12; Los Sueños De Los Jóvenes

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"Estimado Todoroki.
Buenos días/tardes/noches.
Muchas gracias por los halagos hacia mi voz y por la oferta. Estaría totalmente dispuesto a hacer lo que usted me ofrece. Me encantaría convertirme en un cantante conocido, tal y cómo usted me ofrece con tanta amabilidad y gentileza. Me gustaría acudir y reunirme con usted esta misma tarde, pero si hoy mismo es demasiado pronto o usted tiene un horario que no se puede adaptar a mis deseos, está bien. Muchas gracias por contactar conmigo, estoy sumamente agradecido.
Un saludo, Katsuki Bakugou."

Dobló el papel a la mitad para después ir a buscar algún sobre cualquiera para poder meter la carta dentro y enviarla. No sin antes devolverle el bolígrafo a Yaoyorozu, por supuesto. Encontró un sobre de color beige entre varios otros utensilios, junto a unos cuántos sellos, eligió el que más elegante y adecuado le pareció, y una vez que ya tenía lista la carta, volvió a salir.

-Yaoyorozu, cúbreme unos minutos. Iré a dejar la carta en el buzón.

-Por supuesto. Aún no llega la clientela, de todas formas.

Y con una sonrisa enorme que no era típica de él, caminó aún con el uniforme del restaurante hacia cualquier buzón cercano en el que dejar su carta, ¿o tal vez debería ir a correos para asegurarse de que llegue hoy la carta a manos de Shoto? No importaba eso en ese momento, por lo tanto, decidió continuar con su plan original y dejó su carta en un buzón que encontró a una cuadra. Y después, simplemente volvió alegremente al restaurante cómo si nada hubiera pasado. Pero incluso cuando trataba de ser lo más discreto posible para que no fuera tan notable la pura felicidad que lo invadía en ese momento, no pudo, y varias personas le preguntaron que era lo que lo tenía tan feliz.

Tan sólo no podía dejar de pensar en que su sueño se haría realidad, o al menos estaría prácticamente rozandolo, podría alcanzarlo con la punta de sus dedos si tan sólo estirara el brazo. Y cómo no, tampoco podía pensar en la cara que pondrán sus padres el día en que lo vean por primera vez en la televisión. Y sobre todo, no podía esperar para contarle las buenas noticias a Eijiro.

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-¡Eijiro!

Era todo muy extraño desde que Katsuki había comenzado a trabajar en aquel restaurante. Antes Katsuki se quedaba todo el día en la casa, y cuándo ya se acercaba la hora de la comida, cocinaba una delicia para ambos, y Eijiro llegaba tan sólo una media hora después, con la comida ya luciendo una buena pinta y con un sabroso aroma. Ahora, era al revés, y era Eijiro quién llegaba antes a la casa, y era aquel que tenía que sacar la comida congelada de la noche anterior del frigorífico y calentarla.

-¡Hola Katsuki!-Saluda mientras está girado cara al microondas, buscando el tiempo exacto que tiene que calentar la comida del día de hoy.

-Tengo una gran noticia. No te lo vas
a creer.

Eijiro sonrió emocionado.-¿Que ha pasado?

Katsuki le enseñó con una sonrisa de oreja a oreja la carta de Shoto Todoroki. La sonrisa de Kirishima se desvaneció casi al instante, este se aclaró la garganta.

-Katsuki, no es por nada, ¿pero por qué sería una noticia que te envíen una carta?

-Eso lo dices porque aún no has leído el contenido en ella. Vamos, léela.

A continuación, tan sólo le tendió la carta mientras su sonrisa aún no se desvanecía en lo absoluto. Eijiro tomó la carta, mientras la leía con atención y suma concentración. Sus ojos pronto se abrieron cómo platos, y una vez terminó de leer el contenido en aquella carta se abalanzó sobre sus brazos, formando el abrazo más fuerte que alguien alguna vez le haya dado.

-¡Eso es genial Katsuki!

El rubio tan sólo correspondió el abrazo con ilusión y una sonrisa amplia plasmada en su rostro demostrando la gran felicidad que sentía. Estaba tan feliz que podía saltar de pura alegría si tan sólo pudiera.

-¡Debes ir a ver a ese hombre hoy mismo!

-Eso planeaba hacer.

-Pues... Sero vive cerca de esa calle, podría llevarte en el carro, dejarte allí e ir a verlo. Hace mucho que no lo veo.

-De acuerdo.

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El motor siguió expulsando un horrible humo negro, al mismo tiempo que el carro se quedaba estacionado cerca de la acera. Bakugou quien iba en el asiento del copiloto vió a su compañero pelirrojo.

-¿Cómo me veo?

Eijiro tan sólo enderezó y puso totalmente recta la corbata que envolvía el cuello del rubio, después pasó sus manos por el pecho de este con la excusa de que tan sólo buscaba retirar cualquier rastro de suciedad que pueda haber en el traje que portaba su novio, que lo hacía ver atractivo y elegante.

-Ahora estás perfecto.

Katsuki sonrió al mismo tiempo que abría la puerta del carro para bajar e irse. Reprimió las ganas de darle un buen beso de despedida a los labios de Eijiro, pues los cristales son finos y alguien los podría ver sin demasiada dificultad.

-Nos vemos después Ei, ¿cuándo pasarás a por mí?

-¿En una hora estaría bien?

No le molestaba en lo más mínimo esperar un poco.-Sí, está bien.

Salió del carro y cerró la puerta de este a su paso, exhaló por última vez mientras que con nervios entró a unas grandes oficinas que se alzaban imponentes, casi tan altas como la torre Eiffel, -esto claramente, era tan sólo una exageración.- pero estaba tan nervioso que vió estas oficinas cómo los más grandes y altos edificios que había podido ver en toda su vida.
Entró, y entre tanta gente, trató de encontrar la oficina de Shoto Todoroki.

Decidió preguntarle a un joven peliverde de aspecto amigable, que le indicó que la oficina del señor Todoroki se encontraba al final del pasillo, en el segundo piso. Él dió las gracias y se retiró, tuvo que tener un incómodo viaje en el elevador con una mujer con cara de pocos amigos. Pero finalmente, llegó al final de su travesía, trató de colocarse de nuevo la corbata, que de repente parecía cómo si lo estuviera ahogando, y entró en el despacho.

-Buenas tardes.









Ópera Y Lienzos | BakushimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora