El espectáculo de nuestras vidas

79 7 1
                                    

Me había quedado en shock, no podía reaccionar. Era como si todo comenzara a ir en cámara lenta;

La voz de Grace resonó en toda la sala. Furiosa y valiente, al darle una cachetada a Ximena. La cara de Ximena se giró con el impacto. Una marca roja apareció en su mejilla. La expresión de Ximena era de odio y sorpresa. La de Grace era de satisfacción y orgullo.

Ximena se recuperó del golpe y miró a Grace con rencor. Luego, se lanzó a ella, dispuesta a arañarla. Grace esquivó el ataque y le dio un empujón a Ximena, haciéndola caer al suelo. Ximena se levantó rápidamente y le tiró del pelo a Grace, haciéndola gritar de dolor.

Melissa apareció de repente, corriendo hacia nosotros.

Se interpuso entre Grace y Ximena, tratando de calmarlas y separarlas

-¡Basta ya, Grace! -dijo Melissa con voz suplicante-. ¡Basta ya de pelear! ¡Aquí no! ¡Estás haciendo el espectáculo de tu vida!

Grace y Ximena ignoraron las palabras de Melissa y siguieron peleando con más fuerza. Melissa recibió algunos golpes y arañazos por estar en medio de ellas. Melissa se asustó y se apartó de ellas.

Melissa me miró con angustia y me dijo con voz preocupada:

-Kristel, ¿qué está pasando? ¿Por qué están peleando así? ¿Qué podemos hacer?

En aquel momento me encontraba fuera de mí. Me sentía como en una película.

Me sentía así porque acababa de descubrir que Sergio me había mentido. Me había mentido sobre su pasado con Ximena. Me había mentido sobre su relación con ella. O eso creía yo.

Me sentía traicionada, decepcionada, dolida. Me sentí confundida, angustiada, desesperada. Me sentía sola.

No sabía qué hacer, qué decir, qué pensar. No sabía cómo reaccionar, cómo actuar. No era solo Grace quien debutaba a lo grande. La noche estaba lejos de terminar, aún faltaba nuestro espectáculo en este show. El espectáculo de nuestras vidas.

Miré a Grace con tristeza y le dije con voz resignada:

-No lo sé, Melissa. No lo sé. Es una larga historia.

Me alejé y me senté en un mueble que estaba a unos metros.

-¿Ves lo que has hecho, Sergio? -escuché a lo lejos a Ximena-. ¿Ves cómo me tratas? ¿Ves cómo me humillas? ¿Ves cómo me haces sufrir?

Sergio se acercó a mí y me tomó de la mano. Me miró con arrepentimiento y me dijo con voz suave:

-Perdóname, Kristel. Perdóname por todo esto. No quería que pasara nada de esto. Su voz temblaba ligeramente, como si estuviera a punto de llorar.

Yo le aparté la mano y lo miré con decepción. Luego, lo miré con enojo.

-¿Perdonarte? -pregunté con voz molesta-. ¿Perdonarte por qué? ¿Por haberme mentido? ¿Por haberme ocultado tu pasado con Ximena? Sabías que ella estaría aquí, ¿verdad?

Sergio se quedó en silencio, mirándome con una expresión de pena y vergüenza.

-Kristel -dijo Sergio con voz grave-, sé que he cometido un error. Sé que he sido un tonto. Sé que te he fallado.

-¿Un error? -repetí con voz irónica-. ¿Un error llamas a lo que has hecho? ¿A engañarme desde el principio? ¿A jugar con mis sentimientos?

-No, Kristel. No te he engañado desde el principio. No he jugado con tus sentimientos. Te he querido desde el primer momento en que te vi.

Yo le miré con duda y le dije con voz insegura:

-¿Entonces por qué no me lo dijiste? ¿Por qué no me contaste sobre Ximena desde el principio? ¿Qué tenías que ocultar?

TORBELLINO DE EMOCIONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora