-"𝐄𝐥𝐥𝐚 𝐩𝐨𝐝𝐫𝐚́ 𝐬𝐞𝐫 𝐥𝐚 𝐞𝐦𝐩𝐞𝐫𝐚𝐭𝐫𝐢𝐳, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐭𝐮 𝐬𝐢𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞 𝐬𝐞𝐫𝐚́𝐬 𝐦𝐢 𝐒𝐨𝐥 𝐝𝐞 𝐀𝐫𝐯𝐞𝐳𝐞𝐥𝐚"
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Kallan de Novak era el legítimo heredero del Imperio de Svetloba, debido a esto a sus 7 años...
El de cabello plateado se encontraba en su habitación escribiendo una carta para su amigo de Svetloba contándole todo lo que había pasado
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Querido Kallan:
¿Como ha Estado todo en Svetloba? Espero que tu hermana este bien con todo el trabajo que tiene.
Todo en Arbezela ha estado relativamente tranquilo, hoy será el almuerzo de la familia real.
Estoy seguro de que mi madre hará todo lo posible para avergonzar a Ariana. Yo solo me encargaré de frustrar sus planes, así que deseame suerte.
También acabo de conseguir un asistente personal pero te contaré eso con más detalle cuando vengas.
No puedo esperar para que sea la ceremonia del Sol para que nos podamos ver.
Atten. Bavilo
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Cuando terminó de escribir guardo la hoja de papel en un sobre y lo cerro
– Adrián ¿Puedes venir? – en el momento que Bavilo dijo eso el recien mencionado entro al cuarto
– ¿Que necesita su alteza? – el peli dorado mostro una alegre sonrisa
– Necesito que pidas que envíen esta carta a Svetloba – le extendió el sobre
– Como usted deseé – tomó el papel e hizo una leve reverencia para retirarse pero se detuvo en la puerta – Oh, hoy es el almuerzo ¿No? Le deseó suerte, su alteza –
– Muchas gracias – el oji fucsia le sonrió – Ahora, por favor entrega la carta –
– Si – salió de la habitación caminando por los pasillos – Que la diosa lo ayude, su alteza – pensó para si mismo un poco preocupado
A decir verdad si estaba algo nervioso, ya había escuchado al príncipe decir lo despiadada que podía ser su madre y toda su familia en general, le preocupaba que se metería en problemas solo por ayudarlo a el y a su hermana
Le prometió al principe que siempre le sería leal y se juro a si mismo que garantizaría su seguridad y que terminara lastimado por precisamente contratarlo sería un mal comiendo
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Un par de horas después:
La mayoría de la familia real junto con las concubinas ya estaban sentadas en la mesa para el almuerzo, solo faltaban los emperadores y su hija
