Un Nuevo Comienzo (Swanqueen)

Capítulo 6. Me gusta estar con ella

Como Snow podía ser bastante idiota cuando se trataba de muchas cosas, Regina realmente esperaba que esta fuera solo una de esas ocasiones. Tan pronto como colgó la llamada telefónica, se subió a su Mercedes, dejando a Henry solo una vez más con Robin, y cruzó la ciudad corriendo, con las manos agarrando el volante con tanta fuerza que estaba segura de que estaba a punto de arrancarlo del coche.

Se dijo una y otra vez durante todo el viaje que Snow debía haber cometido un error. No había forma de que, después de la conversación que habían tenido esa mañana, Emma hubiera ignorado a Regina y hubiera ido a cenar con la Reina Malvada.

Y cuando Regina llegó a Granny's, se dio cuenta de que no lo había hecho. En su lugar, había ido a tomar algo.

Las dos mujeres estaban sentadas en la barra, rodeadas de sillas vacías y una habitación llena de ojos inquietos. La propia abuela estaba detrás del mostrador, limpiando vasos con su mirada sospechosa fija en la reina. La reina, sin embargo, solo podía mirar y sonreírle a Emma.

Regina se detuvo fuera del edificio, su mano descansando en la manija de la puerta y su corazón latía con fuerza en su garganta. El nervio. La audacia total. No podía decir con quién estaba más enojada: Emma, ​​por ser aún más estúpida de lo normal y elegir pasar el rato con esta mujer en contra de los deseos de todos, o con la reina, por estar deliberadamente incitando y buscando a la única persona que sabía que realmente podría lastimar a Regina.

Regina hizo una pausa, parpadeando para sí misma al darse cuenta exactamente de lo que acababa de admitir sin querer. El pensamiento había venido de la nada, sorprendiéndola.

Empujándolo de su mente, Regina enderezó su columna y dejó que su ira la envolviera como una capa. Abrió la puerta de un empujón. Por segunda vez ese día, todas las personas en la habitación miraron hacia arriba mientras ella entraba, sus ojos brillaban.

Emma estaba de espaldas a la puerta, pero la reina vio a la recién llegada de inmediato. Su rostro se quebró en una mueca.

"Regina, querida ", intervino, levantando su copa a modo de saludo. "Esperaba que aparecieras en algún momento".

Emma se giró en su asiento y, en la fracción de segundo en que se dio cuenta de quién estaba allí, su rostro se iluminó. Entonces vio la rabia que se estaba evaporando de Regina como vapor y vaciló, tragándose su saludo.

"¿Qué estás haciendo?" Regina preguntó con una voz baja y retumbante.

"Tomando una copa", dijo la reina, pero Regina la ignoró. Sus ojos estaban fijos en Emma y repitió la pregunta.

"Emma. ¿Qué estás haciendo?"

Emma se humedeció los labios. "Ella ... me invitó a tomar una copa."

"¿Y no viste el problema con eso ?"

Si no hubiera estado tan enojada como para haber estrangulado a Emma en ese momento, la expresión confusa en el rostro sonrojado del sheriff podría haber sido un poco entrañable.

Observó como Emma tragaba, colocando suavemente su vaso en la barra.

"No en realidad no."

"Emma, ​​no puedes -"

"Oh, Regina, por favor," suspiró la reina, interrumpiéndola. "Esta es la segunda vez hoy que interrumpes una conversación perfectamente agradable con tus gritos. ¿No puedes calmarte un segundo y unirte a nosotros o irte a casa y enredarte con el maldito ladrón?"

"No, de hecho, no puedo", dijo Regina. "¿Qué tal si empacas tus cosas y te vas?"

"No lo creo", dijo la reina, llevándose la copa a los labios. "Estoy empezando a disfrutarlo aquí".