4: "La pequeña Minatozaki Sana."

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Narrador Omnisciente

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Narrador Omnisciente.

Osaka, Japón.
2003

Quince años antes...

Los brazos de la pequeña Minatozaki se envuelven en sus rodillas con algunos moretones.

Había vuelto ese día de su escuela, con nuevos golpes, algunos rasguños, uno de sus labios latía ardiendo, ella sentía el sabor metálico de la sangre en él y por supuesto, el dolor insoportable por el accidente que uno de sus abusivos compañeros le habían propiciado en el receso.

Nadie realmente sabía, ni sus maestros, ni sus padres, ni siquiera su abuela acerca de dichos abusos. Sana no entendía la razón, pero desde que le había regalado aquel poema a una de sus compañeras, ese tonto chico de un nombre que ni siquiera se molestaba en recordar le había hecho trizas al salir al patio a comer sola como todos los días. Su corazón y cuerpo dolían, se sentía indefensa, pues el jovencito la había amenazado sin ningún tipo de pudor; como si él fuese el rey de aquella primaria y Sana sólo era presa de su maldad.

¿Qué había hecho? ¿Estaba mal expresar sus sentimientos por una de sus compañeras tan amables con un poema?

Sana siempre se había destacado por su forma de ser tan amable, su burbujeante personalidad, la manera cálida con la que se presentaba a las personas. Ella era increíble para expresarse, a través de las letras, y amaba con todo su corazón escribir todo tipo de cosas. También cantar y bailar, contar chistes malos aunque no supiera si eran divertidos. Su risa resonaba como una bella melodía las pocas veces que ella demostraba su felicidad al mundo.

Esa mañana iba tan emocionada a agradecerle a aquella compañera que muy solidaria le había prestado su ayuda en una prueba de Ciencias; regalándole una carta. O más bien un hermoso poema.

Al parecer la chica se lo tomó de mala manera, rompiendo aquella carta con una decoración hecha por la joven con tanto empeño y dedicación. Las palabras y rimas en esa carta se hicieron trozos, como el corazón de Sana al ser cruelmente rechazada y marginada. Y todos en su escuela sabían de eso, incluso uno que otro superior. Pero nadie se atrevió a hablar del tema, según lo que Sana entendía: lo que había hecho estaba mal.

Y ella lo supo, o lo confirmó cuando empezó a recibir malos comentarios, golpes y miradas acosadoras en los pasillos. El lugar donde tanto amaba refugiarse de los malos tratos de sus padres, ahora era un infierno igual o peor que destruía las ilusiones de la joven.

Nunca pudo decir nada realmente. Ella pensaba que se lo merecía.

Pero esa misma tarde, su abuela había llegado, estaba de visita por esos días, y cuidaba de Sana mientras sus padres no estaban presentes. Como siempre, esa pareja sólo parecía preocuparse únicamente de ellos mismos.

❝ Little lie ❞ ˢᵃʰʸᵒ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora