Todavía con la cabeza un poco en las nubes llegó a la Sala Común. El sentimiento de frustración que la había acompañado esas semanas estaba diluido por la sensación de triunfo, ya sabía cuáles eran las cuatro fuentes, el problema es que no tenía el catalejo para averiguar que escondían. Todo a su tiempo.
Tan en su mundo estaba que casi pasa por alto la figura repantingada de mala manera que miraba al horizonte por uno de los ventanales más alejados de la estancia. Cualquiera diría que habría sido de lo más normal haber pasado inadvertida dicha presencia, pero no lo era para Elise, si se trataba de Luc travers la chica tenía un Homenum revelio incorporado.
No abrió la boca, se acercó en silencio prolongando un poco más el estado meditabundo de Luc, el sofá en el que estaba se encontraba en diagonal a su línea de visión, por lo que podía ver sus pómulos altos rozados por el cabello oscuro desenfadado, estaba serio, a Elise le pareció que miraba sin ver.
—En que piensas — dijo cuando se halló al lado del mueble.
Luc se sobresaltó un poco, si Elise no lo conociera no lo habría notado, pero parpadeó un par de veces con rapidez saliendo de la ensoñación en la que estaba sumido y se incorporó un poco ayudado de las manos.
—En todo y en nada — Fue su respuesta.
Elise hizo un mohín y suspiro. ¿Con que en esas estábamos, no?
—¿En qué se diferencian el todo y la nada? — preguntó Elise tomando asiento a su lado. El día estaba nublado, se veían los rayos de sol descender en ráfagas entre los claros que dejaban los cúmulos de nubes.
—¿Y que es realmente la nada y el todo?, ¿dónde está la frontera que separa los conceptos? Hablamos de absolutos antagónicos — respondió aun con la mirada fija en el ventanal.
Elise se encogió de hombros.
—Si definiésemos los conceptos abstractos con una analogía más concreta podríamos equipararlos al cero y al infinito.
Por fin, una ligera sonrisa curvo sus labios, y con pereza separó los ojos del cielo grisáceo para fijarse en la mirada cristalina de su acompañante.
—Me ha gustado, aunque jugar con conceptos que no son abarcables del todo por el cociente humano es más divertido.
—Una curiosa forma de divertirse — contestó ella mirándolo con la cabeza ladeada.
Fue su turno de encogerse de hombros.
Una de las cualidades que más le atraían de Luc era lo aguda que era su inteligencia, sentía una atracción fatal por los enigmas, como ella, pero él prefería centrar su tiempo en los secretos y los límites de la magia, algo que aunque atractivo, Elise consideraba un terreno cenagoso.
Quizá fuese esa atracción fatal lo que la había llevado a desear a Luc durante tanto tiempo, quería adentrarse en el halo de misterio que envolvía al chico, puede que fuese su forma de hablar, de moverse; a lo mejor era aquel desinterés con el que trataba a todo lo mundano; o eran sus ojos, su mente, nunca sabías del todo lo que pensaba y sentía.
Quizá fuese eso lo que tanto ansiaba Elise. Penetrar sus barreras, darse un paseo por sus deseos, que perdiese el control; ese control que llevaba bien aferrado.
—Sé de lo que de verdad quieres hablar — dijo después de la pausa silenciosa.
—Entonces me estas confirmando que tú también quieres hablarlo — observó Elise con voz suave.
Luc entrecerró un poco los ojos.
—Yo solo he hecho una afirmación.
—Y has sacado el tema, yo no había dicho nada.
ESTÁS LEYENDO
El juego de Beauxbatons
Teen FictionLa vida de Elise Beafourt aparenta ser perfecta. Perteneciente a la nobleza mágica, prometida con uno de los chicos más ricos de esta sociedad y dotada de una belleza sobrenatural. Pero como suele pasar, nada es lo que parece: alejada de sus sueños...