¿Dónde estás?

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Avísame al alba, cuando caiga Roma, cuando se estrellen las estrellas contra el firmamento y el horizonte se convierta en la nada más profunda. Despiértame al alba, cuando regrese la luz momentánea que algún día se apagará en la porfía con las más oscuras sombras.
Acaba conmigo antes de cerrar la puerta, antes de decir adiós. Antes de que mire atrás, para caer a ras de suelo chocando con la realidad. Mátame antes de apartarme la mirada por última vez.

Sonreía mientras girabas para irte por última vez. Era pura cortesía. Me estaba apagando, derrumbando, sintiendo Gernika en mi interior. Te despediste con un beso, y una sonrisa escepticista cargada de un eufemista 'todo saldrá bien'.

Quizás para ti sí. Te has quitado el peso de tener que aguantar ser querida de verdad. No todos pueden asumir la responsabilidad y madurez de ello.
Hoy, sin prisa, camino mirando sin mucho interés la gente pasar a mi alrededor. Ya no hay prisa porque tus brazos no me están esperando en ninguna parte. Ya no se cruzaran nuestras miradas. Has pasado de estar en mis sonrisas a estar en mis lágrimas. Te has convertido en todo aquello que siempre prometiste que no volvería.

Vacío, ansiedad, dolor.

¿Dónde te has metido?

Espérame por favor más allá de éste asqueroso planeta, a dos o tres eternidades de estos años oscuros, no me importa atraparte al horizonte, hacerlo en siglos. Porque un solo abrazo tuyo calmaría Bosnia, apagaría Chernobyl. Eras paz en un mundo de guerra. Calma en un mundo tormentoso, atormentado.

Te siento. En cada estrella, quizás fugaz, como efímera fuiste tú. Pero también alumbraste como el Sol. En cada respiración que ya no es ni relajada ni entrecortada por ti. Te siento en cada te quiero, en cada esquina de mi vacío cuarto, de mi vacía vida. Te siento aunque seas frío. Aunque estés acabando conmigo como prometiste no hacer. Te acogí con miedo de que me acabarás destrozando. Con miedo a quererte. Aún así te abrí de par en par cada puerta y ventana de mi desolada vida. Te colaste por cada una cerrándolas tras de sí. Escapaste por no sé dónde y no sé cómo. Pero no te fuiste. Dejaste encerrada toda tu presencia. Y hoy pienso que al levantarme vas a estar tú abrazándome por la espalda sin dejarme caer. Cuántas noches sueño con tus manos entrelazándose con las mías, tu tez pálida pegada a mi piel, cada uno de tus lunares como estrellas guiándome, mis manos jugando con tu largo y suave cabello.
Qué más da si hoy eres una mera ilusión, un sueño, una mentira.
¿Qué importa?
Cada uno vive en su propia mentira, en su propia vida autoinducida al engaño.
Es triste que te hayas quedado en eso.

En un anhelo.

En el baho del cristal de una mañana de invierno.

En una mirada perdida.

En una vida vacía.

En un recuerdo.

Pero, al menos, puedo morir feliz sabiendo que conocí la felicidad, que tuve entre mis brazos la mejor chica del mundo.

Ya no espero que vuelvas, pero al menos quédate en esta mentira, no me faltes en mis sueños, no me faltes querida..

Mis noches de insomnio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora