¶¶•CAPÍTULO 18•

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En esta ocasión Gen de nuevo había salido a una de sus exploraciones mañaneras, recopiló casi la misma información que siempre y se dirigía a la cabaña para despertar a Senku con pasos ligeros.

Trataba de mantener la mente en blanco, no tenía sentido recordar su pequeña pelea con su amigo o alguna otra conversación con alguno de sus dueños, pero aún así, no podía evitarlo. El rostro de Tsukasa, el llanto de Ukyo y la fría mirada de Hyoga cruzaban su mente una y otra vez.

Se frenó delante de la cordillera de árboles cerca del río, tiritó gracias a la corriente de aire que le golpeó la espalda y que provocó un dolor aquejante en ella. Se encogió en un pequeño abrazo así mismo mientras murmuraba lo cruel que estaba siendo el invierno en voz baja y una vez terminó hecho una pequeña bolita sobre una roca, elevó la mirada y exhaló un poco de vapor.

Su frágil silueta se reconfortó al ver a la lejanía aquel árbol de cerezos, que se cubría con una capa blanca debido a la nieve, pero que mantenía aún sus tonalidades rosadas perceptibles.

Gen frotó sus brazos con sus propias manos, tratando de ignorar el dolor en su espalda y comenzar a ser más optimista, fantaseando en como sería su pequeña reunión con Senku y la demás gente de la aldea Ishigami, el día que esos pétalos se abrieran.

Seguramente serían ruidosos. 

Kinro y Ginro jugarían al rededor del tronco, Chrome estaría igual de emocionado y la sacerdotisa Ruri lo escucharía atentamente, Kohaku estaría a su lado, con la emoción de una niña pequeña, justamente como Suika, el viejo Kaseki quizá sería el más tranquilo, pero no por eso, el menos feliz, los demás habitantes del pueblo también compartirían una sonrisa en sus rostros.

Y Senku...bueno, él quizá estaría a su lado, admirando a los demás sonrientes y con una mueca satisfecha por lograr hacer algo que los complaciera a todos. Aunque le diera un poco de vergüenza, Gen podría imaginar que el inventor estaría más que atento a sus reacciones y él, todavía no sabía que esperar.

Solo sabía que estaba emocionado por qué ese día ocurriera de la misma forma en la que se lo estaba imaginando. A pesar de ser un deseo egoísta.

Sin querer, Gen ya había comenzado a sonreír admirando aquella vista, cuando de pronto, el árbol fue sacudido abruptamente.

El bicolor se puso de pie, observó a las demás copas a su alrededor, pero ninguna se movía de la misma forma, cosa que le inquieto más, la nieve caía con rudeza y el movimiento no paraba, así que Gen solo decidió correr hasta su ubicación para averiguar lo que pasaba.

Al llegar con el aliento afectado, se topo con el brusco movimiento del solitario árbol más de cerca y con diversos murmullos resonando entre los troncos.  Caminó justo detrás del que estaba al lado y asomó con curiosidad y precaución su cabeza.

—¡Toma, toma!

¡Toma esto!

Se encontró con una escena preocupante, un grupo de niños y jóvenes de la aldea golpeaban sin piedad al tronco herido del árbol mientras reían.

A Gen ya le había resultado extraño encontrarse con menos personas dentro de sus chozas cuando hizo su recorrido, pero no imaginaba que el grupo ausente se conformara por aquellos niños malcriados, ni que aquella agresión también fuera planeada por ellos.

Los niños más pequeños lo pateaban y le lanzaban rocas de tamaño mediano. Mientras que los jóvenes golpeaban rocas una contra otra, hasta que consiguieron algo de fuego y le acercaban algunos pedazos gruesos de madera para preparar unas cuantas antorchas.

Si destruimos este árbol, seguramente acabaremos también con ese hechicero—uno de ellos afirmó.

—¡!—el resto le secundó.

"LO QUE CONSTRUIMOS..." [SenGen AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora