Niebla.

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"el país de nunca jamás."

Una de las cosas que descubrí en el tiempo que estuve con mí papá y conocí a Dereck fue mi gusto hacía los chicos y aunque mi papá siempre me decía que eso no estaba mal yo sí me sentía mal.

Estaba enamorado de Alguien que nunca me haría caso, mucho menos teniendo de su mano a alguien cómo mí papá.

Llegar a la academia me hizo saber qué tal vez lo que sentía hacía Dereck no era amor tal vez solo era un capricho.

Y lo supe gracias a otro chico.

Su nombre era Aidan y me hacía sentir el chico más feliz de todos era como si todo lo malo desapareciera cuando estaba con él, estaba realmente agradecido porque él me ayudó siempre cuando me sentía mal o me sentía solo.

–¿Estás listo para tu sorpresa de cumpleaños?–me pregunto mientras me guiaba al patio de aquella academía.

–Creo Que si...–dije apenas ya que recién me había levantado, o más bien, Aidan me había levantado con la excusa de que "Tenía que disfrutar cada Segundo de mi cumpleaños".

–No se te nota que estés Feliz...–paro de repente –deberias estarlo, es tu cumpleaños... ¿Quién no está feliz en su cumpleaños Joel?.

Yo, siempre sería mi respuesta, odiaba mi cumpleaños lo detestaba, siempre que la fecha se acercaba me sentía triste aunque sabía que debía estar feliz, Algo faltaba.

Mis padres.

"Este no es mi hogar."

Quería gritarle y hacerle saber que por mucho que me esforzará para ser aceptado en la academia siempre me faltaría algo.

Tal vez era un poder del qué todos hablarán, tal vez era el que me consideraran un héroe, pero yo solo sabía pocas cosas.

Ojalá solo me hubiera quedado así, sí solo hubiese dejado me enseñaran la regresión de vidas no hubiese pasado por todo lo demás.

Pero yo quería ser como ellos, los poderes de los Umbrella siempre fueron extraordinarios, incluso en Victor notaba una chispa que ni siquiera yo podría tener por Mucho que me llegará a esforzar.

Me gustaba pensar que tal vez algun día iba a poder viajar más en las líneas temporales así como Aidan, o que tal vez podría aprender la técnica que Diego tenía para manejar los cuchillos,  o que sería como Allison y podría callar los malos comentarios que hacían sobre mis dones, quería hacer lo suficientemente fuerte como Luther, o que pudiera hablar con los muertos como Klaus o que al menos podría defender mi familia Cómo Ben lo hacía con su extraño don.

Pero yo no era como ellos, jamás lo sería ya que solo sabía abrir ventanas que me hacían mirar otras dimensiones y lo mucho que logré impresionar a Ese señor que siempre estaba serio fue cuando le dije quienes eran mis padres.

–ahora Joel... cierra los ojos –dijo y puso sus manos sobre mis ojos para que no lograra ver nada.

Pasaron algunos minutos cuando por fin dejó su mirara, en el patio de aquella academia estaban todos todos los que consideraba hermanos o amigos con un letrero que decía "Felices 17 Joel".

Sonreí Feliz o más bien, nostálgico pues a mi mente vino el recuerdo del último cumpleaños que pasé al lado de mi papá.

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Recién comenzaba a levantarme cuando mi papá habló, los ojos un momento para poder ver por qué hablaba fue entonces que lo vi pasar con una gran sonrisa y un pastel que él mismo había horneado una noche antes.

Tenía betún color blanco y con betún color negro escribio "Feliz cumpleaños".

Quise llorar cuando escuché que empezó a cantar las mañanitas, y me puse peor cuando lo escuché hablar después.

–queria ser el primero en felicitarte... ¿Lo eh logrado?–me preguntó, y es que el siempre era el primero en todo, amaba tanto a mi papá.

–Te amo tanto...–fue lo único que pude decir antes de comenzar a llorar ya que siempre fui Muy sentimental, sobré todo cuando de mi cumpleaños se trataba.

–Mi niño... No llores, Hoy es tu día y debe ser un día bonito no un día donde estés llorando...–suspiro, cómo si recordara algo.

–Lo extraño..–dije en un susurró que el Escucho.

–Se que lo extrañas mi amor... Pero oye, lo vamos a encontrar.. cuándo menos veas estaremos Juntos, estarás con él y podrás contarle todo lo que desees.

–¿Cómo era el?...–dije sintiendo mí pecho doler –¿Me hubiera querido?...–dije comenzando a dudar.

–el era igual a ti... Eres su reflejo... Sólo que.. más pequeño–me sonrió –tu papá te amo desde que supo que venías en camino mi amor...–acaricio mi cabello para calmarme. –Nunca dudes que tú papá te amo... Y el hubiera dado su Vida para salvar la tuya si de eso se tratara...–dejo un beso en mi frente.

–Papá...–lo llamé separándome un poco de el para mirarlo –¿Porque siempre haces que mis cumpleaños Sean bonitos?...–pregunte.

–porque no me gustaría que lloraras en un día tan especial... O que te sientas solo–me respondió como si supiera bien como es qué era ese sentimiento. –No me gustaría que pasarás un cumpleaños lamentando tu presencia..

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Cuándo volví en sí al parecer ya todos me habían felicitado y ahora todos se encontraban abrazándome.

Entonces Aidan fue el último en pasar y me abrazo con fuerza.

–nunca pienses en irte Dixon...–dijo acariciando mi mejilla –te ayudaré a mejorar... Pero ya jamás pienses en irte.

Maldito, era un maldito.