Then He Kissed Me

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Esta historia está cada vez más cerca de llegar a su final, pero aún quedan cosas que quiero contarles. Sergio era todo lo que siempre soñé: guapo, inteligente, divertido y romántico. Pero hay algo que no les he dicho: él no fue el primer chico con el que fui conociendo qué es el amor.
Es momento de viajar al pasado.

En mis años en el colegio, antes de que Sergio llegue a mi vida, conocí a otros chicos, chicos que se habían interesado en mí, pero como ya deben intuir, ninguno de ellos llegó a ser mi novio. Y es que la razón por la que no había tenido pareja no recaía en mi físico, soy una chica bastante atractiva. Aquellos chicos no provocaban en mi todo lo que Sergio logró. Quizá ellos eran guapos y románticos, pero a todos les faltaba algo: una conexión especial entre los dos. Nunca sentí mariposas en el estómago, ni nervios al verlos, o ganas de besarlos. Solo los veía como amigos, como compañeros de clase, como personas que pasaban por mi vida sin dejar huella.

A diferencia de mis amigas, siempre fui bastante introvertida. Una vez, Melissa me contó que se había escapado de casa para ir a un concierto, me sorprendió mucho. Ella siempre había sido la más aventurera del grupo, la que hacía cosas que a mí me parecían impensables.

Quizá, ya notaron que tenemos algunas diferencias, a pesar de eso, nunca dejó de ser mi amiga, y eso era algo que valoraba muchísimo.

Siempre fui expectante en cuanto al amor, siempre observaba a mis amigas admirándolas, esperando que algún día llegara mi turno.
Tal vez era yo la que tenía el problema, la que no sabía abrirse al amor, la que tenía miedo de sufrir o de equivocarse. O tal vez simplemente no había encontrado a la persona adecuada para mí.

Por ello, este era un día muy especial para mí. Era la apuesta a todo o nada en un momento mágico. Lo que ocurriera esta noche, iba a marcar el cambio en mi vida que siempre anhelaba.

Cuando me levanté de la cama y me dirigí al baño. Me miré al espejo y me pregunté qué me pondría para la ocasión. Quería lucir bonita, pero sin exagerar. Quería impresionar a Sergio, pero sin parecer desesperada. Quería ser yo misma, pero mejorada. Me duché, me maquillé y me peiné con cuidado. Luego abrí el armario y empecé a buscar el vestido perfecto. Tenía varias opciones, pero ninguna me convencía del todo. ¿Debería ir de negro, elegante y misteriosa? ¿O de rojo, atrevida y pasional? ¿O de blanco, inocente y romántica? No sabía qué esperar esta noche. Solo sabía que sentía algo muy fuerte por Sergio, y que esta cita podría cambiarlo todo.

Mientras me preparaba, no podía dejar de pensar en qué ponerme, cómo peinarme y qué decirle. Quería impresionarlo y al mismo tiempo ser yo misma. Finalmente, decidí ponerme un vestido rojo que me hacía sentir segura y hermosa. Mientras me maquillaba frente al espejo, repasaba mentalmente posibles temas de conversación y me recordaba a mí misma que lo más importante era disfrutar del momento y ser auténtica.

¿Alguna vez has sentido ese cosquilleo en el estómago antes de una cita? Esa mezcla de emoción, nerviosismo y curiosidad por conocer a alguien nuevo. Esa sensación de que todo puede pasar, para bien o para mal. Esa esperanza de que tal vez, solo tal vez, esta sea la persona con la que sueñas. Bueno, aunque yo ya conocía al chico por quien siempre había soñado, sentía la misma emoción y curiosidad como si fuera la primera vez que nos íbamos a encontrar.

Cuando llegué a la cafetería, donde iba a ser nuestra cita, me encontraba muy nerviosa, esta iba mi primera cita en la vida, e iba a ser con el chico que tanto deseaba, tenía miedo, miedo a que Sergio no llegara, a que me cancele, o simplemente no apareciera.

TORBELLINO DE EMOCIONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora