Hundámonos.

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A veces es mejor callar. Aunque dicen que el que calla otorga, el silencio confiere al entorno todo aquello que ningún verso ni ningún verbo terminado en tu nombre puede expresar.
Imperativos que anhelan con desidia sueños que se pierden entre pesadillas.
Otras muchas veces es imposible estar en silencio, pues tu imagen es recreada por mi mente. Te hablo lentamente y con cariño, susurrando tu nombre como si estuvieses aquí. Y es que he perdido el juicio desde que tú no me defiendes, ante la vida, los días, tú que me cegaste como un rayo para conseguir partirme en dos.
¿Dónde termina la razón y dónde empieza la locura?
Tiré mi corazón a la basura pero mi mente es la mayor tortura.
La elipsis de todo sentimiento, de toda palabra, es absorbida por el silencio que todo lo afirma, que todo lo desmiente. Es imposible apreciar el silencio entre una entrecortada respiración ahogada en lágrimas.
¿Qué haces a mi lado en mi cama?
Deliro y duele pensar que solo existes en mi locura. Te fui a abrazar y ya no estás.
Por qué huyes, por qué te desvaneces entre las sombras sin sol de mi habitación.
Ya no cabe correr a ninguna parte con prisa pues nadie me espera ni la brisa lleva tu perfume.
Por qué escribo si tu no lo leerás, si Jamás comprenderás lo que describo, el te quiero que digo a tu sombra proyectada a mi espalda.
Por qué leo en voz alta todo lo que escribo como si alguien me estuviese escuchando.
Por qué maldigo una y otra vez mi existencia, por qué llueve sin parar pudiendo haber tormenta, centellea el horizonte como un faro que insiste en que lo persiga aunque jamás lo atraparé.
Por que a cada paso te alejas más y más y ya ni en la lejanía puedo divisar tu borrosa figura. Dejas tras de ti un rastro de ilusiones, promesas, mentiras, palabras vacías que escupías por tu boca sin ser consciente de todo lo que provoca en mi mente.
Palabras vacías que me llenaban, me comprendían, que significaban tanto para mí.
¿Y ahora qué? Si permaneces en silencio sin escucharme, si ahora te persigo como un necio soñando con tocarte.

¿Para qué todo ésto? ¿Para qué tantas palabras? No quiero transmitir nada. No quiero relatar mi vida aunque quizás lo haga.
Cartas destinadas al olvido como cualquier sentimiento, como cualquier promesa. Dejemos volar libremente nuestras mentes apagando la cordura, conquistando la locura. Dejemos que tras el alba llegue la noche más larga, de pesadillas con los ojos abiertos, de sueños inciertos. De pactos con el diablo y seducciones de la muerte.
Dejemos que la muerte se apodere de nosotros y baile el tango suicida, hasta que nuestra vida se hunda bajo nuestros pies mientras que danza, como en el titanic.

Mis noches de insomnio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora