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Una taza de café
Artemisa Morelli
Al estacionar frente a la enorme cafetería puedo ver a Atenea esperarme impaciente, a última hora decidió escoger una cafetería para que comiéramos algo, no me negué, terminé aceptando su propuesta, tomo mi bolso y bajo de la parte trasera de mi auto, la brisa fría golpea mi rostro.
Camino con altivez hacia donde se encuentra, escogió una mesa que se encuentra en la parte no techada de la cafetería, al verme se pone de pie y me recibe con un beso y abrazo, hipócritamente le respondo el gesto y tomo asiento frente a ella.
— Tardaste mucho, llegué a pensar que te habías arrepentido de aceptar mi invitación.— toma asiento frente a mí.
Dejo mi bolso a mi lado, me acomodo en la silla y mantengo mi espalda recta.
— Soy una mujer de palabra Atenea, prometí venir y eso estoy cumpliendo.
Frente a ella se encuentra una taza de café, se adelantó antes que yo a ordenar, no me importa, la verdad es que no tengo tanta hambre.
— ¿Cómo te fue en tu primer cargamento?
Noto el entusiasmo en sus palabras, Atenea es como una niña, tiene una alma noble, la inocencia brota por sus poros y eso es algo que va a terminar jodiéndola, en la vida debemos tener maldad, no todo el mundo tiene buenas intenciones con nosotros, soy el vivo ejemplo de eso.
— Muy bien, hasta el momento todo ha salido como es de esperarse.
Hago una señal con mis manos para que la mesera se acerque a tomar mi orden, muero de sed. Ordeno una agua tónica con una rebanada de limón, la mesera anota todo y se retira por mi orden.
— Me hace bien ver que mi padre empieza a tomarte en cuenta en el mundo de la mafia.— echa azúcar en su café y toma una cuchara para mezclarlo.
— Gracias, siendo sincera a mí también me hace bien saber que ha valido la pena mi esfuerzo.
— Mientras estuviste en Georgia con Artemis, Francesca me ayudó con los preparativos de la boda.— sostiene la taza en su mano.— Me gustaría que fueras conmigo a la muestra de vestido.— toma un sorbo de café con su mirada puesta en mí.
En cierto modo me apena, si supiera que no va a casarse, en cualquier momento toda esta farsa va a acabarse.
— No creo tener tiempo, tengo planeado ir a Londres.— digo sin importancia, la verdad es que no me importa su estúpida muestra de vestido.
Es algo ridículo
— ¿Por cuánto tiempo te vas?
Me hago a un lado para que la mesera pueda poner mi orden frente a mí, esta se retira, pero se mantiene pendiente por si deseo algo más.
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Sed de Pecar
RomancePara Artemisa el placer no es fácil de conseguir, no cualquiera es capaz de brindárselo, por eso cuando lo conoce siente la necesidad de tenerlo solo para ella. Grave error, es el prometido de su hermana, pero eso no será impedimento para ella pecar...