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El inicio.




Linda pov.













Hoy como la mayoría de los días, había despertado sabiendo que debía viajar. Mi nombre es Linda Reyes, tengo veinticuatro años y soy originaria de Monterey Nuevo León. Tengo una carrera en comunicación y doy a conocer mi trabajo en las redes sociales, soy algo así como influencer y eso me ha ayudado a hacer varias cosas que me hacen sentir bien con mi persona. Por ejemplo he llegado a conocer a gente con influencias, las cuales no dudan en apoyar mi proyecto de apoyar a las fundaciones o casa hogar para los niños huérfanos.

Desde niña he sido así, siempre me ha gustado ayudar a quienes lo necesitan. Nunca fui fan ni contribuyente de las personas que se burlan de otras, más que nada por que yo también viví ese horrible pasado llamado bullying de niña. Pero eso ya ha quedado en el pasado, ahora soy una adulta que pone su granito de arena para contribuir en las buenas causas.

Esta mañana me levanté, me di una ducha y me puse algo de ropa cómoda para ir al aeropuerto. Me esperaba un viaje hacia Culiacán Sinaloa, debía juntarme con algunos personajes que están dispuestos a apoyar con dinero para la casa hogar donde hago labores humanitarias últimamente. Mentiría si digo que los conozco por que no, solo lo que veo en redes sociales y si me causa algo de temor. Tampoco es que sepa de sus vidas vaya, he visto uno que otro vídeo de esta persona y es todo. No se quien sea su familia ni de donde venga.

Termine de desayunar y me lave los dientes, después me subí a la camioneta donde me esperaba Esteban. El era algo así como mi hombre de confianza, hacia todo tipo de trabajo para mi, pero nada malo. Más bien era algo así como asistente, guardaespaldas, chofer y sobre todo, un amigo que estaba ahí cuando lo necesitaba. Conduciendo iba mi hermano Francisco, quien se había venido a Monterrey recientemente por que el vivía en la ciudad de México, sin embargo su relación terminó y decidió venir a molestar a su hermana menor.

— Cuídense mucho, yo no me confío de la gente de ese sitio — pidió mi hermano, sonreí.

— Nosotros tampoco estamos confiados Fran, sin embargo es lo que debo hacer por el bien  de esos pequeños.

El no mencionó nada, pues sabia que hablar de ese tema siempre sería yo teniendo la razón y el siendo un exagerado.

Después de despedirnos, Esteban y yo entramos al aeropuerto. No tuvimos que esperar mucho antes de que llamaran a nuestro vuelo por los altavoces, hicimos todo el procedimiento y después abordamos hacia Sinaloa.




💫







Varias horas después habíamos aterrizado en el aeropuerto de Culiacán, según me indicó la persona, vendría uno de sus amigos por nosotros. Estaba nerviosa, no los conocía y no conocía a nadie aquí. He aprendido que una cosa es interactuar en redes sociales y otra es el ser amigos en verdad.

Salí del aeropuerto y ahí estaba un hombre con las características que me habían dicho, complexión grande, alto, de tez blanca y ojos claros. Además de que tenía la misma ropa. Me imagino que el también me reconoció, pues caminó hasta aquí.

— ¿ Linda y Esteban? — preguntó

— Somos nosotros — afirmé

𝑰 𝒏 𝒇 𝒊 𝒆 𝒍 ╔ 𝑲 𝑪 ╗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora