𝐄𝐍𝐄𝐌𝐈𝐄𝐒 ⬳ 𝐡𝐚𝐨𝐛𝐢𝐧

3

┉┉┉┉┉┉┉𝐳𝐡𝐚𝐧𝐠𝐡𝐚𝐨┉┉┉┉┉┉┉

Habían pasado dos días desde la última vez que me topé con Hanbin en el baño. No apareció en ninguna clase que compartíamos, ni lo vi por los pasillos de la escuela o la mesa en la que siempre andaba.

Tampoco apareció en el teatro para terminar la limpieza; pero no iba a preguntarle a sus amigos. Él no me importa en lo absoluto, ni lo extrañaba, pero ya me estaba aburriendo y necesitaba alguien a quien molestar. Todo transcurrió sorpresivamente tranquilo hasta que llegó el fin de semana.

Decidí visitar a mis padres y quedarme a dormir ahí estos dos días. Me recibieron con abrazos, como siempre; preguntando como voy en la escuela.

Siendo honesto, era agotador. No por el hecho de las clases en si; todo se debía a los talleres y clubes a los que pertenezco. Me uní a diferentes áreas extracurriculares por la simple razón de no dejarme ganar por Hanbin y la presión de algunas personas.

No me quejé nunca, pero tampoco me sentía feliz; más no quería que me vieran como cobarde o débil ni decepcionar a mis padres.

─ Escuche por ahí que el hijo del vecino se unirá al concurso de baile de la escuela. ─la voz de mi papá me hizo volver a la realidad.

─ ¿Ah?

─ Espero que demuestres de que estás hecho.

─ ¿A qué te refieres?

─ Quiero que te unas y compitas contra él para que demuestres quien manda. ─dijo mi padre con una sonrisa en su rostro, cosa que no comprendía; no le encontraba la gracia al asunto.

─ La verdad... ─solté dudando en si debía seguir hablando o no.─ Me gustaría unirme a la banda sonora del teatro y tocar el violín.

Era lo que siempre anhelé desde que los vi tocar por primera vez. Nunca lo intenté ya que no tenía la edad suficiente para postular; pero ahora que cuento con todo, mi mayor obstáculo era el tiempo.

─ ¿Qué dices? ─noté como su expresión cambiaba y se hacía más seria y tensa. Yo sabía que la idea no iba a ser de su agrado.

─ Es lo que me gus...

─ No es posible que decidas gastar tu tiempo en cosas como esas.

─ No es una...

─ ¿No ves que por eso Hanbin siempre anda un paso antes que tú?

─ Pero yo...

─ ¡Él no se une a cosas inservibles!

─ ¡Deja de decidir por mí! ─grito poniéndome de pie para no seguir oyendo sus palabras.

─ No permitiré que te unas a cosas aburridas. ¡Debes mantener el orgullo de la familia! ¡Debes mantener mi reputación!

─ ¡Yo no soy tú!

No me importó la cena sobre la mesa, ni a mi madre mirando todo con angustia, solo corrí hacia mi habitación y me encerré mientras mis lágrimas caían sobre mis mejillas.

¿Acaso alguna vez podría tomar mis propias decisiones? Yo odiaba las matemáticas y la química, aún así pertenecía al taller de aritmética y de ciencias. No me gustaba el ajedrez, pero era parte del club. De igual manera el básquetbol, aunque sea el capitán del equipo.

Todos los concursos en los que participé nunca fueron por decisión propia, todo lo hice por complacer a mi padre y seguir manteniendo el apellido en la escuela.

Cada noche, en mi mente siempre ronda la misma pregunta: ¿no soy suficiente para ellos?

Yo solo quería ser feliz, haciendo lo que me gustaba. Amaba tocar el violín. Nunca se lo dije ni mostré a nadie; solo practicaba en secreto en mi dormitorio de la escuela.

Quería olvidar todo y dejar de llorar cada noche por la impotencia que sentía al no poder renunciar. Era difícil manejar todo.

No supe en que momento, pero caí rendido en medio de mi cama, mientras mis lágrimas se secaban en mi rostro.

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La suave melodía del violín entre mis brazos me hipnotizaba cada vez más. Acompañado del viento sacudiendo mis cabellos y del cielo rosa brillando sobre mi cuerpo, finalmente podía sentir tranquilidad en mi vida.

El sonido del instrumento no me hizo captar mi atención en la figura desconocida a unos pasos de mí. No se le veía el rostro pero la silueta se me hacía familiar.

Movía sus manos al ritmo de la música haciendo movimientos que se veían delicados y elegantes. Quise acercarme pero no podía, algo me lo impedía.

Intenté avanzar con todas mis fuerzas hasta que el sonido de mi celular me despertó instantáneamente.

─ Diga... ─preguntaba moviendo mis cabellos despeinados.

─ ¿Hao? ¿Estabas durmiendo?

─ ¿Se nota mucho?

─ Si. ─una risa se escuchó de fondo, mientras yo trataba de despertarme por completo.─ Bueno ya, llamaba para preguntar si quieres ir al cine con Junhyeon y conmigo.

─ Keita, si solo vas a preguntar eso, ¿por qué llamas a las ocho de la mañana? ¡Es domingo!

─ Ya sé, es que luego se nos olvida.

─ Déjame dormir. Adiós. ─antes de colgar, se escucharon gritos en la otra línea, pero yo solo quería volver a dormir y ver al desconocido.

Lancé mi teléfono en algún lado de la cama y me volví a enredar entre las sábanas tratando de dormir de nuevo. Sin embargo, un toque en mi puerta arruinó mi plan otra vez.

─ Hoy no es mi día. ─susurré en mi lugar.

─ ¿Cariño? ¿Ya despertaste?

─ Si mamá, pasa.

Vi como mi mamá abría mi puerta y entraba con una sonrisa en su rostro. Le hice un espacio en mi cama y ella se sentó mirándome.

─ ¿Sucede algo? ─pregunto extrañado por su presencia. No era común que viniera hasta mi habitación.

─ Quería hablar contigo sobre lo que ocurrió ayer. ─definitivamente, no era mi día.

─ No creo que sea necesario...

─ Deberías hacerle caso a tu padre. ─¿acaso bromeaba? Ya había dicho que no quería unirme al concurso de baile.─ Él sabe lo que te conviene.

─ Él solo quiere hacer conmigo lo que nunca pudo hacer en su tiempo. ─suelto fastidiado. No quería ser grosero con mi madre; ella no tenía la culpa de lo que pasaba.

─ Lo hace por tu bien. Todo lo que hizo lo trajo hasta donde está ahora. Nada nos falta. ─exacto, no les falta nada material, solo empatía.

No dije nada más, solo bajé la mirada. Seguir discutiendo solo empeoraría las cosas. Ella me miró y abrió la puerta de la habitación, no sin antes hablar antes de irse.

─ Espero que hagas lo correcto.

Con el sonido de la puerta cerrándose, me tumbé a la cama otra vez intentando calmar mi respiración, luchando por no caer en llanto de nuevo.

¿Qué debería de hacer?

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