11 | Realidad Virtual

13 3 0
                                    

C Y G N U S •

Me gustaba Amber desde el momento que nos habíamos conocido.

Desde esa primera interacción que habíamos tenido. Recuerdo que le había dicho que era una mujer básica. Y sí, pueden acribillarme o lo que quieran hacer, pero para mí aquella había sido mi manera de pedirle matrimonio.

Sí, había sido un insulto visto por su parte.

Pero no es que yo fuera muy inteligente tampoco.

Sabía que la última vez, estaba hablando de mí, cuando la conseguí maldiciendo hasta mi partida de nacimiento con Naisha que, a leguas se notaba que no le estaba prestando mucha ayuda ni atención.

Había notado su cambio de look al momento de hacer un rápido vistazo a su figura llena de curvas. Ella estaba como para poder tener a cualquier hombre a sus pies y justo se había quedado prendada del patán andante que era yo.

Ahora tenía claro que no podía perderla, bueno, eso era algo que sabía desde hacía un tiempo, sin embargo, había preferido vivir en una burbuja, una realidad virtual donde ella no se fijaba en alguien más... En una donde solo tendría ojos para mí por siempre.

Creo que yo tenía una venda en los ojos, la cuál, el patán delante de ella absolutamente no la tiene.

Ella sonríe, mientras él se da la tarea de colocarle un mechón de cabello cobrizo tras la oreja.

No sé qué le ha dicho, sin embargo, seguro a de ser graciosísimo que Amber lleva una de sus manos hasta su mejilla para secar las lágrimas que empiezan a brotar a causa de el chistoso de su amigo.

Decido que está bien de solo ser un espectador cuando noto como los colores me llegan a la vista.

Salgo de mi escondite de dónde los observaba en penumbras y cuando me acerco lo suficientemente, carraspeo para llamar la atención de ambos. Sobretodo la de ella, pues es la que más me importa e interesa.

Posa su vista en mí y me gustaría saber qué está pensando en este momento. Me recorre como sí fuera un dulce que muere por probar y frunzo las cejas, Amber nunca había tenido la valentía de hacer aquello, ni cuando estábamos solos los dos en alguna habitación.

—¡Cugnys!— chilla en cuanto me ve— ¿Que haces aquí?

Había tenido la manía de llamarme así desde hacía mucho tiempo atrás, ya que el autocorrector de alguno de los dos—no recuerdo cuál— había corregido mi nombre a esa variación rarísima.

La observo con detalle y preocupación, tiene los ojos inyectados en sangre, las pupilas dilatadas y sus mejillas están algo rojizas.

—¿Amber estás borracha?—pregunto ante su actitud y el estado en el que se encuentra, luego le doy una mirada poco agradable a su acompañante—. ¿Que mierda tiene en el cuerpo mi novia?

El chico palidece cuando mis manos se dirigen a las solapas de su camisa azul, coloca sus manos sobre las mías en un vano intento de librarse de mí, sin embargo, es muy delgado a compararse conmigo físicamente.

Sin embargo, el sonido de una risita me hace apaciguar la fiera que llevo dentro.

—¿Haz dicho novia?— pregunta, con voz crispada, arrastrando las palabras como si le costara hablar —. ¿Cuando nos hicimos novios Cugnys?

Decido omitir la respuesta a sus preguntas, porque ambos sabemos que no somos pareja, pero vale, que el momento y la cituación lo ameritaba.

—Responde de una maldita vez— le digo al chico que aún continúa siendo apresado por mí —. ¿Que le has dado a Amber?— siseo, y de hecho por cómo abre los ojos está que se caga en los pantalones.

My Pink World (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora