Todo lo bueno acaba, y nuestro amor es del bueno.
El verdadero principio del final. El final de un ciclo, el adiós a una parte de mí. Este era el comienzo de tan grandes e inolvidables momentos, las mejores cosas de la vida estaban por comenzar.
Sergio era un chico aventurero y divertido, le gustaba probar cosas nuevas y emocionantes. Yo era una chica tranquila y tímida, me gustaba disfrutar de las cosas simples y bonitas. Sergio me sacaba de mi zona de confort y me hacía vivir experiencias únicas e inolvidables. Yo le daba calma y seguridad y le hacía apreciar las cosas pequeñas y especiales. Sergio y yo éramos muy diferentes, pero nos entendíamos a la perfección. Como dos mitades que se hacían una.
Después de 4 años de altos y bajos en nuestra relación, superamos algunos desafíos:
La mamá de Sergio ya no pudo seguir en sus intentos de separarnos, finalmente se había convencido de que nuestro amor era puro y real. Tuvo que aceptarme en la familia; aunque al inicio le costaba un poco, me he dado cuenta de que cada vez empatiza más conmigo.
4 años después, finalmente, ha llegado el día de nuestra boda.
Era el día más feliz de mi vida. El día en que me iba a casar con el amor de mi vida. El día en que iba a sellar nuestro destino, después de tantas pruebas, tantos obstáculos, tantos momentos difíciles.
Me desperté con una sonrisa en los labios, y mariposas en el estómago. Miré el reloj, y vi que eran las ocho de la mañana. Todavía faltaban unas horas para la ceremonia, pero yo ya estaba impaciente por verlo, por abrazarlo, por decirle que sí.
Me levanté de la cama, y me dirigí al baño. Me duché, me cepillé los dientes, me peiné el cabello. Me miré al espejo, y me sentí radiante. Hoy era mi día, y nada ni nadie iba a arruinarlo.
Salí del baño, y me encontré con mis dos mejores amigas, Melissa y Grace. Ellas habían venido a ayudarme a preparar para la boda. Eran como mis hermanas, y me conocían mejor que nadie.
¿Recuerdan que les dije que ellas eran expertas en los temas de cupido? Que ironía, cuando comenzó esta historia no podía entenderlas, hablaban de sus amores, para ellas, cada novio que tenían era más especial que el anterior. Aun así, sus relaciones terminaban. Sin embargo, mi caso fue distinto, siempre soñé con mi chico ideal, pero, a diferencia de mis amigas, no tuve que pasar por otros amores para finalmente conocerlo. Mi primer amor, fue, es y será siempre, mi gran amor.
—¡Hola, novia! —me saludaron al unísono, con una alegría contagiosa.
—¡Hola, chicas! —les respondí, abrazándolas con fuerza.
—Estás preciosa, Kristel. —me dijo Melissa, mirándome con admiración.
—Y lo estarás más cuando te pongas el vestido. —añadió Grace, señalando una percha que colgaba de la puerta.
Allí estaba el vestido que había elegido para mi gran día. Era un vestido blanco, largo, de corte sirena, con un escote en forma de corazón, y un velo que caía sobre mi espalda. Era el vestido de ensueño, el que me hacía sentir como una princesa.
—Es hermoso. —suspiré, acariciando la tela con delicadeza.
—Es perfecto para ti. —me dijo Melissa, sonriendo.
—Y para él. —agregó Grace, guiñándome un ojo.
Ellas sabían lo mucho que amaba a Sergio, y lo mucho que él me amaba a mí. Sabían todo lo que habíamos pasado juntos, desde que nos conocimos en el aquel bar cerca de la universidad. Sabían que éramos el uno para el otro, y que nada ni nadie nos iba a estropear este día.
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TORBELLINO DE EMOCIONES
RomanceLa magia y la ilusión convergen en esta historia, donde las emociones del primer amor se enfrentan a los desafíos que implica una relación. ¿Qué ocurre cuando nos enamoramos por primera vez? Una serie de aventuras llevan a Kristel a pasar de ser un...