dándome caza

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Siempre esperando o desesperando. Esta eterna espera en la que ineludiblemente nos hallamos. Espera con un final tan cierto e inevadible como es la muerte.

¿A qué esperamos? ¿Para qué?
¿Realmente merece la pena tanto sufrimiento para llegar al vacío?

Aunque quizás ya esté vacío, perdido, abatido.
No sé a que espero tapándome la cara para que ni las paredes me vean llorar. No entiendo que hago aquí.

Ni porqué no allí.

En mi refugio colosal que me protege, salva, y aguarda de la peor de las tempestades desatada por no más que yo mismo. Soy mi propio enemigo. Y no paro de perseguirme y darme caza.
Así, hiriéndome de muerte no
puedo parar de desangrarme. Corren ríos de mi sangre transformada en tinta, lágrimas, silencio y vacío. Y vaya si me está matando.

En vez de desahogarme cada día me ahogo más en mí mismo, y echo de menos a lo que me salvaba del abismo, y cuando el seísmo tambaleó mi refugio no huí, si no que aguardé a la espera de calma.
Calma que nunca llegó. Y el peso de mi propio refugio acabó con mi vida, sellando en mí tristeza, sembrando desolación. Y ahora, asolado, en ruinas que ya no son patrimonio de quién tanto las cuidó, sino abandonados y vacíos laberintos sin salida, que hoy ocupan el pensamiento diario.
Ahí estoy yo. En un callejón sin salida donde solo cabe mirar atrás.
A veces me gustaría retroceder, para volver a dejarme clavar puñales. Pues más duele hoy desangrarme sin remedio.
Y recurrir a autoinducirme en la mentira , a querer y sentirme querido.
A jugar con ciertos filos.
Y hoy el juego no tan divertido trata de olvidar.

A días me río de la vida, ¿quién eres tú para condicionarme y limitarme?¿Quién eres tú para imponerme tus leyes? Llegando así a renegar de la vida. A huir, y tropezar en el intento. Porque aún sigo atado, atado por clavos ardiendo a donde los segundos queman.
Éste reloj ha dejado de marcar las horas. Ya solo me rijo por la intuición. Y ésta me dice véngate de la vida, acaba con ella.
Y que tentador resulta a veces.

Intentaba olvidar mi pasado y acabé por olvidar mi futuro.

Que inhóspito se encuentra este lugar desde que no alumbras. Tan solamente pido un poco de paz en ésta guerra civil que hay en mi interior. Un alto el fuego o me doy por vencido. Quizás haya vendido antes de tiempo mi derrota, pero me agota perseguir sueños cuando el viento viene en mi contra.
Basta de ésta amarga y cruel espera, no resisto más, blanca bandera en mi vivo cadáver..

Mis noches de insomnio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora