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Se estaba frustrando. Ya había pasado como una semana y en ninguno de esos días logró –aunque sea– sacarle dos palabras.

Era imposible que alguien se resistiera a sus encantos.

Se hartaba cuando el castaño lo ignoraba como si no existiera. Tenía que lograr que, al menos, le dirija una mirada.

Estaban en recreo cuando Enzo estaba acompañado por Nicolás y Cristián.

— Les juro, ya no sé que hacer para que ese pibe me dé bola. — decía un frustrado Enzo, que se tapa la cara con sus dos manos.

— Y bueno, ahí te das cuenta de que no siempre sos el centro de atención. — dijo el Cuti.

Cállate, tarado. — Enzo lo miró con una cara de culo.

— Y... Yo pienso igual que el Cuti. No todos te van a dar bola, amigo. — habló ahora Otamendi, quien estaba sentado en su banco con los pies arriba de su mesa.

— ¿Por qué no me ayudan?

— Bue, sí, sí, fijate que ya te estoy haciendo el aguante, Enzito. — dijo sarcástico Romero.

— ¿Por qué no te bajas de tu nube?, estás re quemado ya, boludo.

— Cerra el orto, ¿querés?

— Che, dejando de lado este tema. — Cristián se llevó a la boca una galletita Pitusas que habían comprado en el buffet. — ¿Alguno hizo la tarea de geografía?

Y ahí se le prendió el foco a Enzo.

Él era un chico responsable y estudioso, no dejaba ninguna tarea pendiente y no desaprobaba ningún examen.

Pero ese día, no había hecho la tarea.

Pero sería mejor, porque podría pedirle ayuda a Julián para resolver las preguntas.

En esa semana que el cordobés empezó las clases, demostró ser uno de los mejores estudiantes: respondía las preguntas oralmente y entregaba las tareas a tiempo. Aún no había llegado los días de exámenes, pero Enzo estaba seguro de que Julián aprobaría.

Sonó el timbre anunciando que ya era hora de las clases.

Enzo se levantó de su silla y se dirigió hacia Julián.

— Uuh, ¿lo va a encarar? — decía Otamendi llevándose una de las galletitas del Cuti para comérsela.

— Me parece que sí. — y largó una risa. — ¿Cuándo piensa rendirse este culiao?

— Enzo es un cabeza dura, ya lo conoces, no lo va a dejar así de fácil.

Julián y Alexis estaban conversando de lo más bien, hasta que el segundo nombrado vió a Fernández acercarse.

— Hola, chicos. — Álvarez se dió vuelta para hacer contacto visual y Enzo le guiñó el ojo por décima vez.

— ¿Qué querés, Enzo? — el colorado ya estaba harto de que el morocho se acercara todo el tiempo para chamuyar a su amigo.

— ¿Amanecimos con el culo torcido? — el azabache miró a Alexis con el ceño fruncido. — Aparte, no vine a hablar con vos. Vine a hablar con Juli sobre algo. — le dió una sonrisa forzada y dirigió su mirada hacia el castaño, quien lo miraba con una cierta molestia.

— Julián, ¿hiciste la tarea de geografía?

— ¿No era que vos nunca dejabas tareas pendientes?

— Alexis, cerra el ojete, a vos no te estoy hablando, pelotudo.

•I'm going to conquer you• // Enzo F. x Julián A.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora