"Tu libertad es mía"

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|En Gotham|

*Narra Jon*

–cada día me pesa más mi propio cuerpo, el oxigeno ya me es insuficiente y un hormigueo se apodera con ferocidad de mis miembros inferiores. —Jon-

—Más te vale, que sean buenas noticias. –hablé exhaustivo, mi pecho subía y bajaba de manera constante.

–aclaró la garganta y yo apreté mis párpados. —El hijo de Bruce no está aquí, y... no está dispuesto a compadecer por ti. –negué un par de veces enfocando el suelo.

Si tan solo pudiera hablar con el una vez, sé que podría ayudarme; siempre me ha puesto por encima de el y su bienestar.

Lo he dañado demasiado, de maneras inhumanas y crueles, pero, sé que puedo obtener su perdón.

—... Hay una opción, pero, no creo que sea lo mejor dejar que se involucre en esto. –levanté la cabeza mirándolo confuso para abrir los ojos atónito.

—Podría perjudicar todo.

—Si no le cuento toda la historia podría cambiar de parecer. –lo miré solemne.

—Buscalo. –descendí la cabeza con lentitud mientras escuchaba el sonido de sus pasos alejándose cada vez más del agujero en el que estoy preso.

Nunca fui un santo, pero jamás imaginé que me  convertiría en el antagonista de mi propia vida.

|En la mansión|

[...]

*Narra Dick*

–pasaba por la sala con intenciones de salir al jardín cuando sentí un empujón. —¿Jason?. –cuestioné extrañado, siendo totalmente ignorado, me crucé de brazos y me dirigí hasta la cocina.

—Richard, creí que no estabas. –soltó canturrón.

—¿Qué sucedió entre ustedes?.

—¿Ustedes?.

—Las chicas no están aquí desde que Demibird se fue, ¿de quién crees que hablo?. –rodó los ojos para cruzarse de brazos.

—No le conviene en abosolutamente nada. –usó un tono de enfado.

—¿Sigues con eso?, lo que menos necesitamos ahora es una disputa por ese tema. ¿No eres consciente de todo lo que sucedió?.

—Yo no lo provoqué. –susurró casi inaudible.

—No estoy diciendo que lo hayas hecho, pero tienes que ser más comprensible. –me retiré del lugar con la intención de buscar a Jason, pero ya no estaba.

|En el palacio|

*Narra Demián*

—¿Y bien?. –cuestionó de nueva cuenta cuando me aparté del abrazo bajo la atenta mirada de mi madre y abuelo.

—Dijo que me encontraría. –parlé en un tono bajo rememorando sus palabras.

—¿Y piensas esperar?. –le dirigí una mirada fiera. —Lo lamento, pero me preocupas y no sé si sea lo mejor el hecho de que esperes.