¶¶•CAPÍTULO 17•

326 39 25
                                    


La anterior, había sido la primera de muchas veces en las que el inventor y el mentalista compartían la cama en su pequeña cabaña.

Senku aún no podía procesar a consciencia el cómo había llegado a este punto con Gen. La única conclusión factible a la que podía llegar era aquella que, describía la presencia de la florecilla como un tornado arrasador.

Desde su primer encuentro, el bicolor lo había sacado de balance completamente y parecía que con cada pequeña acción, la afectación era mayor.

Tan solo unas cuantas noches y ya había memorizado las medidas de Gen para encontrar la posición perfecta para abrazar su cuerpo al dormir, también guardó con recelo el aroma de su cabello al acariciarlo, las expresiones que marcaba el otro eran sus favoritas, con cada nueva reacción que el otro le brindaba, un pequeño latido en su pecho y una sonrisa ligera, se le marcaban a él encima, no podía cansarse de ninguna.

Y también, tenía que admitir que con su compañía, las pequeñas cosas banales dejaron de importarle.

Ya no pasaba las noches en velo, procuraba tomar asiento para consumir sus alimentos en calma con él enfrente, sonreía más veces de las que recordaba haberlo hecho antes e incluso se permitió algunas pausas en su trabajo para descansar y exprimir al máximo el tiempo que podían compartir juntos.

No sabía que era lo que Gen tenía, quizá había sido uno de sus supuestos hechizos, esos de los que tanto alardeaba, el que le había lanzado para ponerlo así.

Aunque claro, eso no tenía nada de lógica.

La razón no tenía cabida en aquello que sentía por Gen. Que encantadoramente problemática estaba siendo la situación.

—¡Creo que ya encontré el problema Senku-chan!—la florecilla le gritó al inventor, estando con los pies sumergidos en el pequeño río. 

Gen se acercó al lugar, que casualmente era el mismo donde ambos habían hablado la primera vez, pues la pequeña lucecita que alumbraba la cabaña había perdido su brillo repentinamente.

Hace algunos días Senku había montado una rueda enorme de madera con algunas mejoras cerca del cause, esto, con la larga explicación sobre su función de la cuál no había entendido ni un poquito, simplemente sabía que con el movimiento que llevaba el impulso del agua, la rueda giraba y al estar conectada a tantos hilos, cuerdas u piezas de vidrio este lograba que su refugió se convirtiera en un lugar cálido y templado. 

Pero esa noche, la rueda se detuvo, al verse rodeados por la oscuridad ambos chicos se inquietaron, mientras Senku actuó con rapidez hurgando por las esquinas de la cabaña, Gen salió y fue a la rueda. 

Ahí encontró entonces, que el hecho no había sido un accidente o alguna casualidad, la rueda se había atascado con un montículos de ramas y eso era lo que le impedía seguir, era demasiado perfecto, por ende también debía de ser planeado. Gen frunció el ceño, sabía que los culpables estaban cerca de ellos, la gente de la aldea se comenzaba a volver cada vez más agresiva en sus muestras de rechazo hacia el inventor. 

Es esto, la rueda esta atorada—le dijo al menor cuando lo vio acercarse, inclinó su cuerpo en un intento de reparar la situación, pero solo consiguió fruncir el entrecejo más—¡No puedo sacarlo!—exclamó, intentando un poco más en vano. 

Cuando el inventor llegó a la orilla con una lamparilla de aceite en la mano, también formó una mueca—¿Qué haces Gen?, sal de ahí ahora o vas a pescar un refriado, el agua esta helada. 

Pero...—el bicolor le miró con una expresión desanimada. 

No importa, tiene solución, pero puede esperar a mañana, al diez mil millones porciento—dio media vuelta—, además, creo que podemos aprovechar la ocasión.

"LO QUE CONSTRUIMOS..." [SenGen AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora