Me Secuestró Una Escritora Yandere

06

Capitulo 6

Tenía los ojos fuertemente cerrados.

"Uh... adelante, léelo...".

La insistente voz de Eun-ah golpeó mi oído.

"Estoy... segura de que te gustará...".

Su tono lento y vacilante se interrumpió intermitentemente. Su voz temblorosa y su forma de hablar, que hasta entonces me habían parecido irritantes, se volvieron de repente desalentadoras.

Mis ojos se crisparon y se abrieron de miedo.

Mi instinto de supervivencia me gritó que escuchara sus palabras.

El mundo se enfocó mientras miraba fijamente la página que tenía delante. Las letras negras sobre el papel blanco parecían bailar ante mis ojos.

Sí, bailaban.

Las letras se retorcían, ocultando su verdadera forma. Fruncí el ceño, pero las letras danzantes se negaban a revelar su verdadero ser.

En ese momento, comprendí por qué no podía distinguir las letras.

'Ah...'

Las lágrimas corrían por mi cara.

Mis ojos ardían de calor. El calor de las lágrimas que bajaban lentamente por mis mejillas dejaba un rastro de quemaduras en mi piel.

"Uh, uh..."

Se oyó la voz sorprendida de Eun-ah.

"¿Por qué... por qué lloras...?".

- Bajada en picada.

Su mano bajó sobre mi cara. Su frío tacto limpió las lágrimas y la humedad de mis ojos y mejillas manchados de lágrimas, enfriando el calor que había surgido de ella.

"Cha, eres tan amable~ ¡Ah~!"

Las yemas de los dedos rozaron mi cara, inestables y erráticas. Las uñas dentadas y las callosas yemas de los dedos, tal vez estropeadas por las heridas, no hacían más que aumentar la incomodidad mientras recorrían mi piel.

Mientras temblaba de frío, bajé los ojos hacia el suelo.

"Ooh... No... no llores...".

Sus dedos se llevaron la humedad.

"Kuu... Cuando el Sr. Bee llora, yo... Yo también estoy tan triste..."

La voz de Eun-ah temblaba de emoción y sus ojos brillaban con lágrimas.

Como si imitara mis propias emociones, se llenó de lágrimas.

Mi mirada bajó aún más y, al cabo de un rato, la que había bajado, se dirigió a la muñeca de Eun-ah, que estaba un poco más baja que la palma de mi mano, y reveló como su cuello se enrollaba hacia abajo.

Mis ojos se abrieron de par en par al ver su muñeca expuesta, y mi mente, que hasta entonces había estado sacudida por el miedo, se despertó en un instante.

- ¡Flash!

Un grito agudo brotó de mi garganta.

"¡No pasa nada! No pasa nada."

"¿Uh...?"

Se me llenaron los ojos de lágrimas.

"Lo siento, lo siento mucho..."

"...¿sí?"

Mi boca se abrió involuntariamente y las palabras salieron a borbotones.

"¡Manuscrito! ¡Debería leer el manuscrito! ¡Sí, leámoslo ahora...!"