Ojalá acaeciera de una vez el ansiado apocalipsis acabando así con la cuantía del sufrimiento humano.
Sufrimiento engendrado por una sociedad repugnante y decadente, destinada a la autodestrucción por fijar sus valores en la hipocresía, la codicia, el aparentar y el ser más, el inconformismo con los bienes materiales y el conformismo absoluto con el sistema, la pasividad total ante las injusticias, la ceguera autoinducida de muchos que no quieren ver la realidad de un mundo acabado y aún de verlo no moverían un dedo por cambiar este ya ineludible destino.
Esta sociedad egoísta, patéticamente anclada en personalidades ficticias y ajenas, resumidas al pensamiento de querer ser como los demás para ser socialmente aceptados.
Personas carentes de ninguna empatía por ninguna persona ni animal, carentes de sentimientos que no sean un estado de WhatsApp o un 'te amo' que jamás serán capaces de sentir. Personas que no saben lo que es querer, lo que es el verdadero arte. Que nunca han llorado escuchando a Sabina ni han sentido la carne de gallina leyendo a Walt Whiteman, que jamás sentirán lo que es querer con la fuerza de un verso de Neruda. Carentes de gustos que no sean los marcados por los demás. Seres alienados, personas centradas en encontrar un cuerpo perfecto, sin entender que el físico atrae pero no ata ni es eterno, que lo que verdaderamente mata es un poema al alba, una canción desgarradora al ocaso.
Esta sociedad que ha perdido la cabeza, y también los pies de la tierra. Ilusos que sólo buscan su éxito personal mientras ignoran que el estaticismo que llevan está conllevando al mundo a su ya tan clara muerte.
Personas falsamente engañadas por patrañas del sistema como la religión y el patriotismo,'cuestiones de fe' infundadas en la estupidez y la ignorancia, como estúpido soy yo creyendo que algo de lo que diga servirá para algo. Capaces de afirmar que el capitalismo es bueno, incapaces de ver más allá de las pantallas de sus teléfonos móviles, de dejar de ver sombras en la pared, pero cierto es que en la caverna se vive mejor.
Aquí afuera diluvia con fuerza, y la cruda realidad arremete un día tras otro acabando con toda la esperanza en la vida misma.
Esta sociedad de mierda ahoga tanto que algunos recurren a la soga, otros al alcohol, a las drogas. Porque a veces llegas a un punto sin retorno donde ya no puedes abandonar la dura realidad, no puedes seguir mintiéndote. Porque para mentirte ya está la vida misma, una consumada mentira que por desgracia nos toca vivir. Aunque a veces desvivimos más de lo vivido, delirando quizás más de lo debido con un mundo distinto.
No hay solución para este desastre.
No hay conciencia.
No hay lucha.
Sobran gilipollas.
Que se acabe de una vez la humanidad.
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Mis noches de insomnio.
Short StorySon noches, noches de insomnio, donde decido coger el boli y un papel y desahogarme, y deshacerme. Surcando folios, recorriendo renglones en busca de lo imposible.