El Oso se dirigía hacia el altar del Profeta, totalmente serio. Los habitantes del pueblo estaban ahí, era hora de rezar, pero las intenciones de Spreen no eran sentarse como todos los días a escuchar las aburridas palabras del profeta. Estaba furioso, encabronado. Todos los habitantes se concentraron en Spreen al verlo tan serio y ver su mirada fijada en el profeta ¿Qué había pasado? ¿Por qué estaba tan furioso?
– Vos, hijo de puta, la concha de tu madre – Spreen insultaba al Profeta. – Me destruiste parte de Spreenfiels. – Furioso se paró enfrente del Profeta, con aquella gran diferencia de altura. Todos los habitantes que participaban en la iglesia estaban sorprendidos, jamás habían visto a Spreen tan serio y confrontando al Profeta de esa manera tan agresiva.
– Tu pequeño pueblo necesitaba esa decoración. – Decía el Profeta burlándose en la cara de aquel chico. Spreen no se veía nada contento, no le gustó que destruyera su pueblo, ni siquiera sabía en por qué.
– ¿Por qué mierda me rompiste la ciudad? – Preguntó el Oso cruzándose de brazos, esperando alguna respuesta coherente del hombre de mayor altura.
– Dos veces faltaste a la iglesia. Un castigo mayor necesitabas para saber que no debes faltar – Éste dijo inclinándose hasta la altura del Oso. Spreen se enfadó aún más con el Profeta, era estupido que destruyera algo que construyó con todo el esfuerzo solo por faltar, era casi como faltar al colegio.
– Sos un hijo de puta. Conchudo de mierda, andate a la concha de tu hermana – En ese momento, los susurros de los alrededores comenzaban a oírse, algunos hablando mal y otros sorprendidos de aquel confrontamiento. Spreen era el de los huevos para hacer tal cosa. – Si falté 2 veces, fue por que no pude venir. Tenía muchos problemas. – Este decía totalmente indignado.
– Bueno, esos problemas te los guardas para después de la cita a la iglesia. – Dijo el Profeta burlón. Solo estaba jugando con el Oso, pero este se enfadaba demasiado. Planearia venganza.
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Varios hombres con cámaras y libretas aparecieron en el pueblo de Tortillaland. Venían para algunas entrevistas a los pueblerinos, se habían enterado de la pérdida del Oso Spreen, y sabían que ese Oso era uno de los mejores representantes de Tortillaland. Sentían la necesidad de entrevistarlos, ese caso de Spreen podría ser un gran ganado de dinero.
– ¿Por quién vamos primero? – Preguntaba el entrevistador. – Por el mejor amigo. – El camarógrafo respondió. Su primer entrevistado sería Carre, ya que el fue el mejor amigo de Spreen, siempre estuvo con el y lo acompañó. Era la primera persona con quien querían hablar.
Al dirigirse a la casa del chico, este se encontraba cuidando vacas en un corral que el había construido, se veía bastante tierno llamando a las vacas para que fueran por la comida. – ¿Señor Rodrigo Carrera? – El entrevistador llamó la atención del chico vestido de azul.
– ¿Si? Soy yo. – Este respondió con un rostro de sorpresa. Nunca los había visto en la ciudad, lo cual era raro.
– Señor Carre. Venimos por una entrevista. – Éste dijo sin mucho temor. No debía darle mucha explicación, era entendible.
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《-Extrañamente idiota.-》- Spreen Tortillaland
RandomEl exitoso empresario de Tortillaland, Iván Buhajeruk Spreen, tuvo un conflicto con el hijo del profeta, Juan Guarnizo. Aquel Oso robó el cetro que el hechicero tenía resguardado en su santuario. ¿Lo hizo de broma? Tal vez. Pero el hechicero no se l...