Era viernes, ya por fin era fin de semana. ¡Un poco de libertad! La latina estaba un poco malhumorada, Lucy ahora siempre la ignoraba y no sólo en la escuela, también lo hacía al verla en cualquier parte. A la castaña le pasaba de largo. No importa, Verónica le daba igual, o al menos ella creía. Además, por culpa de los entrenamientos apenas si tenían tiempo de molestar a Lucy y a sus amigas, era tiempo perdido y más por los deberes escolares.
-Últimamente parece que me evita-Camila y ella estaban frente al casillero de la latina.
Verónica rodó los ojos, había escuchado comentarios similares de su amiga durante varios días. Desde que fueron sinceras una con la otra no habían vuelto a mentirse, al fin recuperaron la misma confianza de antes al contarse todo. Sólo que había una diferencia, Verónica estaba enojada por la indiferencia de Lucy mientras que Camila apenas si comía por que la ojiverde la evitaba.
-Puede que no esté con ánimos de pelear, Mila-intentaba encontrarle lógica al asunto, para despreocupar a su amiga -. También puede que esté ocupada y ya.
Los ojos chocolate la vieron.
-¿Tu crees?-parecía dudosa.
Verónica se estaba acostumbrando a esta nueva faceta de su mejor amiga. Camila siempre había sido tan confiada e impotente que le extrañaba verla así, insegura y afectada, por una chica. Una chica por la cual aún no estaba segura que sentía, Verónica solo esperaba que fuera pasajero.
-Estoy segura-después vieron pasar a Lucy y a la rubia alta por el pasillo, hablando.
Sus ojos se encontraron, pero Lucy corrió en rostro a un lado para el fastidio de Verónica. La latina estaba apretando los puños, le irritaba en exceso la indiferencia de la castaña.
-¿Y a ti como te va?-Camila sonrió un poco después de ver aquella escena.
Verónica la fulminó con los ojos, la castaña no mostró sentirse intimidad por la mirada de su amiga.
-Perfecto, todo va de maravilla-se colgó la cartera y comenzó a andar por el pasillo.
-¡Vero, espera!-Camila la persiguió y al alcanzarle entrelazó sus brazos -. Sabes que estaba bromeando ¿Algo...pasó entre ustedes?
-Nada ¿Por qué tendría? Si ella prácticamente no me habla-mordió sus labios, no quería dar a entender que le importaba mucho -. No me importa, igual yo debería estar más preocupada en salir con Brad.
Camila asintió un poco vacilante, la latina volvió a verla.
-Y tú con Austin, recuerda que nos invitaron a la pizzería-le apuntó y la castaña asintió nuevamente -. Hay que olvidarlas, Mila, nunca olvides eso.
Camila ahora más convencida, sonrió triunfante.
-Cierto, es una confusión. Sólo una inocente y ridícula confusión-las dos chocaron los nudillos antes de seguir caminando.
Esa tarde se encontraban otra vez en el convertible de Austin, ya casi parecía repetitivo. Camila estaba dándole mimos a su novio y Verónica estaba siendo excesivamente atenta con Brad. Las dos se sonreían, todo saldría bien si seguían prestándole atención a los chicos y si Lucy y sus amigas no estaban en la pizzería. Con su suerte los planes no fueron como era debido. Allí, aparcado frente al local, estaba lo que parecía la camioneta de una de las chicas.
-¿Crees que estén dentro?-Camila parecía entre preocupada y emocionada.
Verónica bufó fastidiada mientras revolvía nerviosamente su cabello, después recordó donde estaba y volvió a alisarlo.
