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En cuestión de segundos el cuerpo de Hye se encontraba siendo depositado en la enorme cama, haciéndola quejarse de necesidad al encontrarse incómoda a comparación de estar sobre su Fuerte alpha.

La Omega estaba conciente de todo a su alrededor, del sonido errático del corazón de Su alpha, de su propia respiración agitada y nerviosa, hasta de la voz oscura que susurraba cosas en la cabeza de la mujer frente a ella.

Su oído captando cosas que tal vez no debía oir, pero que estaban haciendo estragos en todo su cuerpo.

Se sentía tan dispuesta y lista, que no dudó en la posibilidad de un posible adelanto de su Celo.

Si entraba en celo esperaba que su alpha la dejara en cinta.

Eso querian ella y su loba.

--Eres una pequeña Listilla-- Hye apretó los muslos y soltó un jadeo cuando Rhea susurró roncamente cerca de sus labios. --¿Cuanto tiempo llevas conciente? --...

--Pocos minutos -- Susurró bajito -- Te lo juro Alpha.

Rhea no podía creerlo en realidad, la magia que usó en ella no tenía un tiempo límite, pero la Omega solo parecía haber tenido un poco del efecto simplemente tal vez por la sorpresa del momento.

--Ohh, te creo Dulce Flor... -- Volvió a clavar el dedo en su duro pezón, viendo con emoción como el agarre de sus muslos entrelazados se comenzaba a deshacer. --¿Ahora porque no mejor dejas que tu alpha te quite ese molesto traje de baño?...

Por un momento quiso negarse, no quería pensar en lo que pasaría si esa mujer le tocase un poco más de lo que ya estaba haciendo.

Sentía su cuerpo arder como una caldera, sus pezones tan duros como dos pequeños diamantes, y su intimidad vergonzosamente húmeda.

Quería sentirla, tocarla y oler más ese aroma que la tenía mareada entre el placer y la lujuria...

--Por Favor-- No supo, o mejor dicho: no quiso admitir, lo que estaba suplicando.

Maldita sea, Hye estaba clara de sus capacidades cognitivas y de su gran inteligencia, aunque no haya nunca tenido el derecho a la libertad en su totalidad, o sea; nada más vivir sus 25 años rodeada de la misma gente, los mismos rostros a diario, y de la aburrida rutina...

Aunque no sea tan experta en el tema, sabía muy bien que en el fondo siempre ha sido alguien independiente y con la posibilidad de establecerse así misma, tal vez sola, o eso pensaba.

Porque el destino obviamente le tenía un diferente camino, no sólo por el hecho de que su Hermana siempre tendría que estar por lo menos un poco cerca, aun no estén en su mejor relación, ya comenzaba a hecharle de menos.

También que los dioses por alguna razón que aún desconocía le habían mandado a Light para protegerla, algo que la tenía más que nerviosa...

Y ahora tener arriba de su cuerpo a esa gran alpha de mirada penetrante, y una obvia cosa Enorme que estaba atornillado contra su costado... Mirándola como su próximo bocadillo.

Primero: No estaba funcionando su cerebro como normalmente lo haría, recordándole cosas importantes que había decidido no tomar en cuenta.

Segundo: Se sentía más pequeña y vulnerable de lo normal, más su loba que no ayudaba intentando soltar las feromonas que estaba aguantando con la poca fuerza que le quedaba.

Tercero: No podía estar más sorprendida de la "cosa esa" que la alpha tenía pegado a su gran, muy gran cuerpo.

Sí, sus capacidades cognitivas e inteligencia habían tomado un merecido viaje de vacaciones.

La Omega De La Reina Oscura {Próximamente en Edición} |G!P|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora