Después de todo lo que ocurrió en el bar, llegué a mi casa y me despedí de mis amigas, que me habían acompañado en el taxi. Entré en mi habitación y me quité la ropa. Me puse el pijama y me cepillé los dientes. Me metí en la cama y cogí el celular. Miré la pantalla y vi que no tenía ninguna llamada ni mensaje de Sergio. Me sentí un poco decepcionada, pero también esperanzada. Tal vez me llamaría al día siguiente, o quizás me enviaría un mensaje por la noche. Decidí no obsesionarme con eso y apagué el celular.
A veces, cuando conocemos a alguien que nos gusta, nos quedamos con ganas de saber más de esa persona. Nos ilusionamos con una llamada, con una mirada, esperamos tan ansiosos un mensaje. Y es que cuando te enamoras no puedes dejar de pensar en esa persona por lo que revisas el celular esperando ver un mensaje suyo.
Después de varias semanas que no lo hacía, volví a escribir una carta, pero estaba vez sabía a quién iba dirigida, Ahora sabia su nombre, sabía cómo era su cabello, el color de sus ojos, su tono de voz.
''Hoy fue la noche en que hablamos por primera vez, hoy me di cuenta de que eres el chico al que he estado buscando. Si hubiera tenido la oportunidad, nunca habría dejado que te vayas. ¿Me dirás que me amas? Te haré sentir orgulloso de mí. Haremos que a cada lugar al que vayamos todos regresen a vernos contemplando nuestro amor.
Te haré feliz, mi amor, solo espera y verás. Por cada beso que me des, yo te daré tres. Sabes que desde el día que te vi he estado esperando por ti. Sabes que te adoraré hasta la eternidad. Así que dime que sí, que serás mi querido, mi único amor, mi amado. Que serás mi bebé siempre. Te lo pido con ilusión y cariño.''
Después de escribir la carta, la dejé en mi mesita de noche y apagué la luz. Me acurruqué bajo las sábanas y cerré los ojos. Empecé a recordar todo lo que había pasado esa noche. La música, las risas, las miradas, las palabras. Todo había sido tan mágico y romántico. No podía creer que Sergio se hubiera fijado en mí, que me hubiera hablado y pedido mi número. ¿Qué le habría gustado de mí? ¿Mi pelo, mis ojos, mi sonrisa? ¿O algo más?
Me pregunté cómo sería él en realidad. ¿Sería tan encantador y atento como parecía? ¿O tendría algún defecto o secreto oculto? ¿Qué le gustaría hacer en su tiempo libre? ¿Qué tipo de música, películas o libros preferiría? ¿Qué esperaría de mí? ¿Qué querría de nuestra relación?
Me di cuenta de que no sabía casi nada de él, solo su nombre y el nombre de su amigo. Pero eso no me importaba. Quería conocerlo mejor, quería saber todo sobre él, quería estar con él. Sentí una emoción y una ilusión que nunca había experimentado antes. Estaba oficialmente enamorada.
Me dormí pensando en Sergio y soñé con él. Soñé que me llamaba y me invitaba a salir. Que íbamos al cine y luego a cenar. Que me cogía de la mano y me abrazaba. Que me miraba a los ojos y me decía que le gustaba. Que me besaba con pasión y ternura.
Fue el sueño más bonito que tuve en mi vida, el sueño que se había hecho realidad de poco en poco...
Al día siguiente...
Cuando desperté lo primero que hice fue revisar mi teléfono. Y ahí estaba, ¡el chico de mis sueños me había escrito! Y eso no era todo. Lo que decía su mensaje era aún mejor. No pude evitar volver a recostarme en la cama y suspirar de emoción mientras sostenía mi teléfono pegado al pecho.
"Hola Kristel. ¿Qué tal estás? Me lo pasé muy bien contigo anoche. Eres una chica increíble. ¿Te gustaría que nos viéramos hoy?"
ESTÁS LEYENDO
TORBELLINO DE EMOCIONES
RomanceLa magia y la ilusión convergen en esta historia, donde las emociones del primer amor se enfrentan a los desafíos que implica una relación. ¿Qué ocurre cuando nos enamoramos por primera vez? Una serie de aventuras llevan a Kristel a pasar de ser un...