Capítulo 1.

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Ian McCartney es un chico de 18 años, pelirrojo, un poco tímido y con cero amigos. La razón de esto es que nadie quiere juntarse con alguien que aún no ha tenido su revelación sobrenatural, algo que siempre ocurre a cierta edad en específico.

Como tal, no es un chico normal u ordinario como todos. Las especies sobrenaturales están escondidas de los humanos, a pesar de que algunas veces convivan con ellos.

El mundo humano no está preparado para él, aún existe el miedo de que puedan acabar con lo poco que queda de ese extraño mundo.

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Ian se encontraba en la biblioteca del Instituto Avalor buscando información y estudiando para mi próximo examen, aunque en su casa, o mejor dicho, mansión cuenta una cantidad superior a de libros que allí se encontraban. A pesar de ello, prefiere ese lugar que su hogar, ya que sus padres son los líderes de la manada Coyote Místico, además de compartir fronteras con la manada Cuervo Negro.

Al terminar de estudiar, coloca los libros en su lugar, y se dirige a la salida, justo antes de ya salir del instituto tiene la suerte de encontrarse con Mark Lane.

Se preguntarán ¿Quién es ese tal Mark? ¿Por qué no es bueno encontrarse con él? Bueno, Mark es el bravucón que toda preparatoria tiene, bueno él junto a sus amigos los cuales les llaman "Los Secuaces". Decide no prestar atención y pasar de largo, cuando siente que le agarran fuertemente del brazo, haciéndole girar y casi caer por la fuerza.

—Pero miren a quien tenemos aquí —dijo de forma burlona a sus secuaces—. Al pobre, débil e inútil humano.

—Tan solitario —continuó burlándose otro—, que no tienes a nadie que te defienda.

—No sean estúpidos ¿Quién puede querer semejante cosa sin utilidad.?

—Si ya terminaron con sus palabras ¿Pueden dejarme ir ya? —les pregunta sin temor a ellos—. En verdad, no tengo tiempo que gastar como ustedes, así que por favor háganse a un lado.

—Te crees mucho solo por ser hijo de un Alfa líder de una manada —atacó Mark con molestia—. Eres solo un chico mimado que consigue todo a cuestas de sus padres.

—A diferencia de nosotros, si tenemos que buscar la forma de pagar este lugar.

—No como tú que lo tiene todo sin mover un solo dedo.

—Así que se trata de eso —dijo en tono burlón, a lo que se ganó miradas de más molestia y confusión—. Chicos, déjenme decirles algo. Yo no estoy en esta escuela por el dinero y poder de mi padre, estoy aquí porque me lo gane, aunque ustedes no lo sepan, tengo una beca que cubre el setenta y cinco por ciento de mis gastos, lo demás lo pago yo con ayuda de algunos trabajos que realizó.

—¡Mientes, ya sabemos que tu padre te paga todo por lástima!

—¡Lástima de tener un hijo como tú!

—¡Un hijo que no sirve para nada, si fuera él ya te hubiera expulsado de la manada hace ya mucho tiempo!

—Pues que lastima que mis padres si me quieren, cosas que los suyos no hacen —se zafó de su agarre y salió sin más del instituto.

Y es que el pelirrojo no mentía, desde los trece ha trabajado para conseguir las cosas por sí mismo y todo para demostrar que por no tener su género en el mundo sobrenatural no se sentirá inferior a ellos.

Se supone que aquel lado sobrenatural ocurre a la edad de diez a trece años, como mucho, ya teniendo dieciocho años y aún no sabe que es a diferencia de sus hermanos mayores, Pau que es un hada como la madre de ambos y Alec que es un hombre-coyote, su padre.

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