Capítulo 5

1.1K 63 1
                                    

Aleksandra Vólkov

Salí de la piscina rápidamente y me quedé de pie al notar como papá caminaba hasta nuestra dirección con pasos apresurados.

—Ahora mismo me vas a decir qué coño hacías tocando a mi hija más de la cuenta, imbécil —bramó con furia en dirección a Damién, quién salía de la piscina con total tranquilidad y como si no estuviera el caos a punto de desatarse en la casa.

Cómo quería ser él en ese momento y no preocuparme por la furia de papá.

—Buenas tardes para usted también, Sr. Vólkov —le respondió de vuelta y mirándolo fijamente a los ojos.

—Deja los modales para otro día,  respóndeme que mi paciencia tiene un límite y justo ahora estás en mi territorio —soltó papá con furia y temblé al oírlo.

Damién dió dos pasos hacia él hasta que sus pechos se pegaron y justo en ese momento sentí que me iba a desmayar en cualquier momento.

—Papá, Damién, ya por favor —me puse en medio de ambos e intenté separarlos, pero Damién tomó mi brazo y me puso detrás de él, lo que despertó aún más la furia de papá.

—¿Quién te crees que eres para tocar a mi hija y apartarla de mi lado, idiota? —me tomó del brazo y me puso detrás de sí, poniendo su espalda como escudo protector.

Volteé a ver si alguien nos podía ayudar, pues Damién parecía no tenerle miedo a la muerte y papá era la misma hecha persona.

—Soy Damién Ivanov, ¿Algún problema con eso? —le respondió desafiante y noté como papá se tensó al oírlo.

No entendía que estaba pasando y por qué carajos papá actuaba así con él.

No lo conocía y lo trataba como cual enemigo.

—Tienes dos segundos para salir de mi casa si no quieres que te meta una bala en la frente, Damién —lo amenazó y él rió sin una pizca de gracia.

Dios mío no, papá era capaz de eso y más.

—Sé que eres el Boss de la mafia rusa, no hace falta que me lo recuerdes a cada segundo, eso lo tengo muy presente aquí —señaló su cabeza y luego me miró fijamente —, y si estoy aquí es por su hija, única y exclusivamente por ella, Alek —lo miró de vuelta con cara de pocos amigos.

—No eres bienvenido, eres el hijo del enemigo y no seguiré permitiendo que te acerques a mi hija, malnacido.

Espera, ¿Qué?

No, no, no.

¿Cómo que enemigo? ¿En qué momento?

Damién era nuestro vecino, no el enemigo de papá.

—Los problemas que tuvo o sigue teniendo con mi papá no me interesan, esos no me competen ni a mí ni a su hija, nosotros no tenemos nada que ver con ello.

En definitiva había algo que yo no sabía.

—No permitiré que mi hija sea amiga del enemigo, así que aléjate de ella y sal de mi casa ahora mismo —le ordenó con voz dura.

No, por favor. 

—Es que no planeo que su hija sea mi amiga, al contrario, mi meta es convertirla en mi esposa —me dedicó una mirada al decir eso y quise morirme ahí mismo, pero de la emoción.

Damién me atraía y demasiado, pero no tenía conocimiento de que él también sentía algo por mí como para enfrentarse a mi papá de esa forma y hablarle como lo hizo.

Sí esto es un sueño, no me despierten, por favor.

—Sobre mi cadáver, imbécil.

—Eso ya lo veremos, futuro suegro —respondió con burla y papá lo tomó de la camisa empujándolo fuertemente, logrando que se tambaleara hacia atrás.

LA OBSESIÓN DEL DEMONIO RUSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora