IMPERFECTAMENTE PERFECTOS [LIBRO 2] [TERMINADO]

🏋️‍♀️ 15. NORMAS 🏋️‍♀️

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LUNES, MIÉRCOLES Y VIERNES ⚠️

JENNA

Me apoyo contra la puerta y respiro hondo. Mi conciencia me dice que me estoy equivocando. Estoy dejando a Hugo marchar, y si eso pasa, sí que no va a ser capaz de perdonarme.

Empiezo a respirar agitadamente, pero antes de que me llegue el ataque de ansiedad, marco rápido el número de Kim.

– Hola – saluda contenta – Dime.

– Kim – susurro temblorosa.

– Jenna, habla – insite.

– Hugo ha venido y me ha pedido si puede volver.

– ¿En serio? - parece feliz - ¡Sabía que iba a hacerlo!

– Le he dicho que no puede quedarse y...

– ¿¡QUÉ?! - grita y me alejo el teléfono temblorosa.

– Me he equivocado, ¿verdad?

– Totalmente. Búscalo, corre – habla deprisa.

– Ya debe haberse ido – se me escapa un sollozo.

– ¡SAL A POR ÉL AHORA MISMO O TE ARREPENTIRÁS EL RESTO DE TU VIDA!

No sé que se me ha pasado por la cabeza para negarle que vuelva. Bueno, en el fondo sí que lo sé. Hoy me he sentido vacilada por él, por todas las cosas que ha hecho, y también por las que hizo en la fiesta. Para mi gusto, ha actuado mal, pero claro, ¿cómo me voy a quejar yo?

Me trago el orgullo y las lágrimas y le cuelgo a Kim deprisa. Voy a por mi hijo que está en el sofá y lo cojo en brazos para salir de casa. Obviamente no puedo dejarlo solo.

– ¿Mami dode vamos? - pregunta asustado mientras salimos por la puerta.

– A dejar de cagarla de una vez – susurro mientras echo a correr calle abajo.

– ¡Mami cotesta! - me golpea el hombro.

– A buscar a Hugo – lo miro.

Sus ojos se iluminan y me río cuando empieza a mover sus piernas como si estuviese corriendo también.

Me lo coloco bien en la cintura y corro lo más rápido que puedo. Al llegar a la calle principal, miro hacia las dos direcciones intentando localizarlo. Con suerte, no se habrá alejado mucho. Solo hace unos minutos que ha estado en casa.

– ¡Mami, mami – señala el final de la calle – Allí!

– Vaya vista tienes – lo miro asombrado.

– ¡Vamos, joer! - me golpea el hombro.

– ¡Eh! - lo cojo de la barbilla – Palabrotas ni una.

– Que se va – lo mira haciendo un puchero.

Vuelvo a correr en su dirección haciendo que me falte el aire. Una cosa son las clases de fuerza y otra es resistencia. Además, con la paliza que me ha metido hoy con la bicicleta, tengo las piernas para cortármelas y tirarlas a la basura.

– ¡HUGO! - grita mi hijo con todas sus fuerzas.

Veo como se para abruptamente en la mitad de la calle de espalda a nosotras. Sigo avanzando y aminoro el paso cuando ya estoy a unos metros de él.

– Hugo – digo casi sin voz.

Se gira y veo sus ojos ligeramente abiertos y llenos de sorpresa. No puedo seguir hablando porque me falta el aire, así que apoyo mi mano libre en mi cintura y respiro hondo.