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┉┉┉┉┉┉┉𝐳𝐡𝐚𝐧𝐠 𝐡𝐚𝐨┉┉┉┉┉┉┉

Durante la mañana, Hanbin no me había mirado en lo absoluto, ni siquiera para despreciarme. Solo estuvo en clase, con su mirada más apagada que de costumbre.

Odiaba admitirlo, pero comenzaba a preocuparme. No desconocía la razón de su actuar, pues yo era la razón. Mi mente seguía regañándome por mis acciones, pero aún no juntaba las palabras correctas para pedirle unas disculpas. Me sentía mal.

Mientras caminaba hacia el aula de lenguaje, mi cabeza no dejaba de repetir sus palabras que quedaron grabadas en mi mente. "Solo decepcionas."

Sabía que me merecía las palabras que Hanbin decía, pero, ¿de verdad era una decepción? Todo me hacia recordar a mi padre y eso era lo que menos quería.

Al llegar, ruido y gritos me hicieron detenerme antes de abrir la puerta e ingresar. Miré por un lado de la ventana hasta que noté que Keita y Matthew se gritaban en la cara.

Podía notar que Matthew estaba más furioso que de costumbre. Las venas de su cuello resaltaban y su mirada era diferente. Por más que a simple vista se viera tierno e inofensivo, yo más que nadie sabía que podía atacar de la peor forma posible.

Matthew era una persona peligrosa que actuaba pasiva, solo debía encontrar su detonante. Podría ser pequeño y verse amable, pero yo conocía su lado agresivo. Aún estando afuera podía escuchar todo lo que decían.

─ ¡Juro que cuando vea a Zhanghao haré que se arrepienta de todo! ¡Así aprenderá a no meterse con Hanbin!

─ ¡¿Puedes simplemente callarte?!

─ ¿Por qué debería obedecerte a ti?

Iba a abrir para entrar y arreglar algunas cosas, pero un gesto de Junhyeon me detuvo. Desde el interior me decía que no entrara y que corriera. Decidí no intervenir y causar que la discusión entrara a mayores; yo era el motivo principal.

Sin decir nada, salí de ahí caminando por todo el campus. No estaba de buenas para ir a otra clase ni taller. Tenía mucho en mente y no quería agobiarme más.

Pensé en las mil y una formas de disculparme ante Hanbin, pero ninguna manera parecía ser la correcta, aunque en todas había algo en común: igual iba a terminar odiándome más.

Las horas pasaron hasta que la salida de todo llegó. No sentí el tiempo. Estar sentado en medio de las gradas del gimnasio vacío, tratando de entender lo que sentía consumieron mis pensamientos.

No tenía ganas de tomar algún bus que me dejara en el edificio, así que me coloqué mis audífonos y anduve a pie mientras escuchaba mis canciones favoritas. Caminar serviría de algo.

El día iba cayendo y el cielo se veía despejado mostrando el anochecer. Las calles estaban vacías a como suelen ser habitualmente.

Mi atención se centró en un grupo de chicos que caminaban hacia mi dirección. No me molestarían si fueran niños o estudiantes; sin embargo, ellos tenían una apariencia poco confiable.

Lo peor de todo es que Hanbin caminaba a unos metros de mí con su celular en mano. Parecía estar en una llamada. Uno de los chicos se iba acercando a él, tomando un objeto de su bolsillo que tenía una forma conocida; parecía ser un arma.

Temí el peor de los casos, por lo que me acerqué hasta Hanbin, y tomándolo del brazo, lo obligué a correr junto a mí, siendo perseguidos por el grupo de jóvenes quienes nos miraban con furia.

Mis pies corrían sin rumbo alguno. Solo quería evitar que Hanbin sufriera algún daño el cual nunca me perdonaría luego.

En unos segundos más, me di cuenta de que llegamos hasta un callejón que no conocía. Estaba lleno de artefactos rotos y madera vieja, parecía ser un lugar desolado. Miré hacia detrás y vi como los ladrones nos seguían acercándose más a nosotros.

Busqué algún escondite que nos ayude hasta que mis ojos se posaron en lo que sería nuestra salvación. Sabía bien que si ellos nos atrapaban, seríamos hombres muertos.

Sin soltar su mano, me adentré con el cuerpo de Hanbin a un armario vacío fuera de una casa, esperando que los ladrones pasaran de largo sin revisar.

─ ¿Qué estás...? ─inmediatamente cubrí su boca con mi mano para que guardara silencio.

─ No digas nada o terminaremos como colador. ─ante mi susurro pareció entender, ya que no dijo palabra alguna, mientras asentía con la cabeza.

Por la cercanía debido al lugar, podía sentir su respiración agitada y su corazón latir con fuerza. Levanté la cabeza y lo encontré mirándome directamente a los ojos.

Podía ver su rostro y todas sus delicadas facciones con determinación; nariz, mejillas, labios. Ahora entendía porque era el favorito de las chicas en la escuela.

Sus ojos brillantes no apartaban la mirada de mí. Estaba inmóvil sintiendo como mi cara iba aumentando su calor. ¿Me estaba sonrojando? Inmediatamente bajé la cabeza, buscando cualquier otra cosa que ver, tratando de ignorar su presencia.

Esperé unos minutos hasta que ya no escuché ruido afuera. Salí con cuidado percatándome de que no haya nadie y le indiqué a Hanbin que ya podía salir sin problema.

─ No me gustan los espacios pequeños. ─dijo respirando con normalidad.

─ Hay que irnos antes de que vuelvan. ─solté tomando su mano, llevándolo con prisa en dirección hacia el edificio.

Al darme cuenta de mi acción, me detuve soltándolo de inmediato bajando la mirada. ¿Acaso nunca iba a dejar de arruinar todo? Ya era un hecho que Hanbin me odiaba, con esto podía empeorarlo todo.

─ ¿Qué fue todo eso? ─me preguntó sacándome de mis pensamientos.

─ Esos chicos iban a robarte y uno de ellos tenía un arma.

─ Oh... ─soltó sin levantar la mirada. Noté como su rostro tomó un leve sonrojo y me pregunté si es que se sentía bien.

─ Hanbin...quería decirte algo. ─no me miró pero dio un ruido de afirmación que me hizo continuar.─ Realmente lo lamento, no quise tomar tu coreografía. Sé que me equivoqué pero al ver tu ensayo quedé impresionado por como hacías todo. Nunca pensé decirte esto en mi vida pero admiro tu habilidad para bailar.

Hanbin no dijo nada, solo sonrió y caminó sin mirarme. No entendía que estaba sucediendo ahora. Seguí su ritmo hasta que finalmente habló rompiendo el silencio que se había formado entre ambos.

─ No voy a mentirte, si me dolió; pero ahora olvídalo. Ya está hecho.

─ De todas maneras mereces unas disculpas. Sé que era importante para ti.

─ Hao...

─ No tenía nada preparado y no quería decepcionar al resto...como siempre.

─ ¡Zhanghao! ─gritó haciendo que me quedara callado.─ Ya te perdoné por aquello. Olvida el tema. Igual la coreografía no me gustaba y la iba a cambiar.

Durante todo el corto camino hasta el edificio nadie habló más. El silencio era cómodo, y por primera vez en mucho tiempo, sentía que Hanbin no era mi enemigo jurado de siempre.

Al llegar al edificio, y al ingresar a nuestras habitaciones, a punto de cerrar las puertas frente al contrario, Hanbin habló haciéndome detener toda acción.

─ Gracias, por lo de hoy.

No dejó que respondiera, él ya había cerrado su puerta frente mi cara. Solo sonreí sin explicación mientras mi corazón latía más rápido de lo normal, confundiendo a mi mente.

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𝐄𝐍𝐄𝐌𝐈𝐄𝐒 ⬳ 𝐡𝐚𝐨𝐛𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora