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Ya eran las 6:00 de la mañana. Significaba que tenía colegio.

Sonó su alarma y con pesadez, apagó el aparato. Para luego, volverse a dormir.

Él se hubiese dormido profundamente si no fuese por su mamá, que a los 5 minutos lo fue a despertar.

— Nene, levántate, ya sonó tu alarma. — decía su mamá mientras le prendía la luz de su pieza, haciendo que sus ojos le molesten por la repentina iluminación.

— Ya voy, dentro de un rato. — dijo con su voz adormilada, tapándose con la sábana hasta la cabeza para –al menos– tapar un poco la luz que le daba.

— Dale, Julián, es tu primer día en tu nuevo colegio, no quiero que llegues tarde.

Hizo un ruidito con la boca y se levantó a regañadientes. Mientras que su mamá bajaba hacia la cocina para hacer los desayunos.

Se puso sus pantuflas y fue directo al baño a lavarse.

Una vez que terminó todo, volvió a su habitación, donde buscaría su nuevo uniforme que estaba en su placard e iría con su madre a desayunar.

Total, la mochila ya la había preparado hace una semana atrás por la emoción.

En la mesa ya había una taza con mate cocido y dos tostadas con manteca.

Julián tomó y comió todo lo más rápido que pudo, no quería que su primer día de clases, llegase tarde.

Luego, llevó la taza al fregadero y la lavó.

Se fue al baño a lavarse los dientes y peinarse.

— Chau, ma. Ya me voy.

— Chau, Juli. Suerte, hijo, con cuidado, eh. Fíjate la calle cuando cruces.

El castaño le dió un beso en el cachete a su mamá y salió de la casa.

Su colegio no quedaba tan lejos, solo caminaba un par de cuadras y estaba. Pero tenía que salir a cierto tiempo de su casa si quería llegar temprano.

Y ahí estaba, frente al portón de su secundario.

Mentiría si dijera que no estaba nervioso; tener que cambiar de colegio por su mudanza, era algo totalmente nuevo, más sabiendo que era tímido.

Él vivía en Calchin, Córdoba. Pero por el trabajo de su madre, tuvo que mudarse a Buenos Aires, su quinto año de secundario en su provincia natal, había sido lo mejor que le pasó.

Tenía a su amigo Paulo, con quien pasaba todo el tiempo juntos, no se despegaban en ningún momento, pero lamentablemente tuvieron que separarse cuando Julián se mudó.

Ya estaba en su salón, esperando a que su profesor y compañeros llegasen.

Le estaba yendo bien, nadie lo miraba y nadie lo molestaba.

Se puso los auriculares para escuchar su música y se apoyó en su banco para "descansar" sus ojos.

No había escuchado cuando el timbre sonó indicando el inicio de las clases. Tampoco escuchó cuando el profesor ingresó al salón.

— Che, ¿viste a ese de ahí? — decía en susurro.

— ¿A quién? — se volteó a ver a todas partes.

— Al de allá, boludo. — señaló a un castaño con la cabeza. Parece que el chico estaba dormido.

— Ah, sí... ¿Qué tiene?

— Mepa que es nuevo.

— Y... Tiene pinta. — Enzo era una persona que no le daba bola a los demás. Aunque le gusta la atención de todos.

•I'm going to conquer you• // Enzo F. x Julián A.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora