Especial 2

789 44 0
                                    

No es obligatorio leer, pero está bonito.

Maratón 1/3

•••••••••••

24 años atrás en el Reino de las Almas

Hydeline se levantó ese día más emocionada de lo normal, dejando un beso de amor en los labios de su dormido esposo, quien sonrió inconscientemente al sentir el suave roce de su boca.

—¿Dónde vas, Mi Reina?— Susurró Tareek, Entre abriendo sus ojos que ahora se encontraban de un dorado brillante, igual que los de sus cachorritas más pequeñas— Las niñas duermen.

La omega saltó emocionada poniéndose una bata sobre su cuerpo desnudo y corriendo al baño, El rey negó con la cabeza riendo al escuchar sus locos pensamientos.

Habían veces en donde no se dirigían la voz, simplemente comunicándose con la mente y los sentimientos del otro.

— Mi pequeña Hye Cumple su primer año de vida — En cambio hoy le respondió en un grito desde el baño — Duerme un poco más, amor, apenas y son las 5 de la mañana.

—No lo necesito, Deline — Dijo de la forma cariñosa en la que aveces la llamaba — Pero de seguro lo voy a hacer pronto — Se mentalizó el desorden y los gritos de sus 2 hijas junto a los de sus pequeños amigos en la fiesta de cumpleaños.

— Tu querías muchos bebés, Rey Tareek— Susurró con diversión, sentándose en la tapa del inodoro mientras terminaba de coser una pequeña flor en el vestido de su princesa más pequeña.

Siempre le gustaba hacer ese tipo de detalles en las ropas de todos sus cachorros y de su esposo.

— Lo se — Dijo con orgullo — Aún quiero muchos más.

Ella cerró la puerta del baño con un movimiento de la mano, ignorándolo.

—Idiota — Murmuró en dirección a el quien soltó una carcajada.

Estaba concentrada en terminar de hacer su trabajo, jalando con sus dientes el hilo que se había quedado un poco enredado.

Cuando Escuchó vagamente la conversación que había comenzado su esposo, y sonrió al saber quienes habían irrumpido en la habitación...

—Buenos Días, Señorita Evangeline — Dijo de manera caballerosa, pero con un inevitable tono de burla.

A su hija mayor le encantaba que la trataran como a una jovencita damisela del siglo XIX.

—Buenos días, Querido padre — La voz aniñada retumbó con ternura — ¿Cómo amaneció en este día soleado y hermoso?— Hyedeline soltó una risa, (ni siquiera había salido el sol).

— Excelente, el día no puede ser más perfecto — Le siguió el juego, pero su sonrisa se agrandó al escuchar su dulce risa, sabiendo que su padre la había levantado y le estaba haciendo cosquillas.

La Niña apenas y tenía cuatro años y hablaba perfectamente bien.

—¿Donde está la Hermosa cumpleañera? — Tareek cargó a su hija, abrazándola contra su gran pecho cuando ella se recostó en el, chupándose un pequeño dedito. — No la he sentido entrar. — No pudo evitar sentir el inmenso amor y ternura al mirar a su hija entrecerrando sus ojos dorados aún media adormilada

— Mírala por ahí— Señaló la pequeña cabecita llena de rizos dorados, que se movía silenciosamente hacia la puerta del baño.

— Pequeña... — La llamó, recibiendo un balbuceo en respuesta.

Los ojos del rey casi se salen de su cabeza, cuando vió como la bebe de apenas un año, tocaba la puerta con los ojos casi cerrados haciendo que esta se moviera hacia adentro y dejando a su vista los incrédulos ojos de su compañera.

La Omega De La Reina Oscura {Próximamente en Edición} |G!P|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora