M A N O S
R A S P O S A SEl interior de sus pulmones ardían por el cansancio, pedían un descanso ante la atosigante frialdad que decoraban las paredes de la mazmorra, ambos estaban agotados en especial después de toda aquella carrera que habían hecho para llegar hasta allí. Pero antes de narrar aquí, debemos empezar por el inicio.
En la mañana, causa de los pedidos de los ciudadanos que empezaban a quedarse sin recursos, propusieron bajar a la mina. Focus se apuntó, puso un mensaje por el grupo y poco después Fargan respondió, pero posteriormente nadie más lo hizo: así que se fueron solo ambos.
Primero hicieron una mina natural, como a Fargan le gustaban, pero entre la mala suerte se toparon con una mina natural y así siguieron con su camino y su descubrimiento. Focus alumbraba y Fargan se hacía cargo de los mobs. Y antes de que se dieran cuenta se toparon con lo que parecía ser una mazmorra, lo que ilusionó al búho.
—¡Seguro que hay cofres dentro! —exclamaba feliz el más alto por el descubrimiento, después de todo echaba de menos algo de acción y la adrenalina en su cuerpo.
—Vayamos con cuidado mejor —propuso el cuervo al ver como el otro empezaba a volar hacia la cima del lugar y picaba sin hacerle caso, solo consiguiendo que este suspirara.
Al principio, en los primeros niveles de la mazmorra, todo era fácil para ambos y mentirían si no dijeran que consiguieron muchos materiales interesantes y seguro que cosas ilegalísimas que prefería quedarse el depredador, quien a su vez le recordaban a cierto chico...
Una vez bajaron a los pisos intermediarios, de un momento a otro como si un parpadeo y unas bajas reacciones fueran suficiente motivo para ser débil, Focus se vio rodeado de un ejército de muertos vivientes y no pudo evitar ante el pánico querer gritar, cosa que no hizo pues su compañero se hizo camino entre los zombies y esqueletos y tomó su mano en su rescate.
Y ahora, volviendo al inicio, mientras corrían el búho lo protegía de las flechas con aquel manto emplumado que tenía por alas y que conseguían que al cuervo no le dañaran mientras que a él cada una de esas creaciones de hierro le ardía en cada pluma, pero es que no podía dejarle ser atacado, su orgullo de guerrero se lo prohibía... Y tal vez algo más.
—¡Derecha! —exclamó el cuervo mientras arrastraba con él al ya debilitado búho para rápidamente tapar la zona con un muro de piedra. Ambos jadeaban en el cansancio y como si fuera lo más importante en aquella situación Focus preguntó —. ¿Por qué tus manos son tan rasposas?
El búho, en medio de su cansancio y planeando un método de escape no sabe la pregunta que le acaba de hacer, se para a mirarle unos segundos tratando de procesar y entonces responde:
—No recuerdo el día, si es que existe, donde mis manos no fueran así. Desde pequeño he estado luchando por sobrevivir, mi vida nunca ha sido fácil y tenía que cuidar de mis hermanos... Aunque los búhos somos depredadores también somos cazados —hablaba levantándose al encontrar lo que parecía ser una vía de escape: un pequeño hueco y además hacer uso de su pico poco usado.
Los ojos oscuros de Focus se sorprendieron ante su respuesta, siempre pensó que como los búhos eran una de las animales más majestuosas según la mitología humana, respetarían a sus especies, pero nunca pensó que eso fuera más un problema que un alivio.
—Creo que veo una luz —. La voz del castaño lo sacó de sus pensamientos y entonces volteó a verle mientras este sonreía con carisma, sin ser consciente de la bomba que acababa de soltar.
—Eres sin duda un buen soldado —mimó la espalda inferior del castaño —. Te acompaño al hospital.
Sus palabras fueron sencillas y el verde ya en el exterior hizo que el más alto fuera consciente de su bomba de relojería, una mina que se acababa de poner a sí mismo y de la que no había sido consciente hasta que su propio corazón se estrujó levemente al verse desfallecer en recuerdos de su infancia y de la parte no tan cercana a ella.
Observó al cuervo quien se adelantaba para darle su espacio y se sorprendió, ¿cómo hacía eso? Era un ataque por la espalda, un juego sucio que era suyo propio y del que no se había percatado que el cuervo también sabía jugar.
¿Desde cuándo los cuervos eran tan astutos?¿Tal vez los rumores de que eran la mano derecha de la muerte era cierta?
"Cuervo astuto" sonrió ante aquel pensamiento, tomándoselo como un reto personal. Después de todo aquel híbrido diurno siempre le había llamado la atención, como si algo le llamara a acudir a sus brazos, y tal vez aquello que tanto le llamara era eso que estaba intentando sonsacar el contrario y que él tanto había conseguido guardar y ahora estaba siendo expuesta.
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Cicatrices [Farcus]
Fanfiction-¿De dónde sale esa herida? -cuestionaba tímidamente aquella voz rasposa, alejando su vista de la susodicha. -Es que... Yo he vivido mil aventuras, Focus -exclama alegre, incómodo por aquella pregunta que trae recuerdos dolorosos que le recuerdan a...