12 | El secreto

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• N A I S H A •

Tras escuchar todo lo que salió como agua del grifo de la boca de Cygnus lo único que puedo pensar es: Mierda.

—¿C... como estás metido hasta la
médula en esto?—le pregunto en un susurro, aún estoy asimilando lo que me dijo—. ¿Por qué?

Me siento como si me hubiera estado explicado una difícil ecuación matemática. Y él está de la misma manera. Esto es absurdo.

—Yo... No lo sé— responde, cerrando los ojos al tiempo que tira de sus cabellos—. Estaba con problemas económicos y decidí ir por el camino fácil, supongo.

—¿Y no contaste con hablar con tus padres?—le pregunto dándole un toque en la frente, no sé que decir. Ninguna vez en la vida se me pasó por la cabeza el tema de «venta de Drogas» y «gran deuda hacia gente peligrosa» saldría de la boca de mi compañero de piso.

Vale, acepto que no era de las personas más adineradas del mundo, pues, sus padres y los míos habían sido vecinos desde que tenía uso de razón y no es que viviéramos en uno de los barrios más populares del recinto.

Sin embargo, no creía que la cituación fuera tan crítica para que este buscase de ayuda por parte de terceros.

—Mi madre... —dice y luego pasa saliva—. Mi madre fue diagnosticada con cáncer, y el trabajo de papá solo les alcanza para pagar los servicios y algo de comida, mi sueldo habitual no es para más, solo me alcanza para los gastos de aquí y todo el proceso de las quimioterapias. Y... Busqué el camino fácil y ahora...—pasa las manos por su cabello al tiempo que pasa saliva—. Estos tipos que me prestaron dinero quieren que me inmiscuya en sus negocios de drogas. Son gente muy peligrosa, Nai.

Su voz al final se quiebra, y tengo un temor horrible con que comience a llorar porque de verdad se ve mal y no es para menos. Sin embargo, soy pésima para consolar a las personas.

Por lo que, me levanto de la silla y voy por un vaso de agua, el cuál le tiendo a Cygnus quién asiente a modo de agradecimiento.

—¿Aún le debes dinero?— pregunto con cautela, entrelazando mis manos.

No es que yo en la tienda de ropa infantil gane mucho dinero, sin embargo, me defiendo bastante bien con mi sueldo y tengo algunos ahorros.

Aunque, bajo todo pronóstico, el niega.

Suelto un suspiro de alivio que ni siquiera sabía que estaba conteniendo.

—No, lo pagué la semana pasada, pero ellos están empeñados en que continúe con el trabajo y yo... No soy como ellos, Nai.

—Lo sé.

—Y ahora, estoy en graves problemas—murmura resignado.

El secreto de Cygnus era más grande de lo que pensé que podría ser.

¿Quién diría que una de las personas más alegre que conocía era capaz de esconder todo aquella tristeza solo con una sonrisa?

Conozco a alguien que también hace eso con frecuencia.

—También lo sé— murmuro apartando un mechón de cabello rubio tras mi oreja—. Pero ahora hay que buscar una solución y creo que lo mejor es que te vayas un tiempo a donde nuestros padres.

Él asintió de acuerdo a mi propuesta, que no era del otro mundo, sin embargo, era una de las soluciones más fáciles que habían para este caso.

Y quizás la única.

—¿Qué le diré a Amber?

—Está claro que no quieres decirle la verdad de que te gusta, supongo que menos, le dirás todo este embrollo ¿Verdad?

—No, quiero que esté lo más alejada de mí lo más posible que sea necesario— susurró pasando sus manos por el cabello—. Ella de verdad me gusta, sin embargo, no quiero que mi mierda le salpique.

—Eres una buena persona— le digo, sonriendo.

—Soy todo lo contrario— responde con un tono ácido.

—Nadie es perfecto.

—Tú, nunca has tenido problemas grandes.

Que no lo demuestra, no quiere decir que no los tenga.

Vaya, creo que alguien está muy pesimista hoy.

De nada, querida.

—Claro que sí, ¿Recuerdas cuando se me perdió la blusa de estampado de mariposas?— pregunté para quitarle hierro al asunto.

Si no sabía consolar a las personas, menos, exteriorizar lo que me atormetaba día a día.

Su muerte era uno de mis tormentos, sí quizás yo hubiera escuchado el audio antes...

Cygnus frunce el ceño y voltea los ojos.

—Estoy hablando en serio— apunta.

—Y yo— sonrío a medias. Porque hay cierto malestar en mi gracias a esos pensamientos—. Además, también tengo lo de las materias.

—No vas a comparar un asunto de materias con unos matones ¿O sí?

Una risita sale de mis labios de manera involuntaria. Y es que de verdad, una sonrisa podía ocultar muchas cosas. Yo lo vivía a diario.

Yo cargaba con un peso durante casi un año. Y solo mis padres eran conscientes de ello a plenitud.

La caja de Pandora aún resguardaba el secreto. Mi secreto.

•♡•

Vale, aquí ando aún.
Primero que nada ¡Hola mis ponquesitos de crema! xddd.

Segundo, ¿Qué tal le vas la vida?

Tercero, ¿Qué creen que oculta la naisha?

Los leo pq el sábado hay maratón, ja. Es pq se viene el cumple de mi cremita de natha montada<33.

My Pink World (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora