>Eight<

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– Acá, como puede ver, está mi acompañante, Pelusa. Es alguien con el que puedo confiar y el único amigo más sincero que tengo. – El Oso dirigía la mirada hacia el Felino sentado en el escritorio ¡que tierno se veía!

– ¡Hola! ¿Qué tal Pelusa? – Saludó el hechicero y rió al ver las fotos que el gato tenía detrás suya.

Pelusa, al ser la mascota del empresario de gran éxito, era la más apreciada por todo el pueblo Naranja, o así se hacia ver, ya que los del pueblo Verde no le prestaban demasiada atención.

– Pelusa es como el gato de la mafia. Que sería yo. – Orgulloso, el Argentino posó su mano cuidadosamente sobre la cabeza del gato. Era muy tierno.

– ¿Eres de la mafia? – Preguntó riendo un poco. Esa pequeña risa que el Mago tenía, era bastante tierna.

– Enrealidad no, pero flasheale esa. – Dijo riendo un poco. Parecían buenos amigos.

Juan mandó a una reunión con el jefe de la pollería por un trato bastante casual, fue para tratar de llevar comida a domicilio y que el trabajo sea aún más bueno, consejos para la pollería.

– ¿Qué te pensas que somos? ¿Pedido Ya? – Seriamente Spreen Preguntó, luego de aquellas cosas que dijo Juan, éste solo rió. Era divertido ver a Spreen así.


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Tan solo pasaron meses, y la gente poco a poco fue mejorando su salud sobre lo sucedido con el empresario. Juan ya se había quitado toda la furia, pero ya sus amigos no lo saludaban por las calles, ni siquiera iban a su santuario por algún inconveniente que los de distintos pueblos tenían... Spreen lo hacía... varias veces... pero no recordaba para qué...

Juan caminaba por las calles, sin rumbo alguno, con su sombrero de Mago tapando su cara, no quería sentir las miradas de sus "compañeros" hacia él. Era incómodo hasta hablarles.

Ir a la heladería de Ari no era buena idea, Ari y Juan tuvieron una discusión hace pocos días, sobre el comportamiento del Mago ante sus amigos y "familiares", como el Profeta y Drako, que Juan los ha negado muchísimas veces, hasta el punto de negar a su prometida, lo que la enfadó bastante y tuvieron su... fuerte discusión.

No tenía a donde ir... ya no sabía que hacer con su vida... todo estaba arruinado y todo por creer en el Profeta... pero aún así... el Profeta ya le había lavado la cabeza totalmente... el de bata Blanca seguía teniendo el control del Hechicero Supremo guardián de las dimensiones, amo de la realidad... que feo...

Miró al cielo tratando de ubicar a los dioses de todos, que sentía rechazado por esos, que presentía que ya no servía para nada en ese lugar... Maracas tampoco ha aparecido durante esos días... solo tenía a su amado puerco-araña de amistad... solo eso...

– Dioses de todo... – Dijo con dificultad. Sus ganas de llorar hacían un nudo en su garganta – Ya no se que más hacer... – Sus lágrimas comenzaron a salir de sus ojos en cuanto dijo eso. Sin sus amigos ni familiares, no le quedaba mucho por hacer... intentar arreglar las cosas del pueblo... era imposible...

《-Extrañamente idiota.-》- Spreen TortillalandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora