9na prueba: La noche esperada

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Al día siguiente

Alexandra se desperto junto con las criadas, ya habían acabado de limpiar pero tenían deberes que hacer aún. Salieron por los pasillos pero justo ahí anunciaron la llegada del Sultan, todos los presentes se inclinaron como era debido, esto incluyendo a Alexandra pues quería dejar en claro que no estaba nada contenta ni había dejado pasar lo de la noche anterior.

El Sultan paso y mientras caminaba miro a Alexandra, pero al darse cuenta que ella no lo veía se desilusiono. Incluso que se quedó parado unos segundos para ver si hacía algo, pero al ver que no pasaba nada sitio con su camino, esto lo molesto un poco más. Primero su madre se involucró en sus desiciones, después Ibrahim se descuida y dejo pasar a alguien quien no fue autorizada para entrar y ahora la criada parecía desinteresada. Esto lo molestaba, pero por ahora se calmaría pues ahora tenía una reunión con los visires sobre asuntos pendientes, también debía arreglar los asuntos con Ibrahim. Si bien había descuidado su carga, no era por completo su culpa pues quién iba a pensar que su propia madre se interpondria en sus desiciones.

Después de la reunión de Visires

Suleiman ya había concluido con la reunión, todo fue bien aunque hubo una pequeña interrupción por su pequeño Mustafa, el pequeño había estado en la puerta gritando por verlo, por suerte Ibrahim estuvo hay para ayudarlo. Pues salió y calmo al pequeño, por eso y más cosas estaba muy agradecido con él, más que ser el profesor de Mustafa, lo había ayudado con el manejo de la espada y le daba clases tanto de escritura como diciplina, era su amigo, su alma gemela, su compañero leal que siempre estuvo hay en todos sus momentos, tanto buenos como malos pero él siempre estuvo hay para él.

Se dirigió al salón donde le daban sus lecciones a Mustafa, y hay se encontraban Ibrahim y Mustafa. El pequeñín ni bien lo vio corriendo a sus brazos.

Mustafa: Papá por favor, sálvame.

Suleiman: ¿Pero que paso Mustafa?

Ibrahim: Dice que si va a ser Sultan, porque tiene que aprender a escribir.

Suleiman sonrio mirando a su hijo, pues el pequeño no era el más emocionado en dar sus clases, pero como heredero era necesario que aprendiera todo el conocimiento para poder ser justo y poder dirigir bien al imperio.

Suleiman: Tienes que aprender eso y mucho más Mustafa, tienes que aprender para que seas un buen príncipe.

Mustafa: Yo también seré Sultan.

Suleiman: ¡Guardias! Tomen al príncipe y cortenle la cabeza, inmediatamente. - seguido de eso se rió, pues su pequeño era muy tierno, también era bueno con la espada gracias a las clases de Ibrahim y si seguía así el futuro le sonreiria en grande. Para Ibrahim no fue muy gracioso pues a pesar que sabía que el Sultan no lo decía en serio, con el interés que demostró por esa criada rusa, era muy probable que llegue a tener un hijo y si eso llegará a pasar. La real guerra empezaría y al final de esta, uno será coronado y el otro enterrado. Lamentablemente así dictaba la ley Otomana y ni el Sultan podría impedirlo, ya que así se mantenía el orden y la seguridad del propio Sultan. Esperaba que las cosas no pasaran de esa manera pero las probabilidades de que no pasará así eran mínimas casi nulas.

Se dirigieron al los pasillos para que el pequeño pueda jugar un rato con los guardias y después volver a sus clases o con su madre.

Mustafa: ¡Toma! ¡Muere!

El guardia se tiró al piso fingiendo estar muerto, el pequeño miro sonriente a su padre, feliz de haber derrotado al guardia.

Mustafa: ¡Mira papá lo derrote!

Suleiman: No mates a mis guardias Mustafa, sino ¿quien me protegerá?

Mustafa: ¡Yo te protegeré! - Siguió luchando con su espada de madera con otro guardia.

A una poca distancia era observado por su padre e Ibrahim, lo veían con orgullo y cariño pues parecía gustarle mucho y ponerle mucho entusiasmo a la lucha con espada.

Ibrahim: Mire lo fuerte que agarra la espada.

Suleiman: Tú le enseñaste, le diste sus primeras lecciones.

Se quedaron callados por unos segundos, Ibrahim estaba pensando lo que diría a continuación.

Suleiman: Llévalo con su madre, yo iré a descansar, ya jugo demaciado. - Estaba empezando a ir a sus aposentos.

Ibrahim: Mi majestad, desea que le hable al maestro Sumbul sobre su invitada de hoy. - De verdad esperaba que su respuesta fuera "no"

Suleiman: Por supuesto que sí, Ibrahim.

Después de que se retiró, Ibrahim estaba un poco "molesto" pues esperaba que tal vez con suerte el Sultan había perdido el interés en la criada rusa, pero no era así, más bien hasta parecía emocionado por la idea de ahora sí, tenerla en sus aposentos. Pero no podía hacer más que obedecer, así que fue con el pequeño para ir a dejarlo con su madre.

En el haren

Las criadas seguían limpiando, estaban hambrientas y exaustas. Era muy molesto limpiar las plumas y Firial no las iba a dejar comer ni descansar hasta que todo estuviera limpio.

María y Alexandra se habían sentado hace unos segundos, pues Alexandra ya estaba cansada y también un poco molesta por lo sucedido ayer.

Alexandra: Lo hizo a propósito, me llamo a sus aposentos para probarme, me temio porque pensó que le quitaría a su hombre.

Su amiga solo la escuchaba, ya no sabía si se había vuelto loca o era solo por la molestia que le causó lo sucedido, solo esperaba que nadie la escuchará porque les iría peor.

Alexandra: Así es, lo haré. Le quitaré al Sultan y será solo mío.

María: Estás loca Alex, es su esposa, su primera mujer y además es la madre de su hijo.

Alexandra: Yo también puedo darle un hijo.

Justo en ese momento entro Firial junto a Daye, todas se levantaron y bajaron la cabeza en señal de respeto. Estás solo se acercaron a Alexandra.

Alexandra: Está limpio ¿no?

Firial: Ve a los baños y arréglate, hoy serás la invitada del Sultan.

Alexandra la vio sonriente y diario su vista hacia su amiga la cual la miraba igual sonriendo, está era su oportunidad y no debía desperdiciarla.

Alexandra fue bañada, vestida y arreglada. Mientras le ponían un collar y le acomodaban el cabello Firial se encargó de decirle lo que debía hacer.

Firial: Debes comportarte, ser respetuosa. Debes satisfacer al Sultan, si lo haces te asenderan a favorita. - Agarro un perfume y se lo aplicó en cuello.

Firial: Maidevran es su única mujer - Era muy obvio que la criada subestimaba la posición de la sultana, pero parecía ser astuta, si la guiaba y le aconsejaba bien tendría un buen futuro. - él la acepta cada jueves.

Alexandra: ¿Y por qué el jueves?

Firial: La noche del jueves es considerada una noche santa, si llega a salir embarazada esa noche, tendrá un hijo bendecido.

Alexandra: ¿Y que día es hoy?

Firial: Hoy es miércoles. - Si la criada queria desafiar a la sultana y demostrar que era capaz de superarla y quitarle el puesto, está era su oportunidad de demostrarlo.

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