weird & virg*n - 2yeon

Trece

—Déjame conocerte.—Sus palabras resonaban en su conciencia.

Ya habían pasado casi dos meses desde su accidente con Taeyeon.

Había decidido demandarla.

Ponerle fin finalmente a su historia.

Con el tiempo había creído que recurrir a terapia era lo mejor, su mente era un desorden completo, con el que nadie debía de lidiar.

Mucho menos Jeongyeon.

Ellas dos ahora mismo...

Era realmente todo.. muy complejo.

Pero estaba intentando mejorar.

Por ella.

Se estaba esforzando.

Aunque no se veían desde aquella vez, cuando la rescató.

Tomar distancia hasta volver a estar bien, era lo mejor, eso estaba haciendo.

Se había enfocado en sus estudios, aunque prefería mantener clases en línea que asistir al campus por los momentos, estaba tratando de arreglar sus malos hábitos y mejorar sus hábitos alimenticios, yendo al gym y... Antes que nada, luchando contra el impulso de lastimar a alguien, sus tendencias sadomasoquistas, aún era algo que no lograba entender..

Luego de extensas charlas con su psiquiatra.

Llegaron a la conclusión de que, haber salido con Taeyeon cuando apenas tenía 16 y exponerse a esa enorme cantidad de prácticas sexuales con ella habían afectando de gran manera su salud mental, algunas sin su consentimiento, ya que en ese entonces Taeyeon casi finalizaba sus veinte y ella era todavía una niña.

La ausencia completa de sus padres en su vida no le habían ayudado mucho.

No justificaba el ser una grosera, engreída y de que se aprovechara y hubiese utilizado gente en el pasado sólo para su placer propio pero..

Ahora trabajaba en ello..

Merecía un final feliz luego de tantos altibajos, su vida era una montaña rusa.

Y extrañaba a Jeongie.

Ansiaba tanto el volver a verla.

Todos los días.

No sabía que pensaba de ella luego de aquella conversación, si creería que, sólo era otra más de sus recaídas, que sólo la estaba apartando y actuando como una perra.

Pero este tiempo había servido para organizar sus ideas y su corazón, entender sus sentimientos, y saber que hacer al respecto.

Sabía que algún día iría por ella y anhelaba que la continuara esperando para ese entonces.

Aunque ese día lucía cada vez más y más lejano.

Es difícil controlar como emerge el tiempo y los eventos en él, la manera en que el universo une algunos hilos y desata otros, pero jamás se quejaría de esto.

Tenía una cita a las nueve de la mañana con su manager en un Starbucks a unas calles a su casa, retomarían algunas sesiones fotográficas luego de mucho tiempo sin ningún tipo de contrato con alguna agencia de modelaje, estaba lista para regresar a las cámaras, devuelta al ajetreo.

Pero ya casi eran las diez y media de la mañana y había terminado su primer latte hace como una hora, ya iba por el quinto y su manager aún no aparecía por esa puerta.

Abandonó el lugar cuando recibió una llamada del susodicho disculpandóse una y otra vez por un repentino compromiso a última hora que le impidió presentarse, aclararían los términos por llamada luego, comenzaría el siguiente lunes en la mañana sus sesiones, le envío el resto de información en un correo.