🏍️ 23. QUIERO HACERTE FELIZ 🏍️

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HUGO

En cuanto Jenna entra al salón, su boca se abre de sorpresa. Yo la miro con una sonrisa y le hago una seña hacia la mesa para que venga y se siente.

– ¿Cómo es posible que hayas hecho esto en diez minutos que he tardado en ducharme? - pregunta sorprendida.

– Sé darme prisa cuando lo ocasión lo requiere – me río.

Hace unos minutos, he vivido el mejor momento de mi vida, y quiero seguir haciendo especial esta noche. No me basta con hacerla sentir bien solo físicamente, sino emocionalmente también.

Me he acordado de que tenía unas velas guardadas en mi habitación, y he querido darles uso. Están puestas por alrededor del suelo y de la mesa, dónde ya hay una ensalada hecha y unos filetes de lomo.

También hay pétalos de rosa de una que he encontrado solitaria en el jardín. Aquí pega más. Más tarde le pediré perdón a la naturaleza.

– Es precioso – me mira con ojos brillantes.

– Nuestra primera cita, aunque sea "informal" - hago las comillas en el aire.

– Está todo perfecto, no es nada informal – asegura y se acerca para darme un beso – Gracias. Prefiero esta intimidad para hablar que cualquier otro sitio.

– Me alegro de que estés cómoda.

Nos sentamos uno frente al otro y abro una botella de vino, aunque solo para mi.

– ¿Por qué no me echas? - frunce el ceño cogiendo su copa.

– No tienes que fingir conmigo, sé que no te gusta – me río.

– ¿Por qué lo dices? - se ruboriza.

– He visto tu mueca de asco cada vez que le has dado un sorbo. No eres menos que nadie por no gustarte el vino, Jenna. No te preocupes.

– Vale – relaja sus hombros – Mejor, porque no tenía ganas de fingir.

– Conmigo no tienes que hacerlo, bajo ningún concepto.

– Está bien – asiente relajada.

Saco una botella de agua de debajo de la mesa y se la ofrezco con una sonrisa.

– ¿Esto sí, no?

– Perfecto – se ríe.

Vierto una poca cantidad en su copa y me mira divertida.

– Antes de nada, un brindis – levanto mi copa.

– Brindar con agua da mala suerte – hace una mueca.

– Yo no creo en esas cosas. Además, ¿mas mala suerte que haber estado treinta y dos años sin ti? No puede haber nada. Ahora juntos, todo lo que venga será bueno. Por nosotros.

– Por nosotros – responde tímida y chocamos.

Bebo un sorbo, degusto el vino y lo trago con una sonrisa.

– ¿Estás preparado para escucharme?

– ¿Lo estás tú para desahogarte?

– He contado la historia tantas veces a mis amigos, familia, etc, que ya no me sirve para desahogarme. No me hace efecto ninguno.

– Mejor, porque no quiero que nada nos arruine nuestro primer momento.

Asiente y bebe agua para después aclararse la garganta. Puede que no le afecte de forma grave, pero sí que se pone nerviosa. Me lo dice su respiración medio agitada y sus manos temblorosas.

IMPERFECTAMENTE PERFECTOS [LIBRO 2] [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora