《-Extrañamente idiota.-》- Spreen Tortillaland

>Seven<

- Revista del día wacho. - El Oso repartía sus revistas a todo el pueblo. Edición del día "El Profeta fue encontrado fumando en la entrada de la iglesia", un clásico.

- ¿El profeta fumando? Wow, que raro - Fue raro para Robleis leer eso, nunca estaba allí y todas las noticias que Spreen daba eran demasiado extrañas y casi imposibles de predecir.

- Y si, es un re mal ejemplo para el pueblo.- Decía Spreen posando orgulloso.

- Es una banda - Reía Robleis. Spreen siempre tenía un humor bastante bueno, hacía reír a muchos habitantes, incluso a los mejores. - Gracias igual.

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- Gracias por ayudarme con esto, Auron - Decía Robleis. Planeaba hacer una revista en la editorial de Tortillanews, querían avisarle a varios del pueblo que no estaban enterados de la muerte de Spreen.

- No hay por qué. - Respondió Auron. Éste también quería ayudar a Robleis, podían decirles a través de la revista lo que había sucedido.

- A ver, no se mucho de revistas, y te traje a vos por qué vos sabes mucho de editoriales. Bueno, supongo - Se veía nervioso el Argentino. Pero estaba seguro de lo que quería hacer.

- Si, si, no hay problema

Los dos chicos revisaban la editorial, si tenía papeles para usar u otras cosas para planificar la revista. Era una editorial construida por el pueblo, para que pudiesen conservar recuerdos de Spreen. Como era de esperarse, la mayoría de las cosas no funcionaban, los papeles estaban viejos y arrugados, la máquina fotocopiadora no funcionaba correctamente y no había tinte suficiente para más de 10 copias.

- Hay que pedirle ayuda a los otros. - Dijo Robleis. Los únicos que el conocía o confiaba eran Carre, Mayichi, Carola, Pol y Auron, con los otros no hablaba mucho.

- Yo les voy a pedir a los del pueblo Verde. - Dijo Auron retirándose del lugar. Dejando a Robleis solo.

Robleis miró a su alrededor, recordando cada momento que había pasado con su amigo... bastante fea la situación.

- La puta madre... - dijo el Argentino en voz alta

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- ¿Qué harías si yo muriera, capo? - El oso preguntó, sin prestarle mucha atención, estaba trabajando en su editorial.

- Uh... ni idea, nunca pensé en eso - Robleis reía nervioso. Era verdad, el nunca pensó en eso.

- Pero ¿Cómo reaccionarias? - Otra pregunta de parte del Oso. No sé veía muy concentrado, lo hacía para sacar una conversación en ese gran silencio.

- Te golpearía. Por no ser tryhard - Respondió en broma. Su amistad no era tan grande, pero se llevaban bien aún así, hacían bromas, troleos, y varias construcciones juntos.

- ¡Para hermano! Vos no sos el correcto para decir eso. Aparecer cada 500 años. - Este dijo algo ofendido, pero fue en forma de broma. - En fin. ¿Cómo vas con Carre?

- ¿Carre? Bien, ninguna novedad, se quiso hacer el pro haciendo la del Pedido Ya y se cayó de la bici el pelotudo. - Dijo Robleis. Ese día Carre debía entregar un stack de flores para el jardín de Ari, pero sucedió lo dicho.

- Y pero Carre es un pelotudo mal. - Echó carcajadas delante de Robleis. Éste se rió con el Oso.

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- ...

Procedió a sentarse en el suelo, respirando al ritmo para que sus lágrimas no salieran de su rostro. Dolía demasiado.

- Bueno compa... ¿Estás viendo lo que hago ahora que no estás? - Comenzó a derramar varias lágrimas, mirando hacia el cielo.

- Ay hermano...- Una voz distrajo a Robleis - ¿Qué hacés acá? -

- Hola Carre... - Este le habló al chico secándose aquellas lagrimas que había derramado. - Nada... acá esperando a que Auron venga. - decía mientras trataba de mejorar su voz.

- ¿Qué pasó, hermanito? Estas llorando... - Éste se preocupó por Robleis, no aguantaba ver a su pareja así.

- Pasa que me re afectó lo de Spreen...- Dijo mientras envolvía sus brazos en sus piernas. El chico de azul se acercó a éste y sentó a su lado.

- Tranquilo... Yo tambien me siento así de dolido...- Comentó el de azul apoyando su cabeza en el hombro del mayor.

- Perdón si interrumpo su momento - Una voz distrajo a la pareja. Era Auron, vino con varios papeles y tinta para la máquina. No sabía exactamente cuanto papel iba a necesitar, y trajo gran cantidad. - Pero vine con las cosas.

- Tranqui - Comentó el de Azul - Venía para ver a mi pareja nomas. - Se levantó del suelo y se limpió la ropa, ayudó a su pareja a levantarse del suelo y le entregó una mochila con papeles extra que no le servían a él. - Para vos, hermanito.

- Gracias Carre, me re sirve - Éste sonrío totalmente satisfecho sin olvidar el tono amable que utilizaba con el.

Carre se quedó observando aquellos intentos de revistas, pero muchos no salieron con buena calidad, otros salieron incompletos de color y otros tenían un exceso de color negro ante las letras, que no se podían notar. La revista era bastante difícil de hacer, no sabían cómo hacerlas como el Oso, pero hicieron lo suficiente para que la revista saliese con buenas impresiones para todo el pueblo y las islas.

- Esta está mucho mejor. - Comentó el español mirando fijamente cada detalle de la última revista que hicieron. Antes de eso, le pidieron a Carre que le saque una foto a la pequeña tumba del ser más grande, Spreen. La necesitaban para agregar a la revista. El ego de Juan también era causado por la manipulación que utilizó el Profeta, para que tenga una contra con los de ambos pueblos, por algo el asesinato, ya que, no había ninguna necesidad de eso.

- Si, se ve mejor que los otros 40 intentos que hicimos. Que estresante debió ser para Spreen esto ¿No? - Dijo Robleis pasando su brazo por su frente, secándose gotas de sudor que cayeron de su cara. Tenía miedo que el papel se terminara antes de poder lograr una buena imagen de la revista, y más con la letra y buena narración que debía tener.

- Carre, te tengo un trabajo.- Comentó el español ante el chico de Azul. Éste se puso firme esperando la petición de Auron - Quiero que repartas todas la copias que hagamos a las islas ¿Entendido? - Dio la orden y el de Azul tomó algunas copias de la revista y se las llevó. Sin duda era algo importante. Carre tenía bicicleta, podría llegar más rápido a los lugares donde debe pasar.

Una revista cuyo interés es hacer que el pueblo recuerde y sepa que Spreen había muerto. Algo que les costó mucho tiempo, esa máquina era demasiado vieja para andar de todos modos. Con la muerte de Spreen y la locura de Juan sería fundamental para que todo el mundo vea la revista, más siendo un tema de muerte.

Una revista simplemente informativa, como siempre han sido las de Spreen... solo que no era de Spreen...