-Bien, ahora, ¿qué hacemos?-
-Pues jugar, ¿qué más?-
-¡AAAH SÍ! ¡¡Vamos chicos, por algo estamos en el parque!!-
Y así, aquel trío de niños se fueron a divertir en el arenero.
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UNA HISTORIA DE SABITO Y GIYŪ TOMIOKA X LECTORA FEMENINA.
Distintas...
El capítulo anterior, fue sobre la manera en que se conocieron por primera vez, pero les explicaré algo.
Cada uno de los dos chicos tiene su propia versión de conocerse, etc. Así que no se espanten si después hay capítulos que no tienen nada que ver, simplemente es para darle desarrollo amoroso a cada uno.
Tipo, son como "One Shots", pero al final todo se conecta :).
Esta será mi segunda historia corta, así que espero recibir apoyo :,). En fin, sin nada más que decir, ¡¡disfruten!!
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—¡¡AAAAAAH!!— un niño de cabellos color "melocotón" se encontraba corriendo apresurado y con temor.
—¡¡GUAU, GUAU, GUAUUU!!— exclamó el perro que iba persiguiéndolo.
—¡¡HEY!! ¡¡PERRUCHO, VEN ACÁ!!— una niña que iba caminando por ahí, lanzó una piedrita dándole al perro, para llamar su atención.
—¡¡¡¡GUAUUUUUUUUUU!!!!— el perro hizo caso al llamado y ahora iba con todo hacia la niña.
—¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!— ahora la niña pegó el grito más agudo del mundo y salió corriendo de ahí.
—Oh no...— el niño antes perseguido no sabía que hacer, el perro ahora estaba más enfadado. Tenía que hacer algo para salvar a la pequeña.
Y qué mejor, ¡lanzarle un palo! Bingo.
El niño lanzó una rama de un árbol gruesa, y con todas sus fuerzas y precisión, la lanzó lejos llamando la atención del perro.
—¡¡PERRITO, PERRITO!!— gritó, logrando que el perro se detuviera y fuera tras el palo, muy, muy, muuuy lejos de ahí.
—C-Creí que... moriría...— dijo la niña antes de desmayarse.
—¡¡NOOOO!! ¡¡SE MURIÓ!!— inmediatamente, el niño se acercó con rapidez a la pequeña, para comprobar si aún respiraba.
—Oh, sí respira. Bueno...— se quedó viéndola unos segundos, pero como no reaccionaba decidió arrastrarla hasta el parque más cercano y esperar a que despertara.
—¡¿CÓMO LLEGUÉ AQUÍ?!— dijo la niña asustadísima.
—Bueno, con mi súper fuerza te traje hasta acá.— dijo con una sonrisa orgullosa el niño.
—No me digas, ¡¿en serio?!— en los ojos de la niña había brillitos.
—¡¡S-Sí!!— el niño se sonrojó un poco, no creyó que la niña caería en la broma.
—¡Muchas gracias!— respondió. Se levantó y le dio un gran abrazo al niño.
—Bueno, ¿por qué ese perrote te estaba persiguiendo?— preguntó la niña mirándolo mientras sacudía sus ropas.
—Bueno... fui a la tienda a comprar papitas, y en el camino me encontré a ese perro, estaba durmiendo y quise asustarlo, pero no fue buena idea y me persiguió 6 calles, así que no sé donde estoy ahora.— respondió tragando en seco mientras una gotita de sudor bajaba por su mejilla.
—Que niño más loco... ¿sabes dónde vives?— preguntó alzando una ceja.
—Sí, vivo en el fraccionamiento de los duraznos, calle "Tanaka" #23.— respondió mirándola intrigado.
—¡Oh! Yo vivo en el fraccionamiento lavanda, ¡¡Estamos cerca!! Justo iba regresando. ¿Vienes?— preguntó levantándose de su asiento.
—¿N-No te da miedo ir sola?—
—¿A ti no te dio miedo asustar a ese perro?—
—¡Vamos!—
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