Las horas pasaron con rapidez, y pronto ya era por la tarde. Katsuki estuvo todo el día sólo, rememorando ese inolvidable beso durante todo el día. Eijiro realmente le gustaba mucho. La comida ya estaba hecha para cuando el pelirrojo llegara, y ya se había encargado de la limpieza de la casa. Es lo menos que podría hacer cuándo Eijiro tan amablemente le dejó hospedarse en su propia casa. Aunque ahora que lo pensaba, Kirishima se estaba demorando más de lo normal en llegar a la casa, la comida se iba a enfriar si no llegaba ya. Pronto, el mencionado por fin llegó a la casa. Pero Katsuki no tardó nada en darse cuenta de que este se encontraba decaído, y podría jurar que algunas lágrimas estaban brotando de sus orbes rojos, aunque realmente no estaba seguro.
—¿Estás bien?
Kirishima todo lo que hizo fue negar con la cabeza. Y entonces, Katsuki se dio cuenta de que sí, estaba llorando.
Y no sabía que hacer a continuación, nunca había consolado a nadie, no sabía cómo hacerlo, nunca nadie lo había consolado cuando lloraba.—¿Que ha pasado?—Volvió a preguntar.
Eijiro a continuación todo lo que hizo fue tenderle un papel, y Bakugou lo leyó, pronto, entendió completamente el motivo de las lágrimas de Eijiro.
De nuevo, aquella universidad de Artes lo había rechazado, alegando que todo lo que necesitaba era algo más de práctica. Si supieran que Kirishima tenía práctica de sobra, pasaba los días haciendo miles de retratos.—De nuevo me han rechazado.
El rubio todo lo que hizo fue conducir a Eijiro hasta una silla, y hacer que se sentara, lo que más le convenía era estar cómodo.
—Ellos se lo pierden.
—No. Soy yo el único que se lo pierde.
A ellos no les importo, ¿por qué les importaría? tienen centenares de alumnos talentosos.—Tú también eres talentoso.
—¿Y si no lo soy?—Lo miró directamente, y Bakugou no tuvo respuesta para esa pregunta.
—¿A que te refieres?
—¿Y si nunca he sido talentoso para esto?
—Eijiro, sabes que eso no es verdad.
—La pintura es lo que me gusta.—Eijiro ignoró por completo las palabras de Katsuki, y siguió hablando, completamente en su mundo.—Pero eso no significa que se me dé bien.
—La pintura se te da genial, y lo sabes muy bien. Siempre has estado seguro de eso.
—Si me han rechazado dos veces seguidas, tal vez es porque no soy tan bueno como siempre he creído. Quizá mis padres siempre tuvieron razón, y yo sólo estoy perdiendo el tiempo.
Katsuki se sentó en una de las sillas de la cocina, justo al lado de Kirishima, y tomó su mano con suma delicadeza, temiendo asustarlo.—¿Acaso estás pensando en rendirte?
—¿Que más debería hacer?—Eijiro se encogió de hombros a la hora de mirarlo.—Tal vez es lo mejor que pueda hacer.
—No, se suponía que tú eras la esperanza personificada.—Protestó el rubio.—Sin ti yo seguiría siendo ese chico que canta en la ópera, no he cumplido mi sueño, pero estoy un paso más cerca de hacerlo.
—Pero... Tú eres muy diferente a mí.
—No puedes rendirte, tienes que seguir persiguiendo tu sueño.
—No creo que eso tenga sentido, hay montones de jueces, y todos ellos han decidido que no soy apto para estar estudiando en sus instalaciones. Y ya estoy más cerca de los 25 que de los 20, ya debería haberme graduado.
—Tienes razón en eso, ya deberías haberte graduado. Pero, ¿si el chico más esperanzado que he conocido nunca se rinde, que será de los demás?
—Katsuki, déjame, por favor.
—¿Por qué no te presentas a otra universidad de Artes? Tiene que haber alguna más. Francia es grande.
Kirishima levantó la mirada, y una fina sonrisa se dibujó en sus labios.—Ahora que lo dices, sí. Hay otra, no tan buena como la de París, pero lo importante es que hay otra.
—Bueno, tal vez no es tan buena como la que querías. Pero lo importante es que cumplirás parte de tu sueño, ¿no?
—Pero... Yo tenía el suficiente dinero para pagar la matrícula en esa universidad. No sé cuánto dinero necesitaré para esta otra universidad.
Katsuki lo miró. Y en ese mismo momento, tomó una decisión. Él también comenzaría a trabajar, en cualquier cosa, no le importaba mucho en ese momento. Así, podría ganar dinero, para así ayudar a Eijiro a pagar todos los gastos necesarios para estudiar en esa universidad que tanto quería. A cambio, no pedía mucho, tan sólo quería que Kirishima siguiera dándole su hospitalidad, y si le apetecía darle unos cuántos besos, los tomaría como propina. Creía que era bastante justo eso.
—Trabajaré para ayudarte.—Dijo con decisión, mientras apretaba un poco más fuerte la mano aún entrelazada con la del pelirrojo.
—¿De verdad lo harías?
—Después de que me dejaras quedarme aquí, creo que es lo menos que podría hacer, ¿no lo crees?
Kirishima tras unos segundos terminó asintiendo, y cuando apoyó su cabeza en el hombro del rubio, le susurró un suave y sincero «gracias.»
Cuando en realidad, Bakugou sentía que el único que tenía que agradecer era él. Habría estado perdido si jamás hubiera huido de aquel ensayo, o si hubiera corrido en dirección contraria.✷✷✷✷✷
✷✷✷✷✷✷Pasó semanas tratando de encontrar un trabajo en el que fuera bueno, y pagarán bien. No quería cualquier trabajo, quería uno que de verdad pudiera ayudar a Eijiro. Pero por fin, tras tanto tiempo buscándolo sin descanso, por fin logró encontrar el lugar perfecto, dónde pagaban bien, y además, se le daba de maravilla.
En ese restaurante hacían espectáculos en vivo, y buscaban un cantante. Era el lugar perfecto. Él cantaba bien, y por lo que entendió en el cartel, le pagaban bastante bien.
No era mucho, pero tampoco era poco. Lo suficiente para brindarle algo de ayuda al otro chico. Y de paso, cómo no, podría por fin tener algo de dinero propio. Ese que tanto quería.Por eso, decidido, y totalmente convencido de que esa era la mejor opción que podía tomar, entró en el local. Una pequeña campana indico su entrada, y una joven se giró hacia él con una sonrisa.
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Ópera Y Lienzos | Bakushima
FanficUn famoso y joven cantante de ópera era realmente infeliz, estaba triste y aburrido de todo en su vida. Pero, ese chico que conoció cuando se escapó de un ensayo, ese artista frustrado pero a la vez ilusionado, apareció para darle un poco de felicid...