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Noah fumaba un cigarro mientras el lujoso coche se detenía en una bonita y gran casa burguesa. 

1940, Paris había sido ocupada por la Alemania Nazi logrando así la conocida Caída de Francia en la segunda guerra mundial. 

Parte del ejército alemán había sido ordenado de ocupar los diferentes pueblos franceses. 

Donde uno de los líderes era el temible y poderoso capitán Noah Wolf, su apellido ya lo decía todo, el lobo del bosque. 

Sus méritos en combate le habían convertido en capitán a sus 31 años. 

Se le conocía por ser implacable y audaz.

Llevó a su escuadrón a la victoria en numerosos conflictos donde cualquiera hubiera sido derrotado. 

Ahora, su misión era ocupar el resto de Francia. 

Tomar como residencia temporal casas francesas mientras se toma el control de la población, se organiza las misiones y se acaba con los rebeldes enemigos. 

Noah alzó la vista a su nuevo y temporal hogar. 

Hogar. 

No entendía el significado de esa palabra. 

Salió del coche y miró los jardines muy cuidados de la casa. 

Suspiró. 

Le había tocado una casa de los ricos burgueses del pueblo, cosa que asqueaba pero por su título debía aceptar. 

Dos soldados de baja categoría llevaban sus cosas y se adelantaron a la casa. 

Junto con su imponente uniforme y su expresión fría fue detrás de ellos a paso lento sin dejar de observar. 

Abrieron la gran puerta de madera y entraron. 

Los detalles de aquella casa exclamaban lo lujosa que era. 

Cuadros, decoración fina, paredes pintadas, todo limpio y pulcro. 

Noah dio pasos lentos hasta llegar al salón y encontrarse en los sillones sentados a quienes suponía que eran Don Pierre y Doña Ocean Saunt. 

El matrimonio propietario de esta casa.

Sentados, fingían tomar el té, pero sus cuerpos rígidos como la piedra dejaban ver su temor. 

No se dignaron a mirar al capitán que permanecía de pie en el umbral de la entrada. 

A Noah eso le importó poco. 

Es más, era comprensible desde su punto de mira. 

No todos los días tienes que ceder tu casa al enemigo que te ha arrebatado tu país. 

Carraspeó la garganta haciendo que se estremecieran pero persisten en no mirarme.

- señor y señora Saunt, me presento, soy el capitán Noah Wolf de la división 16 del ejército alemán. Como ya saben, esta división tiene como misión asentarse en este pueblo hasta nuevo aviso, donde ocuparemos sus residencias para nuestro descanso y aseo personal - dijo el capitán con un perfecto francés, motivo por el cuál no dudaron en mandarle a la ocupación francesa. 

Los señores de la casa se quedaron pálidos al oír a un alemán hablando su idioma. 

Noah vio cómo los dedos de la señora temblaban haciendo que el té cayera por los lados. 

El señor permanecía tenso y serio como una roca. 

Era obvio que la presencia del capitán no era grata en ese lugar. 

Un capitán alemán se enamora de un criada francesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora