Capitulo 35 (1/2)

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Considerando los sucesos pasados, el ambiente que se creó en la sala era extremadamente incómodo. Verónica estaba atónita, sintiendo ráfagas de ira invadirla mientras Ricardo no rompía su impenetrable mirada. Su padre, si es que podía seguir considerándolo como uno después de todo lo sucedido, era alto y con un semblante serio. Su piel blanca y el cabello castaño rizado, los ojos tan claros y de color miel como los de su hija. Cualquiera podría decir que estos dos eran familia. Definitivamente era una guerra de miradas y en el centro se encontraba Mercedes, intentando ondear una banderita blanca.

-Creo que deberíamos tomarlo con calma... -quiso apaciguar a los dos, entonces Verónica salió del shock.

-Y tu... ¿Qué mierda haces aquí? -preguntó casi escupiendo las palabras, su madre soltó un pequeño jadeo, pero Ricardo no se inmutó.

-¡Verónica!-la mujer la retó.

La latina seguía sin bajar la guardia, manteniéndose a una distancia prudencial mientras apretaba los dientes y sentía el cuerpo rígido.

¿Cómo se atreve a llegar, así como si nada? Pensaba muy indignada. (El abuso ven)

-Verónica, no pienso tolerar este lenguaje de tu parte. Así que espero que recuerdes como tratar respetuosamente a tu padre-advirtió levantándose y sacudiendo una pelusa de su traje.

-¿Ahora quieres actuar como un padre? No juegues conmigo, Ricardo-se cruzó de brazos, para así evitar golpear algo. (Vamos a calmarnos)

Ricardo alzó una ceja, ese gesto tan característico de los Iglesias.

-Verónica, podrías pensar racionalmente y...

-¡¿Qué quieres que piense?! ¡¿Qué después de tanto tiempo por fin das la cara y te atreves a aparecerte?!-gritó, con un ardor en la garganta y girando la cabeza para ver a su madre-. Espero que no hayas creído ni una sola palabra de lo que te dijera, sabes que son puras patrañas-señaló.

Mercedes mostraba tristeza en sus ojos, por presenciar esta escena que mostraba a su hija tan lastimada.

-¿Patrañas? Definitivamente, durante estos años te has descontrolado, Veronica-el hombre colocó una mano en su frente, negando con la cabeza. Después miró a su ex esposa-. ¿A ti también te responde de esta manera? ¿Cómo puedes dejar que nuestra hija tenga este comportamiento, Mercedes? -parecía un reproche, este era el colmo.

-¿Nuestra hija? ¿Estás loco? ¡Tú no tienes derecho! -se acercó, moviendo las manos y con el rostro encendido, podría muy bien romper un vaso.

-Verónica... -nuevamente aquel tonito lento que comenzaba a desquiciar a la latina.

-¡DEJA DE DECIR MI NOMBRE!-soltó sujetándose la cabeza, girando y subiendo las escaleras, dispuesta a encerrarse en su habitación con llave si era necesario-. ¡Lárgate y aléjate de nosotras, inútil! -llegó azotando la puerta con fuerza y sintiendo puro coraje.

En la planta baja se escuchaban unas voces hablar en voz alta, no entendía la conversación, pero su padre estaba muy disgustado.

-¡Hablamos mañana, cuando seas lo suficientemente madura como para tener una conversación! escuchaba la voz estridente de Ricardo desde el pasillo, ella lanzó una almohada contra la peinadora.

-¡Entonces tendrás que llevarte una gran decepción!-al parecer, el temperamento era de familia-. ¡Lárgate!

Nuevamente se volvió a escuchar la puerta principal, cerrándose bruscamente y como toda la casa quedaba en silencio. Verónica fue hasta su cama, sintiendo como si tuviera un ataque de rabia, quería lanzar objetos o minino golpear a alguien en el rostro. Si tan solo Luis Frentón estuviera cerca... ¿Hablar? ¡Y una mierda! Gritó mentalmente a la vez que tumbaba una pila de libros de su mesa.

Rivales (Vercy)Where stories live. Discover now