06; La Especialidad Del Artista

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La casa de Eijiro era cómo él: modesta y descuidada. Pero aún así, Katsuki la encontró perfecta. Era suficiente para una sola persona, aunque dos podrían vivir perfectamente en compañía, y a ninguno de ellos les faltaría espacio.
Constaba de un amplio salón, dónde había una pequeña mesa de vidrio y un televisor viejo en una mesa, una pequeña cocina, y dos baños junto con una sola espaciosa habitación. Kirishima lo invitó a sentarse en uno de los sillón que había en el salón, animándolo también a actuar sin ningún tipo de timidez y con total confianza. Sacó dos cervezas del frigorífico y las dejo en la mesa de cristal, esperando a que Katsuki se animara a darle el primer sorbo a su botella.

—¿Puedo ser sincero contigo?—Preguntó Bakugou.

—Claro, ¿qué ocurre?

—Nunca he tomado cerveza.

—¿Qué edad tienes?—De repente, la idea de que Katsuki aún no tuviera la edad suficiente para tomar alcohol lo aterrorizó. Él no quería problemas por ofrecerle alcohol a un menor de edad.

—Tengo 23 años.—Eijiro suspiro aliviado, tenían la misma edad.

—¿Tienes 23 años y jamás has bebido alcohol?

Katsuki tan sólo asintió algo avergonzado por la incredulidad en las palabras de Eijiro. Sí, tal vez era el único chico de más de viente años en todo París que jamás había probado ninguna bebida alcohólica en toda su vida.

—Amigo, tu vida es trágica.

—¿En serio opinas eso?

—Sí. Me refiero... Nunca has probado el alcohol, nunca has podido irte por la noche sin que tus padres sepan dónde estás en todo momento, no te has ido de casa de tus padres, nunca has fumado...—Comenzó a enumerar Eijiro, mientras se llevaba la botella de cerveza a sus labios, humedeciendo estos durante el acto. Una vez tragó todo el líquido, se volvió una vez más hacia él con una sonrisa traviesa.—¿Que otras cosas no has hecho, Katsuki?

Y él no pudo evitar malinterpretar toda aquella situación. Pensando en todo lo que aún no había hecho con nadie, en toda su vida. La sonrisa de Eijiro era algo traviesa, y eso le provocaba una extraña sensación, sus bellos corporales se pusieron a flor de piel, pues de un momento a otro se sentía realmente nervioso. Sólo atinó a rascarse la espalda con vergüenza e incomodidad y bajar la mirada. Pues pensar en esas cosas con Eijiro delante era desagradable y vergonzoso. Pero todo lo que recibió fue una estruendosa risa por parte del pelirrojo y una fuerte palmada amistosa en su espalda. 

—¡Oye, no te pongas así! Era una broma, tan sólo quería ver tu reacción.

Genial, se acababa de delatar a sí mismo por su para nada disimulada reacción. Podría haber pensado en miles de cosas que aún no había hecho, pero él decidió pensar en... "eso"

—Lo siento, me has pillado desprevenido. No me esperaba eso.

—¿Al final vas a beber la cerveza o no?—Cambió completamente de tema.

Bakugou lo pensó por unos segundos. Y si lo hacía, aunque fuera por probarla, no le iría mal, y sería otra cosa eliminada de su "lista de cosas que aún no he hecho." Por lo que bajo la atenta mirada de Kirishima, el rubio cenizo se llevó la botella a sus labios, y bebió un largo trago del líquido ámbar. Y no pudo evitar pensar, una vez que el líquido terminó de pasar por su garganta, que uno de sus más grandes sueños siempre fue que un hombre fuerte lo llevara a beber en un coche, una muy buena noche primaveral. Y ahora mismo, aunque no estuviera en un coche, no fuera primavera y Eijiro no fuera especialmente fuerte, sentía que era una fantasía cumplida. Por lo que con total comodidad, dejó que su cabeza cayera sobre el hombro de Eijiro, y su brazo izquierdo rodeara el derecho de Eijiro. El pelirrojo, todo lo que hizo fue acurrucarse más en el sofá, y dejar su cabeza reposar sobre la de Katsuki, mientras ambos seguían bebiendo su respectiva botella. Los ojos rojos del rubio pasearon por todo el salón, hasta que algo más colorido que el resto llamó su atención, un reluciente y colorido cuadro llamó su atención.

—¿Lo has pintado tú?—Preguntó, terminando con el silencio que se había instalado.

—Sí, aunque aún le faltan algunos detalles.

—Es precioso. Pero, ¿que se supone que es?

—Sabía que lo preguntarías.—Soltó una pequeña risa, pero que sonó especialmente amarga en comparación con las estruendosas carcajadas que solía soltar.—¿Que crees que es?

—Creo que representa la alegría, ¿no?

—Podría decirse que sí.

—Es muy bonito.—Katsuki lo miró de reojo mientras seguía apoyado en su hombro.

—Gracias. Pero, por mucho que lo intenté, siguen rechazando todos y cada uno de los cuadros que presento.

—¿Por qué los rechazan? Yo opino que son magníficos y que tú tienes un don con la pintura.

—Eso es lo que tú opinas. Pero mi estilo es abstracto, eso significa que no dibujo figuras definidas, sino que hago lo que me sale en ese momento, basado en lo que siento.—Replicó, después frunció el ceño y bajó la mirada.— Pero no mucha gente me entiende, mi estilo a veces puede ser algo que ellos consideran "sobrenatural y extraño", pero en mi opinión, esa es la especialidad del artista, ser raro y hacer cosas poco comunes.

—Tienes razón. No puedes resaltar como artista si haces lo mismo que el resto.—Concordó el rubio.

—Eso es lo que yo opino. Pero, si de verdad quiero ser pintor, tendré que dejar atrás este estilo y volverme como el resto, haciendo el estilo de dibujo tradicional, porque ese es considerado el mejor. Sólo así podré lograrlo, aunque no sea el pintor que quiero ser.

—No es justo que tengamos que cambiar nuestro propio estilo.

Por primera vez tras unos cuantos minutos en el cómodo lugar del hombro de Eijiro, Katsuki por fin levantó su cabeza, luciendo algo enojado.

—No, no lo es. Pero la verdad, a mí no es algo que me entristezca demasiado.

Pero el problema era que a Bakugou sí le entristecía, y también le enfurecía. Y ya no era sólo por él, también por Eijiro, la primera persona que parecía entenderlo completamente.

















Ópera Y Lienzos | BakushimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora