Sentís miedo, ¿verdad? Lo noto en vuestras miradas ingenuas. Lo noto en vuestras titubeantes decisiones.
Sé lo que es.
Miedo al final. Al punto y aparte. Miedo hasta a las comas.
Miedo al fin y al cabo, por no saber aceptar el final.
Ineludible. Inexorable. Está ahí.
¿Qué es la vida sino un camino hacia el eterno fin?
Espera a la vuelta de la esquina, o a dos barrios más allá. Quizás en el otro barrio.
Pero está ahí.
Nadie puede ganarle la partida al tiempo. 'Alea iacta est', y en efecto, los dados están tirados de hace mucho, y siempre vas a perder.
Es imposible ganarle el pulso a la vida. Es tan efímera y a la vez tan agotadora..
Es tan fácil quedarse a medias. Desvivir, mal vivir, saltar por la ventana.
Pero la vida, no tiene salida. A veces no quieres estar, ni te quieres marchar. Otras veces ni te das cuenta de que estás viviendo.
Pero el tiempo pasa, y pesa. Y mientras lees ésto estás perdiendo tu tiempo. Al igual que yo. Pero ya estoy acostumbrado.
Corre, vuela. Salta.
Ríe.
Olvídate de quien eres. De quiénes somos. De qué hacemos aquí.
Olvídate de tu pasado, de tu presente , y de tu futuro.
Que la vida es eso, un caos, un descontrol. Vive al fin y al cabo, sin darle importancia a tus errores.
Pero jamás te olvides, que al otro lado del cristal, al otro lado de la pantalla. Hay un mundo cruel, despiadado. Un mundo que se está muriendo, y ya no tiene solución.
Una humanidad deshumanizada y sumida en pensamientos absurdos, encerrados en mentes absurdas, encerradas en jaulas.
No te olvides, que no muy lejos, tus penas son cuentos de niños, y tu comodidad diaria es un anhelo.
Anhelo, de muchos, de millones y millones, y millones. Anhelos tan necesarios para sobrevivir, que te abducen y absorben, para luego evaporarse como el baho de la ventana, el corazón dibujado en un coche, como una exhalación.
Perded el miedo al final, asumid que todo va a acabar, que os abandonarán. Asumid que el tiempo vuela, que mañana puedes morir, que ya estás muriendo. Que todo muere.
Sobretodo lo más bonito perece, las flores del cerezo, el arte, que yace herido de muerte, desangrándose en versos que tan sólo incitan a una tarde de invierno en casa, con un café y los nocturnos de Chopin.
El amor, que cae con un peso de plomo sobre nuestras cabezas, ojalá quisiéramos con cabeza.. a mí desde luego se me ha escapado.
Se fue volando como una golondrina, que no tenía nido en tu balcón, que se hallaba anidada en el permanente miedo a perderte, la continua muerte animada por cada vez que te escapabas de mis manos.
Tantas contradicciones, eso es la vida, una mera, simple contradicción imposible de comprender, donde posiblemente nos perdamos, tú, yo y quizás alguien más.
Deliberaciones incongruentes entre mis dos partes, el ojo del huracán cada vez se reduce más, cada vez hay menos paz en esta tempestad.
Y todo se vuelve contra ti, contra mí y quizás contra alguien más.
Y pierdo la razón, otra vez más, ya van tantas que también he perdido la cuenta.
Cuenta que llevo día tras día, noche tras noche, desde que vivir se convirtió en desvivir, y mirar al futuro ya es una cuenta hacia atrás donde ya no es 'un día más' sino un día menos.
Veinticuatro horas, mil cuatrocientos cuarenta minutos, ochenta y seis mil cuatrocientos segundos, uno a uno, de agonía.Hace siglos que dijeron aquello de 'mañana será otro día, mañana las cosas irán a mejor', pero seguimos estancados en el mismo día, donde no pasa nada, ni siquiera el tiempo.
Hace siglos, quizás milenios, o millones de años, desconozco cuando, nació el primer romántico, el primer soñador, el primer poeta.
Nació el arte, la poesía, la música, tus ojos. Quizás ocurrió en otro planeta, quizás estoy en el planeta equivocado, justo en el momento equivocado. O sea yo la equivocación.
Me estremezco entre tanto poeta y musa perdida, entre tanta canción de Sabina y obra de Gustav Holst. Y me pierdo, y me olvido de todo aquello que dije que no había que olvidar. Olvidé olvidar, es duro. Me olvidé de mí, de ellos, pero no de ti.Y ahora sigo dándole vueltas a la ciudad, soñando con que estés a la vuelta de cualquier esquina. Por las noches sueño con poder olvidarte, con sacarte a patadas de mi vida al igual que tú hiciste.
El pesimismo desenfrenado aborda las calles vacías y encharcadas, tristes porque no pasa tu falda. Guitarra en mano me desahogo o me deshago, y siento cómo se clavan canciones tan adentro, que desgarran mientras rasgo las cuerdas sin compás, a destiempo.
Y es otro día. Al fin y al cabo, otro día. Ayer ya sabía que el mañana no iba a deparar nada mejor, nada nuevo baja el Sol. Y ya no renace el día, y las sombras de la noche permanecen indemnes, perpetuas, arraigadas como cadenas que atan los pies a la tierra, y el cielo que se aleja más y más.
Allá donde miro, no comprendo el sentido de la vida. Esplendoroso está el horizonte lleno de surcos que resplandecen carmesíes. Detrás se oculta el Sol, y algo más, los sueños.
Se esconden allá detrás del horizonte, que persigo encomiablemente, a pesar de que a cada paso, se aleja más y más, como diría Galeano.
Y como una galera naufragada, fragata perdida en la inmensidad del mar, zozobro a la deriva, decantándome entre mantener las armas en alto o sacar bandera blanca.
Porque hoy es uno de esos días, en los que me rindo. Tanto positivismo, tanto esfuerzo, tanta lucha, ¿para qué?
Sigo en punto muerto, quizás cuesta abajo y quizás demasiado muerto.
Tanto auto-convencimiento de ésto, lo otro.. que si por el futuro, para que todo vaya bien..
Tanta filosofía improvisada para ayudar a quiénes terminaron por abandonarme.
A la mierda.
A la mierda la mentalidad positiva, a la mierda el trabajo diario, el estudio, a la mierda mis 'amigos', a la mierda todo el mundo.
A la mierda absolutamente todo lo que me rodea.
A la mierda lo que los demás puedan decir o pensar de mí. A la mierda vuestra opiniones y vuestros pensamientos.
A la mierda la vida, la muerte y lo que cojones nos espere al otro lado.
Porque si realmente espera algo, que alguien le deje una notita, que hay prisa.
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Mis noches de insomnio.
ContoSon noches, noches de insomnio, donde decido coger el boli y un papel y desahogarme, y deshacerme. Surcando folios, recorriendo renglones en busca de lo imposible.