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┉┉┉┉┉┉┉𝐳𝐡𝐚𝐧𝐠 𝐡𝐚𝐨┉┉┉┉┉┉┉

La relación que llevo con Hanbin es algo confusa de explicar. Después de aquel día en el que lo besé por primera vez, ambos volvimos a actuar con normalidad como antes.

Ninguno tocó el tema, y realmente estaba agradecido. No quería que se volviera incómodo, porque al final de cuentas, debía admitir que me gustaba su presencia en este periodo de mi vida.

Y aunque no hablamos de ello, podía sentir que él hacía todo lo posible por acercarse a mí. Lugar donde estaba, él aparecía repentinamente.

Cuando salía de mi habitación para ir a la escuela, él ya estaba afuera esperándome; listo para tomar mi mano y caminar juntos hasta salir del edificio.

Yo tampoco me quedaba atrás; cada que podía le dejaba obsequios en su puerta. Sabía que él amaba los chocolates, por lo que siempre le dejaba algunos postres y dulces que preparaba en mis tiempos libres. Era mi forma de demostrarle mi cariño, ya que aún no sabía dar afecto físico.

Eran pequeños pero significativos pasos. Lástima que no podamos mostrarlos frente a los demás. Ante los ojos del resto de personas, Hanbin y yo seguimos siendo enemigos.

No discutíamos más, y evitábamos mirarnos dentro de clase; para luego en la noche meternos en la habitación ajena y hablar contemplando la sonrisa del otro.

Sentía que mi vida iba mejor. Desde que dejé muchas responsabilidades que no quería tener todo era más fácil. Sin embargo, había una última cosa que tenía que afrontar ahora.

Era el día de la competencia de baile; yo había venido más que nada para apoyar a Hanbin, por eso estaba sentado junto al público que iba llegando, mientras los participantes se preparaban tras el telón.

Había un único detalle que olvidé. Por la puerta vi ingresar a una pareja conocida y mi cuerpo de congeló. No le había dicho a mis padres que había renuciado a la competencia.

De inmediato corrí fuera del público para esconderme de ellos y pensar en alguna forma de contarlo sin que hicieran un escándalo.

Tan metido estaba en mis pensamientos que no me di cuenta cuando choqué con alguien. Al levantar la mirada noté que Hanbin estaba sonriéndome mientras me tomaba por los hombros.

─ ¿Hao hyung? ¿Qué haces aquí? ─decía con notoria sorpresa, pero sin dejar de sonreír.

Miré hacia mi alrededor y vi que estaba detrás del telón rojo en el escenario, donde toda la escenografía, parlantes y micrófonos estaban listos para el show.

Aquí solo se encontraban los bailarines ocupados en sus asuntos y ensayos previos, por lo que no me preocupaba mucho en que nos vean hablando.

─ Zhanghao...¿estás bien? Te ves pálido. ─con sus manos tocaba mi rostro revisando que no tuviera nada, mientras yo solo pensaba en alguna solución.

─ Mis padres están afuera... ─comenté casi susurrando, como si alguien fuera a escucharnos.─ Olvidé decirles que renuncié a la competencia y ahora no sé como contarles sin que armen un alboroto. Serían capaces de arruinar todo.

Apenas terminé de hablar, sentí sus brazos envolver mi cuerpo irradiando su calor. Su tacto se sentía tan bien que no me importó nada más en ese instante.

Me aferré a su agarre por unos segundos, en los que cerré los ojos y pensé en como Hanbin era el único que lograba calmarme con un simple acto.

─ No te preocupes. ─soltó sin soltarme.─ Verás que nada malo ocurrirá.

No dije nada. Solo quería quedarme en sus brazos sin que nadie interrumpiera el momento. Solo quería detener el tiempo.

─ ¿Recuerdas lo que me dijiste hace unos días?

─ ¿Ah?

─ "Yo tomaré las riendas de mi propia vida. Yo tendré mis propias decisiones para mi felicidad."

A mi mente llegó el momento cuando ambos hablábamos en el pasillo de las habitaciones. Solo sonreí y seguí escuchando sus palabras sin soltarlo.

─ Si esto es lo que quieres, no tienes por qué asustarte. Es tu vida y nadie tiene que interferir en tus decisiones.

─ Pero aún así no quiero que ellos arruinen tu noche...

─ Competencias hay muchas...no me va a afectar en nada. Lo único que me importa ahora es que tú te sientas bien.

Inconscientemente bajé la mirada tratando de ocultar mi sonrojo; solo él lograba hacer que me sintiera de esta forma, y por eso lo detestaba.

De pronto sentí como su mano tocaba mi rostro, levantando mi mentón, conectando nuestras miradas al instante. No supe descifrar lo que sus ojos querían decirme, pero sin duda sabía que ahora estaban más brillantes que nunca.

─ Zhanghao...en todo este tiempo que llevo conociéndote, siempre estuve al pendiente de ti; siempre fuiste importante para mí así tuviéramos peleas diarias. Ocurra lo que ocurra esta noche, no creas que me enfadaré contigo, porque sé que mi corazón no lo permitiría.

No pude más ante sus palabras y me lancé sobre su cuerpo mientras sentía algunas lágrimas escapando de mis ojos. Me sentía como en la infancia, cuando Hanbin era la única persona a mi lado.

─ Lo lamento...lamento tanto haber discutido contigo todos estos años. Lamento tanto ser una mierda de persona y tratarte de la peor manera. Lamento hacerte perder el tiempo con mis problemas y no saber como expresar mi cariño hacia ti.

─ Calma. No llores más. ─con sus manos sostenía mi rostro húmedo, limpiando mis lágrimas con sus dedos, mientras yo seguía negando todo.─ No te lamentes por nada.

─ Me veo patético. Cualquiera que me viera se reiría de mí.

─ No digas eso, no eres patético. Eres una de las personas más valientes que conozco y que ha afrontado muchas cosas.

─ Siento que no te mereces a una desgracia andante como yo.

─ Hao hyung...basta. No sigas diciendo esas cosas porque harás que yo termine llorando. ─sin quitar sus manos de mi rostro y mirándome fijamente, se acercó hasta estar a centímetros de mis labios.─ Quiero que algo te quede más claro que el agua: siempre estaré para apoyarte y nunca me voy a arrepentir de estar a tu lado.

Apenas terminó de hablar, se lanzó contra mis labios atrapándolos en un suave y lento beso. Sus movimientos eras delicados, como si estuviera hecho de porcelana.

Realmente podía sentir que esto era diferente. No era un simple beso, estaba lleno de sentimientos que se sentían reales.

Nunca había deseado tanto que el tiempo se detuviera para seguir saboreando sus labios, mientras solo escuchaba a nuestros corazones latir con fuerza.

Pero como muchos dicen, los momentos bellos no duran para siempre.

De repente, el telón rojo frente a nosotros cayó haciendo que todos los presentes nos encontraran abrazados, mientras las luces se fijaban sobre nuestros cuerpos.

Mi mirada solo buscó a una persona en específico entre todo el público, encontrándolo con los ojos hechos fuego: mi padre me miraba fijamente mientras negaba con la cabeza.

Sabía que todo estaba arruinado.

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𝐄𝐍𝐄𝐌𝐈𝐄𝐒 ⬳ 𝐡𝐚𝐨𝐛𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora