capítulo nueve

Ni Artemisa, ni Hermes querían que Ulises se viera con Nadia esa noche. En el pasado Ulises se hubiera quedado con ellos, ya que la familia era lo más importante, mucho más que una mujer. Pero esta persona no era cualquier mujer, era el amor de su vida.

—Lo sé, si quieren mañana estoy libre. Pero ya es tarde —dijo y después de darle un abrazo a Artemisa se apartó de ella.

—Pero... —dijo ella como si estuviera por volver a llorar.

—Deja de darnos explicaciones y vete. Estaremos bien —dijo Dionisio dándose cuenta del plan de Hermes. Él trabajaba con Nadia y casi siempre la acompañaba a su casa. Estaba seguro de que sabía que ellos se verían.

Ulises llegó a la puerta de las oficinas donde Nadia lo esperaba.

—Nadia, te ves hermosa —dijo Ulises, feliz de por fin estar frente a ella.

—No es para tanto. Tú pareces algo cansado —dijo ella preocupada.

—Perdí el taxi que había pedido y después me costó conseguir uno —dijo él desde la puerta del taxi.

—¿Quieres que lo dejemos y vayamos en mi coche? —preguntó Nadia nerviosa. No quería ir en su coche con su chofer.

—Cómo tú prefieras —dijo Ulises dejándola decidir como Hipólito le había recomendado.

—Bien, vamos en el taxi, entones —dijo ella sorprendiendo a Ulises.

Este pensó que ella iría más cómoda en su limusina. Aun así, ambos subieron al taxi del que él acababa de bajar. El taxista le preguntó a donde los debía llevar. Ulises no sabía qué decir. Si bien quería estar a solas con Nadia, no tenía intenciones de incomodarla.

—¿A tu casa o la mía? —preguntó Nadia antes de que él terminara de reaccionar. Obligándolo a que fuera él quien decidiera.

—¿Te parece si vamos a nuestro departamento? —preguntó Ulises y Nadia sonrió después de darle la dirección al conductor.

Ulises estaba muy nervioso. Nunca una mujer lo había puesto así.

—Gracias por el almuerzo de hoy —dijo Nadia para tratar de iniciar una conversación con él.

—De nada. Me alegro mucho que te gustara —dijo él un poco más relajado.

—Como era tanta comida la compartí con algunos de mis empleados. ¿No te molesta? —preguntó ella mientras él no podía dejar de verla.

—Claro que no. Era para ti, podías hacer lo que desearas con ella —dijo Ulises tontamente.

—Bien, porque a todos les encantó. Estaba pensando que podrías enviarnos un almuerzo así cada día. Lo pagaríamos, por supuesto —dijo ella hablando como toda una empresaria.

—Tengo que hablarlo con Dionisio, pero no creo que haya inconveniente —dijo Ulises mientras sentía el aroma del perfume que Nadia usaba. Él la miró y sonrió.

—¿Qué ocurre? —preguntó ella.

—Supongo que eres una gran empresaria —dijo él mientras que el coche se detenía.

Ambos subieron al departamento donde antes vivían juntos en silencio.

—No considero que sea así —dijo ella de repente—. Es solo que mis empleados trabajan mejor si se sienten felices. Y la comida del restorán los hizo muy felices hoy y eso fue gracias a ti.

—Yo solo la envié. Deberías agradecerle al chef, Hipólito se encargó del sabor —dijo Ulises sin entender la indirecta de Nadia.

—Pero yo quiero agradecerte a ti —dijo ella de manera sensual—. Ulises...

—Dime —él estaba embelesado por su hermosa compañera.

—Crees que nosotros...–Nadia quería decirle que quería volver con él, pero no estaba segura de que Ulises quisiera hacerlo. Tal vez él solo quería hablar con ella para mostrarle que podía ser un buen padre—. ¿Seremos buenos padres?

—Claro que si —dijo Ulises quería besarla. Pero, ¿ella se lo permitiría? ¿Qué pasaba si había confundido la situación y la espantaba?

—Ulises, te he extrañado mucho —dijo ella mostrándose muy avergonzada.

—Yo... No lo sabía —dijo él sorprendido.

—Sí; sin embargo, temía que tú me estuvieras usando —dijo Nadia con tristeza al recordar el pasado.

—Jamás te emplearía, te amo —dijo Ulises acariciando el rostro sonrojado de Nadia.

—Ahora lo sé —dijo ella presionando su mano con la de Ulises para que no la soltara.

—Nad... —Ulises no soportaba más esa situación.

—¿Sí? —preguntó ella mirándolo a los ojos.

—¿Puedo besarte? —preguntó él con más temor del que jamás había tenido en toda su vida.

—Es lo que más deseo —dijo Nadia y por fin Ulises acercó sus labios a los de Nadia.

Ambos podían sentir cómo sus corazones latían con fuerza mientras ese nuevo primer beso se volvía parte de sus recuerdos.

—Por fin —dijo él y sonrió para después apoyar su frente con la de ella—. No sabes cuánto te deseo.

—También yo —dijo ella y él acarició su rostro.

—Nad, quiero seguir besándote —dijo él con temor.

—Solo hazlo —dijo ella y se aferró a él con sus brazos.

Por fin la mujer más especial en su vida estaba nuevamente en sus brazos. Acarició su rostro, después su cuello y poco a poco la fue desnudando. Esperando que ella le pidiera que se detuviera, pero no lo hizo. Por el contrario, parecía querer que él no dejara de rozar su cuerpo. Ambos terminaron en la cama donde siguieron besándose por un buen rato hasta que Nadia se detuvo.

—¿Qué ocurre, amor? —preguntó Ulises extremadamente excitado.

—Yo... Me da vergüenza. Estoy... Mi cuerpo no es el que tú deseabas en el pasado —dijo ella con vergüenza.

—Creo que te ves hermosa y no quiero dejar de mirarte, no puedo hacerlo —dijo él volviendo a besarla.

—Ulises, quiero hacerlo contigo —dijo Nadia envuelta de deseo. Él había conseguido que se sintiera segura de sí misma pese a llevar una pequeña en su vientre.

—¿Podemos? —preguntó él con una sonrisa que era difícil de ocultar.

—Si ¿Tú quieres estar conmigo? —preguntó ella mientras acariciaba el cuerpo de Ulises.

—Nunca desee algo tanto como a ti —dijo Ulises y después de besar y acariciar con sus dedos el cuerpo de su amada, ambos se entregaron el uno al otro.

Ulises sentía que si no pensaba en otra cosa terminaría apenas rozara el interior de su amada. Tuvo que ser muy cuidadoso para no ser rudo con ella, ya que no sabía cuanta fuerza podía ponerles a sus embestidas. Fue uno retó en muchos sentidos. Aun así, fue una de las mejores experiencias de toda su vida y la vivió al lado de Nadia.

Autora: Osaku

Una niñera para el CEO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora